LAS OBRAS Y LOS DECRETOS DE DIOS.

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1. LA CREACIÓN

Todo lo que existe en el tiempo y el espacio tuvo un principio. Yo tuve un principio; todos tuvimos un principio. La casa en que vivimos ha tenido un principio. La ropa que vestimos ha tenido un principio. Hubo un tiempo en que nuestras casas, nuestra ropa, nuestros automóviles, nuestras lavadoras, y nosotros mismos, no existíamos. No eran, no existían. Nada puede resultar más obvio que esto.
Como estamos rodeados por cosas y personas que obviamente tuvieron un principio, nos vemos tentados a saltar a la conclusión de que todo tuvo un principio. Esta conclusión, sin embargo, podría ser un salto fatal al abismo de lo absurdo. Sería fatal para la religión. También sería fatal para la ciencia y la razón.
¿Por qué? ¿No dije en un comienzo que todo lo que existe en el tiempo y el espacio tuvo un principio? ¿No es acaso lo mismo que decir que todo tuvo un principio? De ningún modo. Resulta simplemente imposible lógica y científicamente que todo haya tenido un principio. ¿Por qué? Si todo lo que existe tuvo un principio, entonces debe haber habido un tiempo cuando nada existía.
Detengámonos un instante para reflexionar. Intentemos imaginarnos que nada existe. Absolutamente nada. No podemos ni siquiera concebir la nada absoluta. El concepto en sí mismo es la negación de algo.
Sin embargo, si dicho tiempo cuando nada existía fue, ¿qué habría ahora? Exactamente. ¡Nada! Si no había nada, entonces la lógica me obliga a deducir que siempre habrá nada. Ni siquiera es posible hablar de un "siempre" en que nada hubo.
¿Cómo podemos tener tanta certidumbre, en realidad, la más absoluta de las certezas, de que si no había nada entonces no habría nada ahora? La respuesta es sorprendentemente sencilla, a pesar de que hasta las personas muy inteligentes se tropiezan con este hecho tan obvio. La respuesta es sencillamente que no se puede extraer algo a partir de la nada. Una ley absoluta de la ciencia y de la lógica es exnihilo nihil fit (de la nada, nada surge). La nada no puede producir nada. La nada no puede reír, cantar, llorar, trabajar, bailar o respirar. Y de ningún modo puede crear. La nada no puede hacer nada porque nada es. No existe. No tiene absolutamente ningún poder porque no es.
Para que algo surgiera de la nada tendría que poseer el poder de la auto-creación. Debería ser capaz de crearse a sí mismo, de traerse a la existencia. Pero esto es a todas luces un absurdo. Para que algo se cree o se produzca a sí mismo es necesario que sea antes de ser. Pero si algo ya es, no tiene necesidad de ser creado.
Para crearse a sí mismo, algo debería ser y no ser, debería existir y no existir, al mismo tiempo y en el mismo sentido. Esto es una contradicción. Viola la más fundamental de todas las leyes científicas y racionales, la ley de la no contradicción.
Si es que sabemos algo, sabemos que si hoy algo existe, entonces, de algún modo, y en algún lugar, debe haber habido algo que no tuvo un principio. Soy consiente de que pensadores brillantes como Bertrand Russell, en su famoso debate con Frederick Copelston, argumentó que el universo presente es el resultado de una "serie infinita de causas finitas". Postula una serie infinita, desarrollándose hacia la eternidad pasada, de cosas causadas causando otras por siempre. Lo que esta idea hace es simplemente replantear el problema de la auto-creación hacia el infinito. Es un concepto fundamentalmente tonto. El hecho de que haya sido propuesto por personas inteligentes no lo hace menos tonto. Es peor que una tontería. Las tonterías pueden ser reales.
Pero este concepto es lógicamente imposible. Russell puede negar la ley de que nada surge de la nada, pero no puede refutarla sin cometer un suicidio mental. Sabemos (con certidumbre lógica) que si algo existe ahora, entonces debe haber algo que no tuvo un principio. La cuestión ahora se convierte en saber qué o quién.
Hay muchos académicos que creen que la respuesta al qué la hallamos en el universo mismo. Argumentan (como en el caso de Carl Sagan) que no hay necesidad de buscar más allá del universo para encontrar algo que no tenga un principio a partir del cual todo proviene. En otras palabras, no es necesario suponer que exista algo semejante a "Dios" que trascienda el universo. El universo, o alguna cosa dentro del universo, pueden cumplir esta función perfectamente.
Hay un error muy sutil en este escenario. Tiene que ver con el significado del término trascendente. En filosofía y en teología la idea de trascendencia significa que Dios está "sobre y más allá" del universo en el sentido de que Dios es un ser de orden superior a los otros seres. Solemos referimos a Dios como el Ser supremo.
¿Qué es lo que convierte al Ser supremo en algo distinto de los seres humanos? Notemos que ambos conceptos tienen algo en común, la palabra ser. Cuando decimos que Dios es el Ser supremo, estamos diciendo que es un tipo de ser distinto a los seres ordinarios. ¿En que consiste precisamente esta diferencia? Lo llamamos supremo porque no tiene principio. Él es supremo porque todos los demás seres le deben su existencia a Él, mientras que Él no le debe su existencia a nadie. Él es el Creador eterno.
Todo lo demás es la obra de su creación. Cuando Carl Sagan y otros dicen que dentro del universo, y no por encima o más allá del universo, hay algo que no ha sido creado, simplemente están haciendo uso de sofismas para hablar sobre la morada del Creador. Están diciendo que lo que no fue creado vive aquí (dentro del universo), y no "allá afuera" (por encima o trascendiendo el universo). Pero esto todavía requiere la existencia de un Ser supremo. La parte misteriosa, a partir de la cual provienen todas las cosas creadas, todavía estará más allá y por encima de cualquier otra cosa de la creación en términos de ser. En otras palabras, todavía se requiere la existencia de un Ser trascendente.
Cuanto más indagamos sobre este "Creador dentro-del-universo", más se asemeja a Dios. No ha sido creado. Crea todo lo demás. Tiene el poder intrínseco de ser.
Lo que resulta tan claro como el agua es que si algo ahora existe, entonces debe haber un Ser supremo que lo hizo existir.
La primera afirmación de la Biblia es "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Este texto es fundacional para todo el pensamiento cristiano. No se trata solamente de una afirmación religiosa sino que es un concepto racionalmente necesario.
RESUMEN
1. Todo lo que existe en el tiempo y el espacio tuvo un principio.
2. De la nada no puede surgir algo. La nada, nada puede hacer.
3. Si no había nada, entonces ahora habría nada.
4. Ahora existe algo; por lo tanto, debe existir algo que no tuvo un principio.
5. Las cosas no se pueden crear a sí mismas porque esto implicaría que fueran antes de ser.
6. Si alguna "parte" del universo no ha sido creada, entonces esta "parte" es superior o trascendente a las partes que han tenido un principio.
7. Un ser que no ha sido creado es supremo (es un ser de un orden superior a los seres creados), independientemente de dónde esté su morada.
8. La trascendencia se refiere a un nivel de existencia, no a la geografía.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Génesis 1, Salmo 33:1-9, Salmo 104:24-26, Jeremías 10:1-16, Hebreos 11:3.

EL ORDEN EN LA CREACIÓN

Nuestra discusión sobre los decretos divinos nos conduce al examen de su ejecución, es decir, a la obra de la creación que señala su comienzo. Este es el principio y base de toda revelación y el fundamento de la vida religiosa.

LA CREACIÓN EN GENERAL

La palabra creación no siempre se usa en la Biblia con el mismo significado. En su sentido estricto tal palabra denota la obra de Dios por la cual produjo el universo y todo lo que en él hay, en parte sin el uso de materiales pre-existentes, pero también usando materiales que por su naturaleza son inapropiados para la manifestación de Su gloria.
La creación es obra del Dios trino, Génesis 1:2, Job. 26: 13; 33:4; Salmo 33: 6; Isaías 40:12-13; Juan 1: 3; 1 Cor. 8: 6; Col. 1: 15-17. En contra del Panteísmo debemos sostener que la creación fue un acto libre de Dios. Es decir, Dios no necesitaba al universo material, Efesios 1:11; Apoc. 4:11.
Contra el deísmo afirmamos que Dios creó al universo de tal modo que dependiera de Él para siempre. Es pues Dios quien debe sostenerlo de día en día, Hechos 17:28; Hebreos 1:3.
EL TIEMPO DE LA CREACIÓN
La Biblia nos enseña que Dios creó el mundo «en el principio», es decir, al principio de todas las cosas temporales. Detrás de este «principio» nos hallamos frente a una eternidad infinita. La primera parte de la obra creadora nos es mencionada en Génesis 1: 1 y fue la creación sin material pre-existente o mejor dicho creación de la nada.
La expresión «crear de la nada» no se encuentra en la Biblia, sino solamente en uno de los libros apócrifos, 2 Macabeos 7:28. La idea de creación de la nada se encuentra encerrada en los pasajes siguientes: Génesis 1:1; Salmo 33:9; 148: 5; Romanos 4: 7 y Hebreos 11: 3.
EL PROPÓSITO FINAL DE LA CREACIÓN
Algunos enseñan que el propósito de la creación es la felicidad del hombre. Arguyen que Dios no puede ser en sí mismo el propósito final de la creación porque Dios es un ser suficiente en sí mismo. Al contrario, el hombre existe por Dios y no Dios para el hombre. La Biblia nos enseña claramente que Dios creó al mundo para así manifestar Su gloria. Naturalmente esta manifestación de su gloria no tiene por objeto promover una cierta admiración por parte de la criatura, sino que desea contribuir a su bienestar, hacer surgir en sus corazones la adoración al Creador. Isaías 43:7; 60:21; 61:3; Ezequiel 36:21-22; 39:7; Lucas 2:14; Romanos 9:17; 11; 36; 1 Cor. 15:28; Efesios 1:5. 6, 12, 14; 3:9-10; Col. 1:16.
SUSTITUTOS PARA LA DOCTRINA DE LA CREACIÓN
Los que rehúsan aceptar la doctrina de la creación presentan las siguientes teorías para explicar el universo.
1. Algunos dicen que la materia original es eterna y que el universo surgió de ella por pura casualidad o por efecto de alguna fuerza superior. Esta teoría incurre en la contradicción de suponer la existencia de dos cosas eternas e infinitas, existiendo la una al lado de la otra, es decir, la materia y la fuerza. Tal explicación es lógicamente imposible.
2. Otros mantienen que Dios y el universo son en realidad una sola cosa y que el universo es la consecuencia necesaria o producto del divino ser. Esta teoría quita a Dios el poder de su propia determinación, y niega a los hombres su libertad y su carácter moral y responsable. Al mismo tiempo hace a Dios autor del mal que existe en el mundo.
3. Finalmente algunos se refugian en la teoría de la evolución. La evolución no ofrece solución alguna para explicar el origen del mundo, ya que en principio supone la existencia de algo que se desarrolla gradualmente.
EL MUNDO ESPIRITUAL
Dios no tan sólo creó un universo material sino que creó también un mundo espiritual angélico.
PRUEBA PARA LA EXISTENCIA DE LOS ÁNGELES
La teología liberal moderna ha abandonado su fe en los seres espirituales. La Biblia, al contrario, asume su existencia y les atribuye una personalidad real. 2 Samuel 14:20; Mateo 24:36; Judas 6; Apoc. 14:10. Algunos enseñan que los ángeles tienen cuerpos etéreos, pero esto es contrario a las Escrituras. Los ángeles son seres espirituales y puros (aunque algunas veces se nos presentan en formas materiales), Efesios 6:12; Hebreos 1:14, sin carne y huesos, Lucas 24:39, y por tanto invisibles, Col. 1:16. Algunos de ellos Son buenos, santos y elegidos, Marcos 8:38; Lucas 9:26; 2 Cor. 11:14; 1 Tim. 5:21; Apoc. 14:10, y otros cayeron de su estado original y consecuentemente son seres malos, Juan 8:44; 2 Pedro 2:4; Judas 6.
CLASES DE ÁNGELES
Es evidente que existen diferentes clases de ángeles. La Biblia nos habla de los querubines, quienes revelan el poder, majestad y gloria de Dios, y guardan su santidad en el jardín del Edén, en el tabernáculo y el templo. Génesis 3:24; Ex 25:18; 2 Sam 22:11; Sal. 18:10; 80:1; 99:1; Isaías 37:16. Además encontramos a los serafines mencionados solamente en Isaías 6:2, 3. 6. Los serafines son los siervos de Dios en su trono, cantan alabanzas a El y están siempre listos para hacer sus propósitos. Su fin es reconciliar y preparar a los hombres para que se acerquen debidamente a Dios.
Dos de los ángeles los conocemos por su nombre. El primero es Gabriel, Dan. 8:16; 9:21 Lucas 1:10, 26. Su tarea especial era comunicar a los hombres revelaciones divinas e interpretadas. El segundo es Miguel, Daniel 10:13, 21; Judas 9; Apoc. 12:7.
En la carta de Judas recibe el nombre de arcángel. Es un luchador valiente que pelea las, batallas de Dios contra los enemigos de Su pueblo y los poderes malos en el mundo espiritual. La Biblia menciona también varios términos generales a saber, principados, potestades, tronos, dominios, señoríos, Efesios 1 :21; 3 :10; Col. 1 :16; 2: 10; 1 Pedro 3 :22. Estos nombres denotan diferencias en jerarquía y dignidad entre los ángeles.
LA OBRA DE LOS ÁNGELES
Los ángeles adoran y alaban a Dios sin cesar, Salmo 130:20; Isaías 6, Apoc. 5:11.
Desde que el pecado entró en el mundo, los ángeles sirven a los herederos de la salvación, Hebreos 1 :14, se gozan en la conversión de los pecadores, Lucas 15 :10, guardan a los creyentes, Salmo 34:7; 91 :11, protegen a los pequeños, Mateo 18:10, se hallan presentes en la iglesia, 1 Cor. 11 :10; Efesios 3 :10; 1 Tim. 5 :21, y conducen a los creyentes al seno de Abraham, Lucas 16 :22. A menudo son los portadores de revelaciones especiales de Dios, Daniel 9:21-23, Zac. 1:12-14. Imparten las bendiciones de Dios a su pueblo, Salmo 91:11-12; Isaías 63:9; Dan .6:22; Hechos 5:19 y ejecutan los juicios de Dios contra sus enemigos, Génesis 19: 1, 13; 2 Reyes 19:35; Mateo 13:41.
LOS ÁNGELES MALOS
Aparte de los ángeles buenos hay también ángeles malos que se gozan en oponerse a Dios y destruir su obra. Estos ángeles fueron creados buenos, pero no llegaron a retener su posición original, 2 Pedro 2:4; Judas 6. No sabemos exactamente cuál fue su pecado, pero probablemente se rebelaron contra Dios y aspiraron a su divina autoridad, v. 2 Tes. 2:4, 9. Satán, que era un príncipe entre los ángeles, vino a ser el jefe de los que cayeron en pecado, Mateo 25:41; 9:34; Efesios 2:2. Con sus poderes sobrenaturales Satán y sus huestes tratan de destruir la obra de Dios. Sabemos que tratan de cegar y engañar hasta a los elegidos, y dan ánimo a los pecadores para que sigan en sus malos caminos.

EL UNIVERSO MATERIAL

En Génesis 1:1 encontramos la historia de la creación original de los cielos y la tierra. El resto del capítulo nos explica lo que algunos han llamado la creación secundaria, es decir, cómo Dios llevó a cabo la creación del mundo en seis días.
LOS DÍAS DE LA CREACIÓN
Se ha deliberado mucho sobre la cuestión de si los días de la creación fueron días ordinarios o no. Los geólogos y los proponentes de la teoría de la evolución nos hablan de largos períodos de tiempo. Es cierto que la palabra «día» en la Escritura no siempre significa un día de 24 horas. Véase: Génesis 1: 5; 2:4; Salmo 50: 15; Eclesiastés 7: 14; Zac. 4:10. Sin embargo, creemos que las siguientes consideraciones favorecen el interpretar los días de la creación como días de 24 horas:
1. La palabra hebrea yom (día) denota normalmente un día ordinario, y a menos que el contexto requiera otra interpretación, deberíamos entenderlo como un día de 24 horas.
2. La repetición de las expresiones «mañana» y «tarde» favorece esta interpretación.
3. Fue también un día de 24 horas que Dios separó como a día de descanso al final de la creación.
4. Éxodo 20: 9-11 nos enseña que Israel debe trabajar seis días y descansar el séptimo, porque Jehová hizo los cielos y la tierra en seis días y descansó el séptimo.
5. Es evidente que los tres últimos días fueron días de 24 horas porque se hallaban determinados por la relación de la tierra al sol. Ahora bien, si los tres últimos días eran de 24 horas, ¿por qué no los cuatro primeros?
LA OBRA DE LOS SEIS DÍAS
En el primer día Dios creó la luz y formó el día y la noche al separar la luz de las  tinieblas. Esto no contradice el hecho de que el sol, la luna y las estrellas fueron creados en el cuarto día, ya que los astros no son la misma luz sino solamente lumbreras. La obra del segundo día fue también una obra separadora. Dios separó las aguas superiores e inferiores y estableció el firmamento. En el tercer día la obra de separación continuó con la separación del mar y la tierra Seca. Además Dios estableció en este día el reino vegetal, los árboles y las plantas.
Por el poder de su Palabra Dios hizo que la tierra produjese plantas sin flor, vegetales y árboles frutales cada uno según su simiente y clase. En el cuarto día Dios creó el sol, la luna y las estrellas para varios fines, es decir, para dividir el día de la noche, ser señales de las condiciones atmosféricas, regular la sucesión de días, meses y años y de las estaciones, pero al mismo tiempo para ser lumbreras de la tierra.
La obra del quinto día fue la creación de pájaros y peces, los habitantes del aire y del agua. Finalmente, el sexto día marcó el clímax de la obra creadora. Dios creó los animales superiores, y como corona de esta creación puso al hombre hecho a la imagen de Dios. El cuerpo del hombre fue hecho del polvo de la tierra, pero su alma fue producto de la creación inmediata de Dios. En el séptimo día Dios descansó de su obra y se alegró al contemplar la misma.
Notemos el paralelo que existe entre la obra de los tres primeros días y de los tres últimos:
1. Creación de la luz.
2. Creación de la expansión y separación de las aguas.
3. Separación de las aguas y la tierra seca y preparación de ésta para ser la habitación de los animales y el hombre.
4. Creación de las lumbreras.
5. Creación de los pájaros del aire y de los peces del mar.
6. Creación de las bestias del campo, ganado y reptiles, y finalmente del hombre.
LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN
Los evolucionistas tratan de sustituir el origen bíblico de la creación por sus propios puntos de vista y teorías. Dicen que todas las especies de plantas y animales, incluyendo al hombre, y que las diferentes manifestaciones de vida tales como la inteligencia, moralidad y religión se desarrollaron por un proceso natural perfecto, simplemente como resultado de las fuerzas de la Naturaleza. Sin embargo, tal teoría es una simple suposición y tiene innumerables errores. Además está en serio conflicto con el relato de la creación que encontramos en la Biblia.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
LA CREACIÓN.
1. Génesis 1:1. «En el principio crió Dios los cielos y la tierra».
2. Salmo 33:6. «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca».
3. Juan 1:3. «Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho fue hecho».
4. Hebreos 11:3. «Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía».
EL PROPÓSITO FINAL DE LA CREACIÓN
1. Isaías 43:6-7. «Trae... todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los crié, los formé, y los hice».
2. Salmo 19:1-2. «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos».
3. Salmo 148:13. «Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es elevado; su gloria es sobre tierra y cielos».
LOS ÁNGELES
1. Salmo 103:20. «Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza. Que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto».
2. Hebreos 1:14. ¿No son todos espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salud?
3. Judas 6. «Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día».
EL TIEMPO DE LA CREACIÓN
1. Génesis 1:1. «En el principio crió Dios los cielos Y la tierra».
2. Éxodo 20:11. «Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó».
PARA ESTUDIO BÍBLlCO ADICIONAL
1. ¿En qué sentido se usa la palabra «crear» en Salmo 51:10; 104:30; Isaías 45:7?
2. ¿Podemos decir que Génesis 1:11, 12, 20, 24, favorecen la teoría de la evolución? Véase también Génesis 1:21, 25; 2:9.
3. ¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes sobre el pecado de los ángeles? 2 Pedro 2:4; Judas 6; véase también 2 Tesalonicenses 2:4-12.
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Qué es la creación?
2. La creación ¿fue un acto libre de Dios o necesario?
3. ¿Usamos siempre en las Escrituras la palabra 'crear' en el mismo sentido?
4. ¿Podemos probar con la Biblia que la creación fue hecha de la nada?
5. ¿Cuáles Son las dos teorías sobre el propósito final de la creación?
6. ¿En qué sentido decimos que la gloria de Dios es el propósito final de la creación?
7. ¿Qué teorías tratan de sustituir la doctrina bíblica de la creación?
8. ¿Cuál es la naturaleza de los ángeles?
9. ¿Qué categorías de ángeles encontramos en la Biblia?
   10. ¿Cuál es la obra de Gabriel y de Miguel?
   11. ¿Cuál es la obra de los ángeles en general?
   12. ¿'Qué pruebas tenemos de que existen ángeles malos?
   13. ¿Fueron creados malos por naturaleza?
   14. ¿Los días de la creación fueron días ordinarios o largos períodos?
   15. ¿Qué hizo Dios en cada uno de los siete días de la creación?
   16. ¿La teoría de la evolución armoniza con la doctrina bíblica de la creación?
   17. ¿En qué puntos difiere de la misma?  

2. LA PROVIDENCIA

En Rhode Island hay una ciudad importante llamada Providence ("Providencia" en castellano). Este nombre tiene algo de extraordinario.
El nombre de la ciudad hace que nos demos cuenta del abismo que separa el pensamiento de nuestra sociedad actual del pensamiento de las generaciones pasadas. ¿A quién hoy día se le ocurriría llamar a una ciudad "Providencia"? La palabra de por sí suena pasada de moda y arcaica.
Cuando leo los escritos de los cristianos de siglos pasados me llama la atención la multitud de referencias a la providencia de Dios. Parece ser como si antes del advenimiento del siglo veinte los cristianos sintonizaban más con la providencia de Dios en sus vidas que lo que sucede ahora. El espíritu del naturalismo que entiende que todos los acontecimientos en la naturaleza están gobernados por fuerzas naturales ha hecho su impacto sobre nuestra generación.
La raíz del significado de la palabra providencia es "prever o ver de antemano", o "proveer". La palabra, como tal, no transmite el significado profundo de la doctrina de la providencia. La doctrina implica mucho más que el hecho de que Dios sea un espectador de los acontecimientos humanos. Conlleva más que una simple referencia a su previo conocimiento.
Los ministros de Westminster en el siglo diecisiete definieron la providencia de la siguiente manera: Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas, acciones, y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su más sabia y santa providencia, de acuerdo con su previo conocimiento infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su sabiduría, su poder, su justicia, su bondad y su misericordia'.
Dios también sostiene lo que crea. El universo no solo depende de Dios para su origen, depende de Dios para continuar existiendo. El universo no puede ni existir ni operar por su propio poder. Dios tiene todo en su poder. Es en Él que vivimos, nos movemos y somos.
El punto central de la doctrina de la providencia e? la importancia otorgada al gobierno de Dios sobre el universo. El gobierna a su creación con absoluta soberanía y autoridad. Gobierna todo lo que acontece, desde lo más importante hasta lo más insignificante.
No sucede nada que esté fuera del alcance de su gobierno providencial soberano. Él hace que caiga la lluvia que brille el sol. Él hace que surjan los reinos y los hace caer. El tiene contados los cabellos sobre nuestras cabezas y los días de nuestra vida.
Hay una diferencia crucial entre la providencia de Dios y el destino, la fatalidad o la fortuna. La clave de esta diferencia la encontramos en el carácter personal de Dios. El destino es ciego, mientras que Dios todo lo ve. La fatalidad es impersonal, mientras que Dios es un Padre. La fortuna no tiene voz, mientras que Dios puede hablar. ¿No hay fuerzas impersonales y ciegas actúan? En la historia de la humanidad. Todo acontece por la mano invisible de la Providencia.
En un universo gobernado por Dios no hay lugar para acontecimientos fortuitos. La casualidad no existe. La probabilidad es solo una palabra que utilizamos para describir las posibilidades matemáticas. Pero ni la casualidad ni la probabilidad intrínsecamente tienen ningún poder porque no son. La casualidad no es una entidad capaz de influenciar la realidad. La casualidad no es algo. Es nada. .
Otro aspecto de la providencia es llamado la concurrencia. La concurrencia se refiere a las acciones co-extensivas de Dios y los seres humanos. Somos criaturas con nuestra propia voluntad.
Podemos provocar acontecimientos. Sin embargo, el poder causal que ejercemos es secundario. La providencia soberana de Dios trasciende nuestras acciones. El cumple su voluntad a través de las acciones de las voluntades humanas, sin violar la libertad de dichas voluntades humanas. El ejemplo más claro de concurrencia que encontramos en la Escritura es el caso de José y sus hermanos.
Aunque los hermanos de José incurrieron en una culpa verdadera por haber traicionado a su hermano, la providencia de Dios seguía actuando a través de su pecado. José le dijo a sus hermanos: "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo" (Génesis 50:20). .,
La providencia redentora de Dios puede obrar incluso a través de las acciones más diabólicas. La ofensa más grande jamás cometida por un ser humano fue la traición de Cristo por Judas.
Sin embargo, la muerte de Cristo no fue un accidente histórico. Estaba en concordancia con el consejo determinado de Dios. El acto malvado de Judas hizo que sucediera lo mejor que haya sucedido en la historia, la Expiación. No es ninguna casualidad que ese día sea conocido históricamente como el viernes "Santo".
RESUMEN
1. Hoy en día no se cree generalmente en el concepto de la providencia divina.
2. La providencia implica la obra de Dios para sostener a su creación.
3. La providencia se refiere principalmente al gobierno de Dios sobre la creación.
4. A la luz de la providencia divina no hay cabida para fuerzas impersonales como el destino, la fatalidad o la casualidad.
5. La providencia implica la concurrencia por medio de la cual Dios obra su divina voluntad a través de la voluntad de sus criaturas.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Job 38:1-41:34, Daniel 4:34-35, Hechos 2:22-24, Romanos 11:33-36.

LA PROVIDENCIA

Puesto que Dios no sólo creó al mundo sino que también lo sostiene, la doctrina de la creación nos conduce lógicamente a la doctrina de la providencia. Podemos definirla así: La providencia es aquella operación divina por la cual Dios cuida de todas sus criaturas, manifiesta su actividad en todo lo que ocurre en el mundo, y dirige todas las cosas hacia un fin predeterminado. Esta doctrina incluye tres elementos, el primero es el ser divino, el segundo su actividad, y el tercero es el propósito de todas las cosas.
LOS ELEMENTOS DE LA PROVIDENCIA DIVINA. PODEMOS DISTINGUIR TRES:
LA CONSERVACIÓN DIVINA
Es aquella obra continua de Dios por la cual sostiene todo lo que existe. Aunque el mundo tiene una existencia diferente del ser divino y no es parte de Dios, a pesar de todo la base de esta existencia continua del mundo es Dios mismo. Permanece así porque Dios manifiesta continuamente su poder, por el cual todas las cosas retienen su ser y su actividad. Encontramos tal doctrina en los pasajes siguientes: Salmo 136:25; 145:5; Nehemías 9: 6; Hechos 17:28; Colosenses 1:17; Hebreos 1:3.
LA CONCURRENCIA DIVINA
Es aquella obra divina por la cual Dios coopera con todas sus criaturas y hace que obren precisamente tal como obran. Ello implica que hay causas secundarias en el mundo como los poderes de la naturaleza y la voluntad humana, pero afirma que los tales no actúan independientemente de Dios. Dios obra en cada acto de sus criaturas, no solamente en sus actos buenos sino también en los malos. Dios los estimula para la acción, acompaña tal acción en todo momento y hace que tal acción sea eficaz.
De todos modos no debemos suponer que Dios y hombre sean causas iguales; Dios es la causa primaria y el hombre la causa secundaria. Tampoco debemos concebir tal cooperación como si cada agente hiciera una parte de la misma. Toda obra es enteramente un acto de Dios y un acto del hombre en su totalidad. Además, deberíamos tener presente que esta cooperación no hace a Dios responsable de los actos malos del hombre. Encontramos las bases de tal doctrina en las Escrituras, Deuteronomio 8:18; Salmo 104:20, 21, 30; Amos 3:6; Mateo 5:45; 10:29; Hechos 14:17; Filipenses 2:13.
EL GOBIERNO DIVINO
Es la actividad continua de Dios por la cual gobierna todas las cosas de modo que sirvan para el objeto por el cual fueron creadas. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos presentan a Dios como Rey del universo. Dios adapta su gobierno a la naturaleza de las criaturas que El rige. Así su gobierno físico difiere de su gobierno del mundo espiritual. El gobierno divino es universal, Salmo 103: 19; Daniel 4:34-35, e incluye los seres más insignificantes, Mateo 10:29:31, y aun aquello que parece accidental, Proverbios 16:33. Asimismo tiene que ver con las obras buenas y malas del hombre, Filipenses 2:13: Génesis 50:20 y Hechos 14:16.
FALSOS CONCEPTOS SOBRE LA PROVIDENCIA DIVINA
Al estudiar la doctrina de la providencia debemos evitarnos contra dos errores:
EL ERROR DEÍSTA
Los deístas enseñan que Dios sólo se preocupa del mundo de un modo muy general. Dios, según ellos, creó al mundo, estableció sus leyes, lo puso en movimiento, y luego lo abandonó. Es decir, le dio cuerda como si fuera un reloj y dejó que siguiera su curso. Sólo cuando algo se desequilibra Dios interviene en su curso normal. Dios es pues un Dios alejado del mundo.
EL ERROR PANTEÍSTA
El panteísmo no reconoce la diferencia que existe entre Dios y el mundo. Al hacer tal cosa, los identifica y no deja lugar para la obra de la providencia divina en el verdadero sentido de la palabra. El panteísmo enseña que en un sentido estricto no existen causas secundarias y que Dios es el autor directo de todo lo que ocurre en el mundo. Así aun los actos que atribuimos al hombre son realmente actos divinos. Dios es sólo un Dios que está cerca y no lejos de nosotros.
LA PROVIDENCIA EXTRAORDINARIA O MILAGROS
Distinguimos entre la providencia general y la especial, y en esta última los milagros ocupan un lugar importante. El milagro es una obra sobrenatural de Dios, es decir, una obra que Dios ejecuta sin la mediación de causas secundarias. Aun cuando Dios aparentemente usa causas secundarias en la ejecución de milagros, lo hace de forma tan extraordinaria, que tal obra es siempre algo sobrenatural.
Algunos niegan los milagros diciendo que rompen las leyes de la naturaleza, pero se hallan en un grave error. Las leyes de, la naturaleza simplemente representan la forma ordinaria en el método de obrar divino. El hecho de que Dios obra generalmente de acuerdo a un orden definido, no significa que Dios no pueda apartarse del orden establecido sin frustrarlo o estorbarlo, para efectuar obras extraordinarias. Por ejemplo, cualquier hombre puede levantar su mano y arrojar al aire una pelota a pesar 'de la ley de la gravedad, y sin estorbarla. Ciertamente, los milagros no son imposibles para un Dios omnipotente. Además, los milagros Son medios de la revelación divina. Números 16:28; Jeremías 32:20; Juan 2.11; 5:36.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
LA CONSERVACIÓN DIVINA
1. Salmo 36:6b. «Oh Jehová, al hombre y al animal conservas».
2. Nehemías 9:6. «Tú oh Jehová, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y toda su milicia, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas».
3. Colosenses 1: 17. «Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten».
CONCURRENCIA
1. Deuteronomio 8:18a. «Antes acuérdate de Jehová tu Dios: porque él te da el poder para hacer las riquezas».
2. Amós 3:6. « ¿Tocarás la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?»
3. Filipenses 2:13. «Porque Dios es el que en vosotros obra, así el querer como el hacer, por su buena voluntad».
GOBIERNO
1. Salmo 103:19. «Jehová afirmó en los cielos su trono; y su reino domina sobre todos».
2. Daniel 4:3b. «Su reino sempiterno, y su señorío hasta generación y generación».
3. 1 Timoteo 6:15. «La cual a su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores».
LOS MILAGROS Y SU PROPÓSITO
1. Éxodo 15: 11. « ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?»
2. Salmo 72:18. «Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, que sólo hace maravillas».
3. Marcos 2:10. «Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar los pecados (dice al paralítico): A ti te digo: Levántate, y toma tu lecho y vete a tu casa».
4. Juan 2:11. «Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él».
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. Cite algunos ejemplos de la providencia especial. Véase: Deuteronomio 2:7, 1 Reyes 17:6; II Reyes 4:6; Mateo 14:20.
2. ¿En qué forma nuestra fe en la providencia divina debería afectar los cuidados de la vida? Isaías 41:10; Mateo 6:32; Lucas 12:7; Filipenses 4:6-7; 1 Pedro 5:7.
3. Cite algunas de las bendiciones de la providencia divina. Véase Isaías 25:4; Salmo 121:4; Lucas 12: 7; Deuteronomio 33:27; Salmo 37:28; n Timoteo 4: 18.
PREGUNTAS PARA EL REPASO
1. ¿Qué relación existe entre la doctrina de la providencia y la de la creación?
2. ¿Qué cosa es la providencia divina?
3. ¿Qué diferencia existe entre la providencia general y la especial?
4. ¿Quiénes son objeto de la providencia divina?
5. ¿Cuáles son los tres elementos de la providencia y en qué se diferencian?
6. ¿Qué debemos pensar sobre la concurrencia divina?
7. ¿Hasta qué punto se extiende el gobierno divino?
8. ¿Qué es un milagro y cuál es el propósito de los milagros bíblicos?
9. ¿Por qué motivos hay personas que consideran los milagros como algo imposible? 
EL HOMBRE EN SU ESTADO ORIGINAL
Después de haber considerado la doctrina de Dios pasamos al estudio de la doctrina del hombre, que es la corona de la obra de Dios.
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA NATURALEZA HUMANA
El punto de vista más corriente es que el hombre está compuesto de dos partes, el cuerpo y el alma. Tal creencia está en armonía con el sentimiento humano y también con las Escrituras que nos hablan del hombre como a un ser compuesto de «cuerpo y alma». Mateo 6:25; 10:28 o bien de «espíritu y cuerpo», Eclesiastés 12:7; 1 Corintios 5:3, 5. Algunos creen que las palabras «alma» y «espíritu» denotan elementos diferentes y que por tanto el hombre consiste en «cuerpo, alma y espíritu». Véase 1 Tesalonicenses 5:23.
En cambio, es evidente que las palabras «alma» y «espíritu» se usan sinónimamente. La muerte nos es descrita como un «salir del alma», Génesis 53:18; 1 Reyes 17:21 y otras veces como a la salida del espíritu, Lucas 23:46; Hechos 7:59. Los muertos reciben el nombre de «almas» en algunos casos, Apocalipsis 9:6 y 20:4, pero en otros casos el de «espíritus», 1 Pedro 3:19 y Hebreos 12:23. Estos términos denotan al elemento espiritual del hombre visto desde diferentes puntos de vista. Como a «espíritu» es el principio de vida y acción que controla al cuerpo, y como a «alma» es el sujeto personal que piensa, siente, quiere y es origen de los afectos.
EL ORIGEN DEL ALMA
Existen tres diferentes opiniones sobre el origen del alma humana.
PRE-EXISTENCIA
Algunos enseñan que las almas humanas existieron en un estado anterior y que algo ocurrió que explica su condición presente. Para algunos tal hipótesis les ha ayudado a explicar el hecho de que el hombre nace en pecado, pero tal opinión ha sido generalmente descartada.
TRADUCIANISMO
Según los que así creen el hombre deriva su alma, del alma de sus padres. Esta es la opinión común en las Iglesias Luteranas. Sus argumentos son el que no se halle en lugar alguno un relato sobre la creación del alma de Eva y que en otros lugares de la Biblia se habla de los descendientes como que están en los lomos de sus padres, Génesis 46:26; Hebreos 7:9-10. Favorece tal opinión el que en los seres humanos y aun en los animales hay características de familia que pasan de los viejos a los jóvenes, y en el caso de los hombres los hijos heredan de sus padres la naturaleza pecaminosa, algo que tiene más que ver con el alma que con el cuerpo.
Sin embargo, tal opinión se enfrenta con serias dificultades, ya que hace a los padres creadores de sus hijos en cierto sentido, o asume que el alma humana puede ser dividida en varias partes. Así mismo pone en peligro la doctrina de la naturaleza sin pecado de Cristo.
CREACIONISMO
El creacionismo sostiene que el alma es la creación directa de Dios en un tiempo que no puede ser determinado con precisión. Las almas son creadas puras pero se contaminan Con' el pecado antes del nacimiento al entrar en contacto con el pecado que azota a la humanidad. Esta opinión es muy común entre las iglesias reformadas.
En favor de la misma encontramos que la Biblia asigna orígenes diferentes al cuerpo y al alma, Eclesiastés 12:7; Isaías 42:5; Zacarías 12:1; Hebreos 12:9. Además armoniza bien con la naturaleza espiritual del alma y con la naturaleza sin pecado de Jesús.
Pero también tiene sus dificultades, ya que no explica el origen de peculiaridades y características hereditarias, y para algunos quizá parezca que hace a Dios autor de las pecaminosas.
EL HOMBRE COMO IMAGEN DE DIOS
El hombre, según la Biblia, fue creado a imagen y semejanza de Dios. Génesis 1:26 enseña que Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Ambas palabras «imagen» y «semejanza» denotan la misma cosa y los pasajes siguientes prueban que se usan sinónimamente: Génesis 1:26, 27; 5:1; 9:6; 1 Corintios 11:7; Colosenses 3:10; Santiago 39. La palabra «semejanza» probablemente denota que tal imagen es muy parecida o similar. Hay varias opiniones sobre la imagen de Dios en el hombre:
LA DE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA.
Los católicos romanos encuentran la imagen de Dios en ciertos dones naturales que el hombre posee, tales como la espiritualidad del alma, la libre voluntad y la inmortalidad. Al tal Dios añade otro don sobrenatural llamado justicia original para reprimir a la naturaleza inferior. Esto, según ellos, es la imagen de Dios en el hombre.
LA DE LAS IGLESIAS LUTERANAS
Los luteranos no están completamente de acuerdo entre sí sobre tal punto, pero la opinión más generalmente aceptada es que la imagen de Dios consiste en aquellas cualidades espirituales que fueron otorgadas al hombre durante la creación, es decir, verdadero conocimiento, justicia y santidad. A las tales se llama justicia original. Sin embargo tal opinión es demasiado estrecha y restringida.
LA DE LAS IGLESIAS REFORMADAS
Los reformados distinguen entre la imagen natural y la imagen moral de Dios. La primera es mucho más amplia y abarca el ser moral, racional, espiritual e inmortal del hombre. Tal imagen fue obscurecida pero no destruida por el pecado. La imagen moral de Dios se usa en sentido más restringido para expresar la verdadera justicia, conocimiento y santidad que el hombre perdió por el pecado original.
Estas características nos son restituidas en Cristo, Efesios 4:24 y Colosenses 3:10. Puesto que el hombre retuvo la imagen de Dios en el sentido más amplio puede aun ser llamado portador de la imagen de Dios; Génesis 9:6; 1 Corintios 11:7; 15:49; Santiago 3:9.
EL HOMBRE EN EL PACTO DE LAS OBRAS
Dios inmediatamente estableció un pacto con el hombre. Este pacto original ha sido llamado el pacto de las obras.
TESTIMONIO BÍBLICO SOBRE EL PACTO DE LAS OBRAS
1. En Rom. 5:12-21 el apóstol Pablo establece un paralelo entre Adán y Cristo. En Adán todos mueren, más en Cristo todos aquellos que son suyos reciben la vida. Esto. Significa que Adán era el representante y cabeza de todos los hombres tal como ahora Cristo es cabeza y representante de todos los que son suyos.
2. En Óseas 6:7 leemos: Mas ellos, como Adán, traspasaron el pacto. El pecado de Adán es llamado una trasgresión del pacto.
LOS ELEMENTOS DEL PACTO DE LAS OBRAS.
1. Las partes. Todo pacto es siempre un convenio entre dos partes. En este caso son el trino Dios, Señor y Soberano del universo y Adán como representante de la raza humana. Puesto que estas dos partes son muy desiguales, el pacto es más bien un arreglo impuesto al hombre.
2. La promesa. La promesa del pacto es una promesa de vida en su más alto significado, vida por encima de toda posibilidad de la muerte. Esta vida es la que ahora los creyentes reciben por mediación de Jesucristo, el segundo Adán.
3. La condición. La condición del pacto era obediencia absoluta. El mandato positivo de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, era ni más ni menos que una prueba de tal obediencia.
4. El castigo. El castigo era la muerte en su sentido más amplio, muerte física, espiritual y eterna. Esto es, no tan sólo la separación del cuerpo y el alma sino también la separación del alma y Dios.
5. Los sacramentos. El árbol de la vida era con toda probabilidad el único sacramento de este pacto, si se le puede llamar con el nombre de sacramento. En este sentido era un símbolo y sello de la vida.
VALIDEZ PRESENTE DEL PACTO DE LAS OBRAS
Los Arminianos mantienen que este pacto fue abolido completamente, pero tal opinión no es correcta. Las demandas de perfecta obediencia están aun en vigor para aquellos que no aceptan la justicia de Cristo, Levítico 18:5; Gálatas 3:12. Aunque el hombre no pueda cumplir tal justicia, la condición permanece la misma. Sin embargo, no tiene aplicación a aquellos que se hallan en Cristo Jesús ya que El cumplió las demandas de la ley en su lugar. Asimismo el pacto de las obras cesó de ser un camino para la vida, y permaneció desprovisto de su poder después de la caída del hombre.
1. Los elementos de la naturaleza humana.
A. Mateo 10:28. «Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar: temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno».
B. Romanos 8:10. «Empero si Cristo está en vosotros el cuerpo a la verdad está muerto a causa del pecado: mas el espíritu vive a causa de la justicia».
2. La creación del alma.
A. Eclesiastés 12:7. «Y el polvo se torne a la tierra como era, y el espíritu se vuelva a Dios que lo dio».
B. Hebreos 12:9. «Por otra parte, tuvimos por castigadores a los padres de nuestra carne, y los reverenciábamos. ¿Por qué no obedeceremos mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?»
3. La creación del hombre a la imagen de Dios.
A. Génesis 1:27. «Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió; y varón y hembra los crió».
B. Génesis 9:6. «El que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre».
4. El hombre tiene un algo de la imagen de Dios.
A. Véase el versículo anterior, Génesis 9:6.
B. Santiago 3:9. «Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, los cuales son hechos a la semejanza de Dios».
5. La restauración de la imagen de Dios en el hombre.
A. Efesios 4:24. «Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad».
B. Colosenses 3: 10. «Y revestíos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo crió».
6. El pacto de las obras.
A. Óseas 6:7. «Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto».
B. 1 Corintios 15:22. «Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados»
PARA ESTUDIO BIBLICO ADICIONAL
1. ¿Cómo podemos explicar aquellos pasajes que parecen enseñar que el hombre consiste de tres elementos? Véase 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 4: 12; compárese con Mateo 22:37.
2. ¿El dominio del hombre sobre el resto de la creación es así mismo parte de la imagen de Dios? Génesis 1:26, 28; Salmo 8:6-8; Hebreos 2:5-9.
3. ¿Qué indicios de un pacto podemos encontrar en Génesis 2 y 3?
PREGUNTAS PARA EL REPASO
1. ¿Cuál es el punto de vista más general sobre los elementos de la naturaleza humana y cómo podemos probarlo?
2. ¿Qué otra opinión existe y sobre qué pasajes parece tener su fundamento?
3. ¿Qué diferentes teorías existen sobre el origen del alma?
4. ¿Qué argumentos les dan base y qué objeciones pueden presentarse contra ellas?
5. ¿Las palabras «imagen» y semejanza tienen que ver con dos cosas distintas?
6. ¿Cuál es el punto de vista Católico Romano sobre la imagen de Dios en el hombre? ¿Y el luterano? ¿Y el Reformado?
7. ¿Qué distinción hacen sobre este punto las Iglesias Reformadas y por qué es importante hacerlo?
8. ¿Qué pruebas bíblicas tenemos para el pacto de las obras?
9. ¿Cuáles son, la promesa, condición, castigo y sacramento del pacto?
    10. ¿En qué sentido podemos decir que este pacto está aun en vigor?
    11. ¿En qué sentido fue abolido?  

3. LOS MILAGROS

A veces, cuando juego al golf con mis amigos (en un campo de golf que tiene un número elevado de lagunas de agua), hago un tiro equivocado y la pelota sale en dirección a una laguna, pero luego salta rozando la superficie del agua y se detiene del otro lado. Como soy un ministro, mis amigos se extrañan de dicho logro y comentan el hecho con expresiones tales como: "[Es un milagro!" Como cualquier niño puede saberlo, no se requiere un milagro para hacer saltar una piedra sobre la superficie del agua.
Tampoco se requiere de un milagro para hacer saltar una pelota de golf sobre el agua. Siempre y cuando la pelota tenga la trayectoria correcta y esté girando sobre sí misma, es un hecho sencillo.
El término milagro hoy se utiliza con demasiada ligereza. Por rutina decimos que ocurrió un milagro cuando se da un pase en profundidad en un partido, o se evita un accidente a último momento, o cuando contemplamos la belleza de una puesta de sol.
Pero la palabra milagro puede ser utilizada de tres maneras distintas. La primera de ellas describe acontecimientos ordinarios, pero que nos causan una fuerte impresión. Nos referimos al nacimiento de un bebé, por ejemplo, como un milagro. Al hacerlo, estamos honrando a Dios por los detalles y la belleza de su creación. Nos quedamos asombrados de la majestad del cosmos al ver cómo Dios obra a través de los medios secundarios de las leyes naturales, las que a su vez son creaciones de Dios. En este sentido el término milagro se refiere a cosas ordinarias que apuntan a una causa extraordinaria, el poder de Dios.
La segunda manera en que utilizamos el término milagro es similar a la primera. Con frecuencia en la Escritura leemos como Dios obra a través de medios secundarios en el momento y el lugar más propicio. La estrella de Belén, por ejemplo, posiblemente tuvo una causa científica y natural. La extraordinaria alineación de un grupo de estrellas, o una supernova pueden haber sido la explicación de su luminosidad. Pero el reconocer esta posibilidad, sin embargo, no hace que el acontecimiento sea menos milagroso.
La luz irradió su brillo en oportunidad del nacimiento de Cristo. Le indicó a los magos el camino a Belén. La estrella es entonces un milagro de tiempo y lugar. Este milagro honra a Dios y a su manera de tejer el tapiz de la historia y, por lo tanto, debemos reconocer que el acontecimiento ocurrió de manera milagrosa.
En tercer lugar, los milagros se refieren a actos de Dios contrarios a la naturaleza. Este es el uso más técnico del término.
Cuando Jesús convirtió el agua en vino o cuando levantó a Lázaro de entre los muertos, Dios estaba actuando por encima de sus leyes naturales. No hay explicación natural posible para estos acontecimientos.
Sirven para convalidar a Cristo como el Hijo divino de Dios. La Biblia utiliza varias palabras para encerrar el concepto contenido en la palabra milagro. La Biblia nos habla de señales, maravillas y prodigios. En el sentido más restricto, identificamos los milagros con la palabra bíblica señales. A los milagros se los llama señales porque como cualquier señal, apuntan hacia algo que es distinto a ellas, algo que es más significativo.
Dios utilizó los milagros con sus agentes como prueba o confirmación de la revelación divina (Hebreos 2:3-4). Dios le otorgó a Moisés la capacidad de hacer milagros para que esto fuera la prueba de que Dios había enviado a Moisés. Del mismo modo, Dios autenticó a su Hijo por medio de las señales que Él hizo.
En la actualidad hay tres puntos de vista distintos de entender los milagros. El primer punto de vista es escéptico y niega la posibilidad de que los milagros hayan ocurrido alguna vez. El segundo punto de vista considera que los milagros ocurrieron en los tiempos bíblicos y que todavía ocurren hoy en día. Y el tercer punto de vista considera que hubo milagros verdaderos en la Biblia, pero que una vez que Dios terminó de establecer su revelación en la Escritura, dejó de realizar milagros. Según este punto de vista, Dios todavía obra en el mundo de manera sobrenatural pero no le otorga el poder de realizar milagros a los seres humanos.
RESUMEN
1. La Biblia nos habla de señales, prodigios y maravillas.
2. La Biblia registra distintos tipos de milagros.
3. Todos los milagros son acontecimientos sobrenaturales, pero no todos los acontecimientos sobrenaturales son milagros.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Éxodo 4:1-9, 1 Reyes 17:21-24, Juan 2:11, Hebreos 2:1-4.

4. LA VOLUNTAD DE DIOS

Doris Day cantaba una canción popular llamada "(Lo) que será, será". A primera vista, el tema de esta canción parece transmitir un tipo de fatalismo que es deprimente. La teología islámica frecuentemente dice con respecto a algún acontecimiento específico: "Así es la voluntad de Alá".
La voluntad de Dios -su autoridad soberana sobre su creación y sobre todo lo que en ella hay es un tema muy importante en la Biblia. Cuando nos referimos a la voluntad de Dios lo hacemos, por lo menos, de tres maneras distintas. El concepto más amplio se conoce como la voluntad secreta, decretal, o soberana de Dios.
Los teólogos utilizan esta expresión para referirse a la voluntad de Dios por medio de la cual en su soberanía ordena todo lo que tiene lugar. Como Dios es soberano y su voluntad no puede verse frustrada, podemos tener la certeza de que nada sucede fuera de su control. Por lo menos, debe "permitir" que suceda lo que sucede. Pero incluso cuando Dios pasivamente permite que sucedan las cosas, elige permitirlas en la medida que siempre tiene el poder y el derecho de evitar e intervenir en las acciones y los acontecimientos de este mundo. En la medida que permite que las cosas sucedan, "está disponiendo" de ellas en este sentido.
Aunque la soberana voluntad de Dios nos suele ser desconocida hasta que se haya cumplido, hay un aspecto de su voluntad que nos resulta muy claro -su voluntad preceptiva. Dios revela su voluntad por intermedio de su santa ley. Por ejemplo, es la voluntad de Dios que no robemos; que amemos a nuestros enemigos; que nos arrepintamos; que seamos santos. Este aspecto de la voluntad de Dios nos ha sido revelado en su Palabra y en nuestras conciencias, en las que Dios ha escrito su ley moral sobre nuestros corazones.
Sus leyes, ya sean las que encontramos en la Escritura o en nuestro corazón, tienen plena vigencia. No tenemos ninguna autoridad para violar su voluntad. Tenemos el poder o la capacidad de distorsionar la voluntad preceptiva de Dios, pero nunca tendremos el derecho de hacerlo. Tampoco es una excusa que nos disculpemos por pecar, diciendo: "(Lo) que será, será". Puede ser la voluntad soberana y secreta de Dios que se nos "permita" pecar, al disponer que su voluntad se cumpla por intermedio de los actos pecaminosos de la gente.
Dios dispuso que Jesús fuera traicionado por instrumento de la traición de Judas. Pero esto no convierte al pecado de Judas en una traición menor o a Judas en menos malvado. Cuando Dios nos "permite" que transgredamos su voluntad preceptiva, no debemos entender este permiso en un sentido moral, de otorgarnos un derecho moral. Su permiso nos da el poder de pecar, pero no el derecho a pecar.
La tercer manera como la Biblia habla de la voluntad de Dios es con respecto a la voluntad de disposición de Dios. Esta voluntad nos describe la actitud de Dios. Nos define qué es lo que le agrada a Dios. Por ejemplo, Dios no se deleita en la muerte de los malvados, pero dispone o decreta la muerte de los malvados. El deleite supremo de Dios está en su propia santidad y justicia.
Cuando Dios juzga al mundo, se deleita en reivindicar su propia rectitud y justicia, pero no se complace por haberse vengado, para decirlo de cierto modo, de los que debían recibir su juicio. Dios se complace cuando nosotros encontramos nuestro placer en la obediencia. Se disgusta, y mucho, cuando somos desobedientes.
Muchos cristianos se preocupan, y hasta llegan a obsesionarse, por encontrar la "voluntad" de Dios para sus vidas. Si la voluntad que estamos buscando es su voluntad secreta, oculta, o decretal, entonces nuestra búsqueda será infructuosa. El consejo secreto de Dios es un secreto que le pertenece. No le ha agradado darlo a conocer a nosotros. Lejos de ser una señal de espiritualidad, la búsqueda de la voluntad secreta de Dios es una invasión inexcusable a lo que es privativo de Dios. El consejo secreto de Dios no es asunto nuestro. Por eso es que la Biblia asume, en parte, una posición muy negativa con respecto a los adivinadores, la necromancia, y otras formas de prácticas prohibidas.
Debemos ser sabios y seguir el consejo de Juan Calvino cuando dijo: "Cuando Dios cierra su santa boca, dejo de insistir".
La verdadera señal de espiritualidad es la que encontramos en quienes buscan conocer la voluntad de Dios revelada en su voluntad preceptiva. Es la persona piadosa que medita en la ley de Dios de noche y de día. Mientras buscamos la "guía" del Espíritu Santo, es fundamental que recordemos que el Espíritu Santo nos guía antes que nada a la justicia. Hemos sido llamados a vivir nuestras vidas de acuerdo con cada palabra que salga de la boca de Dios.
La voluntad revelada de Dios deberá ser nuestra ocupación; incluso más, en realidad deberá consistir en la principal ocupación de nuestras vidas.
RESUMEN
1. La voluntad de Dios significa tres cosas:
(A) La voluntad decretal soberana es la voluntad por medio de la cual Dios hace que se cumplan todos sus decretos y ordenanzas. Esta voluntad es secreta hasta el momento en que acontezca.
(B) La voluntad preceptiva es la ley o los mandamientos revelados por Dios. Tenemos la capacidad de transgredirlos, aunque no el derecho.
(E) La voluntad de disposición describe la actitud o la disposición de Dios. Nos revela lo que le agrada a Dios.
2. El pecado humano cuenta con el "permiso" soberano de Dios pero no cuenta con su aprobación moral.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Juan 19:11, Romanos 9:14-18, Efesios 1:11, Colosenses 1:9-14, Hebreos 6: 13-18, 2 Pedro 3:9

5. LA ALIANZA

La estructura básica de la relación que Dios ha establecido con su pueblo es la alianza. Una alianza es algo así como un contrato. Si bien hay algunas similitudes entre las alianzas y los contratos, hay también algunas diferencias importantes. Se trata en ambos casos de acuerdos que crean compromisos. Los contratos suelen consolidarse a partir de dos posiciones negociadoras en igualdad de condiciones, y ambas partes están en libertad de no firmar el contrato.
Una alianza también es un acuerdo. Sin embargo, las alianzas en la Biblia no suelen ser entre iguales. Por el contrario, siguen el patrón común de los tratados entre el soberano y sus vasallos, en la antigüedad del Cercano Oriente. Los tratados entre el soberano y sus vasallos (como se ve en el caso de los reyes Hititas) eran pactados entre un rey conquistador y el conquistado.
No había ninguna negociación entre las partes.
El primer elemento de estos pactos es el preámbulo, que identifica a las partes respectivas. Éxodo 20:2 comienza diciendo: "Yo soy Jehová tu Dios". Dios es el soberano; el pueblo de Israel son los vasallos.
El segundo elemento es el prólogo histórico. Esta sección describe lo que el soberano (o el Señor) ha hecho para merecer la lealtad, como el haber liberado a los hebreos de la esclavitud en Egipto. En términos teológicos, esta es la sección de la gracia.
En la siguiente sección, el Señor detalla lo que exigirá de quienes están bajo su gobierno. En Éxodo 20, estas exigencias son los Diez Mandamientos. Cada uno de los mandamientos era considerado un compromiso moral asumido por toda la comunidad que hacía el pacto.
La parte final de este tipo de pacto detalla las bendiciones y las maldiciones. El Señor describe los beneficios que le corresponderán a los vasallos que acaten lo estipulado en el pacto.
Encontrarnos un ejemplo de esto en el quinto mandamiento. Dios les promete a los israelitas que serán largos sus días en la Tierra Prometida si honran a sus padres. El pacto también describe las maldiciones que sobrevendrán si el pueblo no cumple con sus responsabilidades. Dios le advierte a Israel que no los liberará de culpa si no honran su nombre.
Este esquema básico es también evidente en las alianzas de Dios con Adán, con Noé, con Abraham, con Moisés, y en el pacto de Jesús con su iglesia.
En los tiempos bíblicos, las alianzas eran ratificadas con sangre. Era una costumbre para ambas partes de la alianza pasar entre animales despedazados, como prueba del acuerdo establecido en los términos de la alianza (véase Jeremías 34:18).
Tenemos un ejemplo de este tipo de alianza en Génesis 15:7-21 en donde Dios le hizo determinadas promesas a Abraham, las que fueron ratificadas por el sacrificio de animales. Sin embargo, en este caso fue solo Dios el que pasó entre los animales divididos, indicando de ese modo que se estaba comprometiendo por medio de un juramento solemne a cumplir la alianza.
La nueva alianza, el pacto de la gracia, fue ratificada por el derramamiento de sangre de Cristo sobre la cruz. En el centro de esta alianza está la promesa de Dios de la redención. Dios no solo ha prometido redimir a todos los que confían en Cristo, sino que ha sellado y confirmado esa promesa con el más sagrado de todos los votos. Servimos y adoramos a un Dios que se entregó a sí mismo para nuestra plena redención.
RESUMEN
Los elementos de un pacto son los siguientes:
1. El preámbulo: identifica al soberano.
2. El prólogo histórico: describe la historia de la relación entre las partes.
3. Las cláusulas: se detallan los términos del pacto.
4. Los juramentos/votos: las promesas que comprometen a las partes a cumplir con los términos del pacto.
5. Las sanciones: las bendiciones y las maldiciones (las recompensas y los castigos) a ser ejecutadas por guardar o romper el pacto.
6. La ratificación: el sello del pacto con sangre; es decir, el sacrificio de animales o la muerte de Cristo. 
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Génesis 15, Éxodo 20 Jeremías 31:31-34, Lucas 22:20 Hebreos 8, Hebreos 13:20-21.

6. EL PACTO DE LAS OBRAS

Cuando Adán y Eva fueron creados, tenían una relación moral con Dios, su Creador. Le debían obediencia sin ningún derecho inherente a reclamar una recompensa o bendición por dicha obediencia. En su amor, misericordia, y gracia, sin embargo, Dios voluntariamente entró en una alianza con sus criaturas para agregar una promesa de bendición a su ley. No se trataba de una alianza entre socios en igualdad de condiciones, sino una alianza que descansaba en la iniciativa de Dios y en su divina autoridad.
El pacto original entre Dios y la humanidad fue un pacto de obras. En este pacto, Dios exigía una obediencia perfecta y total a su gobierno. Les prometió la vida eterna como bendición él la obediencia, pero amenazó a la humanidad con la muerte si desobedecía la ley de Dios. Todos los seres humanos desde Adán hasta la actualidad están ineludiblemente incluidos en este pacto.
Las personas pueden rehusarse a obedecer o incluso pueden hasta no reconocer la existencia de dicho pacto, pero no pueden escaparse de sus cláusulas. Todos los seres humanos están bajo una relación pactada con Dios, ya sea como transgresores de dicho pacto o como fieles cumplidores del mismo. El pacto de las obras es la base de nuestra necesidad de salvación (porque lo hemos violado) y nuestra esperanza de redención (porque Cristo ha tomado nuestro lugar y cumplido con las cláusulas del pacto).
Basta solo un pecado para transgredir el pacto de las obras y convertirnos en deudores incapaces de saldar nuestra deuda con Dios. El hecho de que nosotros, después de haber cometido aunque tan solo sea un pecado, tengamos alguna esperanza de ser redimidos se debe a la gracia de Dios, y únicamente a la gracia de Dios.
Las recompensas que recibiremos de Dios en el cielo son también actos de gracia. Son la coronación de Dios de sus propias dádivas de gracia. Si Adán hubiese sido obediente al pacto de las obras, solo habría alcanzado el mérito en virtud de haber cumplido lo pactado con Dios. Como Adán pecó, Dios, en su misericordia, instituyó un nuevo pacto de la gracia que hizo posible y vigente la salvación.
Hay solo un humano que cumplió el pacto de las obras. Esa persona fue Jesús. Su obra como el segundo o el nuevo Adán cumplió con todos los términos de nuestro pacto original con Dios.
El mérito que logró al cumplirlo está disponible para todos los que confían en Jesús. Jesús es la primera persona en entrar al cielo por sus buenas obras. Nosotros también podemos alcanzar el cielo por buenas obras las buenas obras de Jesús. Se convierten en "nuestras" buenas obras cuando recibimos a Jesús por la fe. Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, Dios nos acredita las buenas obras de Cristo en nuestra cuenta. El pacto de la gracia cumple con el pacto de las obras porque Dios gratuitamente asigna el mérito de Cristo en nuestra cuenta. Por la gracia, entonces, es que podemos cumplir con los términos establecidos en el pacto de las obras.
RESUMEN
1. Dios estableció un pacto de obras con Adán y Eva.
2. Todos los seres humanos están ineludiblemente comprometidos con el pacto de las obras establecido por Dios.
3. Todos los seres humanos han violado el pacto de las obras.
4. Jesús cumplió con el pacto de las obras.
5. El pacto de la gracia nos confiere los méritos de Cristo, que permiten satisfacer los términos del pacto de las obras.
PASAJES BÍBLICOS PAR LA REFLEXIÓN
Génesis 2:17, Romanos 3:20-26, Romanos 10:5-13, Gálatas 3:10-

7. LA SANTIDAD DE DIOS

La primera oración que aprendí siendo un niño fue la sencilla oración de agradecimiento frente a los alimentos: "Dios es grande; Dios es bueno. Y le agradecemos estos alimentos". Supongo que esta oración debería de rimar. Al menos, rimaba cuando la retaba mi abuela que pronunciaba Joozí ("alimentos") de manera tal que rimara con good ("bueno").
Estas dos virtudes asignadas a Dios en esta oración, la grandeza y la bondad, están comprendidas en una sola palabra bíblica, la santidad. Cuando hablamos de la santidad de Dios, estamos muy acostumbrados a asociarla casi exclusivamente con la pureza y la justicia de Dios. Sin duda que la idea de santidad contiene dichas virtudes, pero no constituyen el significado principal de la santidad.
La palabra bíblica santo tiene dos significados distintos. El significado principal es "lo apartado" o "lo otro". Cuando decimos que Dios es santo, estamos llamando la atención a la profunda diferencia que existe entre Él y todas las demás criaturas. Se refiere a la majestad trascendente de Dios, a su augusta superioridad, en virtud de la cual Él es digno de todo nuestro honor, nuestra reverencia, nuestra adoración y nuestra alabanza. Él es "otro", o es distinto a nosotros en su gloria. Cuando la Biblia habla de objetos santos, o de un pueblo santo, o de un tiempo santo, se refiere a objetos que han sido apartados, consagrados o hechos diferentes por la mano de Dios. El suelo que pisaba Moisés frente a la zarza que ardía era suelo santo porque Dios estaba allí, presente de una manera muy especial. Era la cercanía de lo divino que convertía a lo ordinario súbitamente en algo extraordinario, y a lo cotidiano en algo fuera de lo común.
El segundo significado de santo se refiere a las acciones puras y justas de Dios. Dios hace lo que está bien. Nunca hace algo que esté mal. Dios siempre actúa de manera justa porque su naturaleza es santa. Podemos entonces diferenciar la justicia interna de Dios (su naturaleza santa) de la justicia externa de Dios (sus acciones).
Como Dios es santo, es grande y bueno al mismo tiempo. No hay maldad entremezclada con su bondad. Cuando somos llama dos a ser santos, no significa que hemos de compartir la majestad divina de Dios, sino que hemos de apartarnos de nuestra pecaminosidad normal como caídos. Hemos sido llamadas a reflejar el carácter moral y la actividad de Dios. Hemos de juntar su bondad.

8. LA JUSTICIA DE DIOS

La justicia es una palabra que escuchamos decir todos los días. La usamos en nuestras relaciones personales, en el trato social, con respecto a la legislación, y en ocasión de los veredictos de un tribunal. Pero aunque se trata de una palabra tan frecuentemente utilizada, ha confundido a los filósofos que buscan definirla con exactitud.
Muchas veces relacionamos y equiparamos la justicia con lo que se ha ganado o se merece. Hablamos de personas que reciben su justa retribución en términos de recompensas o castigos. Pero las recompensas no siempre son otorgadas en base al mérito.
Supongamos que realizamos un concurso de belleza y declaramos que se otorgará un premio a la persona considerada la más bella, Si la "belleza" recibe el premio, no será porque hay algo meritorio en ser bella. En realidad, se hará justicia cuando se le otorgue el premio al participante más bello. Si los jueces votan por alguien a quien no consideran la persona más bella (ya sea por razones políticas, o porque fueron sobornados) entonces el resultado de! concurso será injusto,
Por este tipo de razones es que Aristóteles definió la justicia corno "el dar a una persona su merecido". Lo "merecido" puede estar determinado por obligaciones éticas o por algún acuerdo previo. Si una persona es castigada con mayor severidad que la requerida por su crimen, el castigo es injusto. Si una persona recibe una recompensa menor a la que es acreedora, entonces la recompensa no ha sido justa.
¿Cómo se relaciona entonces la misericordia con la justicia? La misericordia y la justicia son obviamente dos cosas distintas, aunque a veces se las confunda. La misericordia ocurre cuando a quienes actuaron mal se les da un castigo menor al merecido o una recompensa mayor a la que se han ganado.
Dios templa su justicia con misericordia. Su gracia es esencialmente un tipo de misericordia. Dios es misericordioso hacia nosotros cuando no nos castiga como nos correspondería y cuando recompensa nuestra obediencia aun teniendo en cuenta que le debernos obediencia y que por lo tanto no mereceríamos ninguna recompensa. Dios siempre tiene la voluntad de ejercer su misericordia.
No está obligado a ser misericordioso. Se reserva el derecho a ejercer su gracia de acuerdo con su voluntad. Por eso le dice a Moisés: "Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca" (Romanos 9:15).
Las personas suelen quejarse de que Dios no es justo porque no distribuye su gracia o su misericordia a todos por igual. Nos quejamos de que si Dios perdona a alguien está entonces obligado a perdonar a todos.
Sin embargo, vemos claramente en la Escritura que Dios no trata a todos del mismo modo. Dios se reveló a Abraham de un modo como no lo hizo con los otros paganos en el mundo antiguo.
En su gracia se le apareció a Pablo en el camino como no se le apareció a Judas Iscariote. Pablo recibió la gracia de Dios; Judas Iscariote recibió su justicia. La misericordia y la gracia no son formas de justicia, pero no son actos de injusticia. Si el castigo de Judas hubiese sido más severo que el que merecía, entonces habría tenido motivos para quejarse. Pablo recibió la gracia, pero esto no significa que Judas tenga también derecho a recibir la gracia. Si la gracia debe ser exigida a Dios, si Dios está obligado a manifestar su gracia, entonces no estamos hablando de la gracia sino de la justicia.
Bíblicamente, la justicia se define en términos de rectitud. Cuando Dios es justo, está actuando con rectitud. Abraham le preguntó a Dios una pregunta retórica que tiene una sola respuesta obvia: "El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" (Génesis 18:25). De la misma manera, el apóstol Pablo hizo la misma pregunta retórica: "¿Qué pues diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera" (Romanos 9:14).
RESUMEN
1. La justicia consiste en dar lo que se merece.
2. La justicia bíblica está relacionada con la rectitud, con actuar con justicia.
3. La injusticia cae fuera de la categoría de justicia y es una violación a la justicia. La misericordia también cae fuera de la categoría de justicia pero no es una violación a la justicia.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Génesis 18:25, Éxodo 34:6-7, Nehemías 9:32-33, Salmo 145:17, Romanos 9:14-33

9. LOS DECRETOS DIVINOS EN GENERAL

El decreto de Dios es su eterno plan o propósito, por el cual ha predestinado todas las cosas que suceden. Puesto que tal definición incluye muchos particulares, hablamos con frecuencia de los decretos divinos en plural, aunque en realidad existe sólo un decreto.
Este decreto cubre todas las obras de Dios en la creación y la redención, y abarca todas las acciones de los hombres, sin excluir sus acciones pecaminosas. Mientras este decreto hizo cierta la entrada del pecado al mundo, no hace a Dios responsable de nuestras acciones pecaminosas. Con respecto al pecado este decreto es un decreto permisivo.
CARACTERÍSTICAS DEL DECRETO
El decreto de Dios está fundado en la sabiduría, Efesios 3:9-11, aunque no siempre lo entendamos. Fue formado en las profundidades de la eternidad, y por lo tanto es eterno en el sentido más estricto de la palabra, Efesios 3: 11. Además es eficaz, de modo que todo aquello que está incluido en él, ocurre con toda certeza, Isaías 46: 10.
El plan de Dios es también inmutable, porque Dios es fiel y verdadero, Job 23: 13-14; Isaías 46:10; Lucas 22:22. Es también incondicional, a saber, que su ejecución no depende de acción humana alguna, sino que al Contrario es omnímodo, o sea que abarca las acciones buenas y malas de los hombres, Efesios 2: 10; Hechos 2:23, sucesos fortuitos, Gen. 50:20, la duración de la vida humana, Job. 14:5, Sal. 39:4, y los términos de su habitación, Hechos 17 :26. Tocante al pecado es permisivo.
OBJECIONES A LA DOCTRINA DE LOS DECRETOS DIVINOS
Hay muchos que no creen en esta doctrina de los decretos divinos y presentan en especial estas tres objeciones:
1. Que tal doctrina es inconsistente con la libertad moral del ser humano. La Biblia, en cambio, enseña que Dios ha decretado no tan sólo los actos libres del hombre, sino que el hombre es a pesar de todo libre en sus actos y responsable, Génesis 50: 19-20; Hechos 2: 23; 4: 27-29. Es cierto que no podemos armonizar completamente estos dos extremos, pero es evidente en las Escrituras que el uno no revoca o invalida al otro.
2. Que tal enseñanza hace a los hombres negligentes en buscar su salvación. Los que así razonan añaden que si Dios ya ha determinado de antemano los que han de ser salvos y los que no lo serán, es indiferente todo lo que éstos puedan hacer. Este razonamiento es erróneo, ya que ningún hombre sabe lo que Dios ha decretado respecto a él.  Además, Dios ha decretado no solamente el destino final del hombre, sino también los medios por los cuales tal destino se nevará a cabo. Puesto que el fin fue decretado solamente como resultado de los medios prescritos, más bien es un estímulo a usar tales medios que un motivo para desanimamos en su uso.
3. Que hace a Dios autor del pecado. Lo único que se puede decir sobre este decreto es que hace a Dios el autor de seres morales libres, y que éstos son en sí los autores del pecado. El pecado se hizo cierto por decreto divino, pero Dios mismo no lo produjo por su acción directa. Debemos admitir que el problema sobre la relación entre Dios y el pecado es en todo caso un misterio que somos incapaces de resolver.
LA PREDESTINACIÓN
La predestinación es el plan o propósito de Dios con respecto a sus criaturas morales.
La predestinación tiene que ver con todos los hombres, buenos y malos, los ángeles y los demonios, y con Cristo como Mediador. La predestinación incluye dos partes: la elección y la reprobación.
LA ELECCIÓN. LA BIBLIA NOS HABLA DE LA ELECCIÓN EN MÁS DE UN SENTIDO:
1. La elección del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento para ser el pueblo de Dios, Deut. 4:37; 7:6-8; 10:15; Óseas 13:5.
2. La elección de ciertas personas para un servicio u oficio especial, Deut. 18:5; 1 Sam. 10:24; Sal. 78:70; y
3. La elección de individuos para la salvación, Mateo 22:14; Romanos 11:5; Efesios 1:4. Es a esta fase última a la que nos referimos ahora y puede ser definida como el propósito eterno de Dios para salvar a algunos seres humanos de entre la raza humana en y por mediación de Cristo.
LA REPROBACIÓN
La doctrina de la elección implica por naturaleza que Dios no se propuso salvar a todos los hombres. Si era su propósito salvar solamente a algunos, era también natural que no salvara a los otros. También esto está de acuerdo con las enseñanzas de las Escrituras, Mateo 11:25-26; Romanos 9:13. 17, 18, 21, 21; 11:7, 8; 2ª Pedro 2: 9; Judas 4.
La reprobación ha sido definida como al propósito eterno de Dios de pasar por alto en la operación de su gracia especial a algunos hombres, y de castigarlos por sus pecados. Existe pues en la reprobación un doble propósito:
1) Pasar a algunos por alto con respecto al don de su gracia salvadora; y
2) Castigarlos por sus propios pecados.
Se ha dicho con frecuencia que la doctrina de la predestinación abre las puertas a la acusación de que Dios es injusto, pero no podría existir un equívoco mayor que éste.
El único motivo que nos permitiría hablar de injusticia divina sería solamente en el caso de que el hombre tuviera algún derecho sobre Dios, y en el caso de que Dios le debiera al hombre su eterna salvación.
Pero puesto que todos los hombres, sin excepción, han perdido el derecho a las bendiciones de Dios, la situación es muy diferente. Nadie tiene el derecho más mínimo a pedir cuentas a Dios por el hecho de haber elegido a algunos y rechazado a otros. Dios habría continuado siendo perfectamente justo, si no hubiera salvado a ninguno, Mateo 20: 14-15; Rom. 9: 14-15.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
SOBRE EL DECRETO DIVINO EN GENERAL
1. Efesios 1:11. «En él digo, en quien asimismo tuvimos suerte, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad».
2. Salmo 33:11. «El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones».
3. Isaías: 46:10. «Que anunció lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que dijo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere».
LA PREDESTINACIÓN
1. Efesios 1:11. Véase más arriba.
2. Salmo 2:7. «Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy».
3. Efesios 1:4-5. «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mácula delante de él en amor; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad».
4. Romanos 11:5. «Así también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia».
5. Romanos 9:13. «Como está escrito: A Jacob ame, mas a Esaú aborrecí».
6. Romanos 9:18. “De manera que del quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece”
PARA ESTUDIO BÍBLlCO ADICIONAL
1. ¿Es la presciencia lo mismo que la predeterminación o predestinación? Hechos 2: 23; Rom. 8: 29; 11¬2; 1 Pedro 1:2.
2. ¿En qué forma nos enseña la Biblia que Cristo fue asimismo el objeto de la predestinación? ¿En qué sentido debemos interpretar Salmo 2:7; Isaías 42:1 1ª Pedro 1: 20; 2:4?
3. ¿Qué indicaciones tenemos de que también los ángeles fueron objetos de la predestinación? ¿Qué debemos pensar de 1ª Timoteo 5:21?
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Qué cosa es el decreto divino?
2. ¿Por qué hablamos algunas veces de «decretos en plural?
3. ¿Cuáles son las características del decreto?
4. ¿Cuál es la naturaleza del decreto divino concerniente al pecado?
5. ¿Qué objeciones se han levantado en contra de la doctrina de los decretos'?
6. ¿Qué podemos decir en respuesta a las mismas?
7. ¿Qué relación existe entre la predestinación y el decreto divino en general?
8. ¿En que forma debemos interpretar la predestinación de los ángeles y la de Cristo?
9. ¿En que formas nos habla la Biblia sobre la elección?
    10. ¿Qué está incluido en la reprobación, y que pruebas tenemos de ello?

    11. ¿Significa injusticia por parte de Dios la doctrina de la predestinación? ¿Por qué no?