¿CÓMO PUEDE DIOS SER TRES PERSONAS Y SIN EMBARGO UN SOLO DIOS?
Los capítulos
precedentes han considerado muchos atributos de Dios; pero si entendemos sólo
esos atributos, no comprenderemos apropiadamente a Dios, porque no
entenderíamos que Dios, en su mismo ser, siempre ha existido como más de una
persona. De hecho, Dios existe como tres personas, y sin embargo es un solo
Dios.
Es
importante recordar la doctrina de la Trinidad en conexión con el estudio de
los atributos de Dios. Cuando pensamos de Dios como eterno, omnipresente,
omnipotente, etcétera, podemos tener la tendencia a pensar sólo en Dios Padre
en conexión con esos atributos. Pero la enseñanza bíblica sobre la Trinidad nos
dice que todos los atributos de Dios son verdad de las tres personas, porque
cada una es plenamente Dios.
Por
tanto, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son también eternos, omnipresentes,
omnipotentes, infinitamente sabios, infinitamente santos, infinitamente amor,
omniscientes, y todo lo demás.
La
doctrina de la Trinidad es una de las doctrinas más importantes de la fe
cristiana.
El
estudio de las enseñanzas bíblicas sobre la Trinidad nos da una noción más
profunda del asunto que es el centro de toda nuestra búsqueda de Dios: ¿cómo es
Dios en sí mismo? Aquí aprendemos que en sí mismo, en su propio ser, Dios
existe en las personas de Padre, Hijo y Espíritu Santo, y sin embargo es un
solo Dios.
EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
Podemos
definir la doctrina de la Trinidad como sigue: Dios existe eternamente como
tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y cada persona es plenamente Dios,
y hay sólo un Dios.
A. LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD SE
REVELA PROGRESIVAMENTE EN LA BIBLIA.
1. REVELACIÓN PARCIAL EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
La
palabra Trinidad nunca se halla en la Biblia, aunque la idea que denota la
palabra se enseña en muchos lugares.
La
palabra Trinidad quiere decir «tri-unidad» o «tres en uno». Se usa para resumir
la enseñanza bíblica de que Dios es tres personas y sin embargo un solo Dios.
A
veces algunos piensan que la doctrina de la Trinidad se halla sólo en el Nuevo
Testamento, y no en el Antiguo. Si Dios ha existido eternamente como tres
personas, sería sorprendente no hallar indicaciones de eso en el Antiguo
Testamento.
Aunque
la doctrina de la Trinidad no se halla explícitamente en el Antiguo Testamento,
varios pasajes sugieren o incluso implican que Dios existe como más de una
persona.
Por
ejemplo, según Génesis 1:26, Dios dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen
y semejanza». ¿Qué significa el verbo en plural (<hagamos») y el pronombre
plural (<nuestra»)? Algunos han sugerido que son plurales de majestad, una
forma de hablar que el rey solía usar para decir, por ejemplo: «Nos complace
concederte tu petición».
Sin
embargo, en el hebreo del Antiguo Testamento no hay otros ejemplos de que un
monarca use verbos plurales o pronombres plurales para referirse a sí mismo con
un «plural de majestad», así que esta opinión no tiene evidencia que la
respalde. Otra opinión es que Dios aquí está hablándole a los ángeles.
Pero
los ángeles no participaron la creación del hombre, ni tampoco el hombre fue
creado a imagen y semejanza de los ángeles, así que esta idea no es
convincente. La mejor explicación es que ya en el primer capítulo de Génesis
tenemos una indicación de una pluralidad de personas en Dios mismo. No se nos
dice cuántas personas, y no tenemos nada que se acerque a una doctrina completa
de la Trinidad, pero se implica que interviene más de una persona.
Lo
mismo se puede decir de Génesis 3: 22 (El ser humano ha llegado a ser como uno
de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal»), Génesis 11: 7 (Será
mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre
ellos mismos»), e Isaías 6: 8
(¿A
quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?»). (Note la combinación de singular y
plural en la misma oración del último pasaje).
Es
más, hay pasajes en donde a una persona se le llama «Dios» o «el Señor», y se
distingue de otra persona de quien también se dice que es Dios. En Salmo 45:
6-7 el salmista dice: «Tu trono, oh Dios, permanece para siempre; Tú amas la
justicia y odias la maldad; por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros,
¡tu Dios te ungió con perfume de alegría!»
Aquí
el Salmo va más allá de describir algo que pudiera ser cierto de un rey
terrenal y llama al rey «Dios» (v. 6), cuyo trono durará «para siempre». Pero
luego, hablando a la persona que llama «Dios», el autor dice que «por eso Dios
te escogió a ti y no a tus compañeros» (v. 7). Así que a dos personas separadas
se les llama «Dios» (heb. Elohim).
En el
Nuevo Testamento, el autor de Hebreos cita este pasaje y lo aplica a Cristo:
«Tu trono, oh Dios, permanece por los siglos de los siglos» (Heb 1: 8).
NOTA: Tanto Alejandro Magno (en 152 a.C.) y el rey
Demetrio (alrededor de 145 a.C.) se refieren a sí mismos de esta manera, por
ejemplo, en el texto de Mac 10: 19 y 11:3 1 en la Septuaginta, pero esto es
griego, no hebreo, y fue escrito mucho después de Génesis.
Con referencia a la sugerencia del plural de
majestad: «El plural que usa Dios en Génesis 1: 26; 11: 7, Isaías 6: 8 se ha
explicado incorrectamente de esta manera». Ellos entienden Gn 1: 26 como «un
plural de auto deliberación». Mi propia investigación extensa de interpretación
judía subsecuente en el Talmud de Babilonia, los targúmenes y la midrash
mostraron sólo que los intérpretes rabínicos posteriores no lograron llegar a
algún acuerdo de ninguna interpretación satisfactoria de este pasaje, aunque
las interpretaciones del «plural de majestad» y de «Dios hablándole a los
ángeles» se sugirieron comúnmente.
«El plural "nosotros' fue considerado por los
padres y primeros teólogos casi unánimemente como indicativo de la Trinidad»
[Keil and Delitzsch, 01d Testament Commentaries (Associated Publishers and
Authors, Grand Rapids, n. f. J, 1: 48, con objeciones a otras posiciones y una
afirmación de que Gn 1: 26 contiene «la verdad que yace en el cimiento de la
noción trinitaria».
La RSV (en inglés) traduce Sal 45:6: «Tu trono
divino permanece para siempre y siempre», pero esta es una traducción altamente
improbable porque exige que se entienda el sustantivo hebreo para «trono» en
estado. Constructo, algo extremadamente inusual cuando un sustantivo tiene un
sufijo pronominal, como lo tiene este.
La traducción de la RSV se aceptaría sólo debido a
una presuposición teológica (que el salmista del Antiguo Testamento no podía
predecir un rey mesiánico plenamente divino), pero no en base al lenguaje o la
gramática. La RVR, NVI y VP toman todas el versículo en su sentido llano,
directo, como también las traducciones antiguas en Heb 1: 8.
DerekKidner, Psalms 1-72 TaTe (lnter-Varsity Press,
Londres, 1973), p. 172, dice que este versículo es «un ejemplo del lenguaje del
Antiguo Testamento desbordándose de sus orillas, para exigir más que un
cumplimiento humano», y «esta paradoja es consistente con la encarnación, pero
mistificante en todo otro contexto».
Aunque a algunos reyes antiguos, tales como los
faraones egipcios, a veces se les trataba como «dioses», esto era parte de la
falsedad conectada con la idolatría pagana, y no se debería confundir con Sal
45 , que es parte de la Biblia y por consiguiente verdad.
La traducción sugerida de Heb 1:8 en el margen de
la RSV (en inglés): «Dios es tu trono para siempre jamás», aunque posible
gramaticalmente, es completamente inconsistente con el pensamiento tanto del
Antiguo como del Nuevo Testamentos; el Dios poderoso que creó todo y gobierno
supremo sobre el universo jamás sería meramente un «trono» para algún otro.
El pensamiento en sí mismos es deshonroso para
Dios, y por cierto ni siquiera se lo debería considerar como una traducción
posiblemente apropiada.
De
modo similar en el Salmo 110: 1 David dice: «Así dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies».
Jesús apropiadamente entiende que David se refiere a dos personas separadas
como «Señor» (Mt 22: 41-46), pero ¿quién es el «Señor» de David si no Dios
mismo?
¿Y
quién podría decirle a Dios: «Siéntate a mi derecha» excepto alguien que sea
también completamente Dios? Desde la perspectiva del Nuevo Testamento podemos
parafrasear este versículo: «Dios Padre le dijo a Dios Hijo: "Siéntate a
mi derecha». Pero incluso sin la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la
Trinidad, parece claro que David estaba consciente de una pluralidad de
personas en un solo Dios. Jesús, por supuesto, entendía esto, pero cuando les
pidió a los fariseos una explicación de este pasaje, «nadie pudo responderle ni
una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas)
(Mt 22: 46).
A
menos que estén dispuestos a reconocer una pluralidad de personas en un solo
Dios, los intérpretes judíos de la Biblia hasta este día no tienen una
explicación más satisfactoria del Salmo 110: 1 (o de Gn 1: 26, o de los demás
pasajes que acabamos de considerar) que la que tuvieron en el día de Jesús.
Isaías
63: 10 dice del pueblo de Dios que «se rebelaron y afligieron a su santo
Espíritu), al parecer sugiriendo que el Espíritu Santo es otra persona distinta
de Dios mismo (es «su santo Espíritu), y que a este Espíritu santo lo
«afligieron), lo que sugiere característica de capacidades emocionales de una
persona distinta.
(Is
61:1 también distingue «El Espíritu del Señor omnipotente) de «del Señor),
aunque en ese versículo no se le atribuye ninguna cualidad personal al Espíritu
del Señor).
Evidencia
similar se halla en Malaquías, en donde el Señor dice: «El Señor Todopoderoso
responde: «Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino
delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan;
vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen) (Mal 3: 1-2).
Aquí, de nuevo, el que habla (<el Señor Todopoderoso) se distingue a sí
mismo del «Señor a quien ustedes buscan), lo que sugiere dos personas
separadas, a ambas de las cuales se les llama «Señal).
En
Oseas 1:7 el Señor está hablando, y dice de la casa de Judá: «la salvaré por
medio del Señor su Dios), de nuevo sugiriendo que a más de una persona se le
puede llamar «Seña!) (heb. Yahvé y «Dios) (Elohim).
Y en
Isaías 48:16 el que habla (evidentemente el siervo del Señor) dice: «Y ahora el
Señor omnipotente me ha enviado con su Espíritu».5 Aquí el Espíritu del Señor,
como el siervo del Señor, ha sido «enviado» por el Señor Dios en una misión en
particular. El paralelo entre los dos objetos del envío (a mí» y «a su
espíritu») encajaría con el concepto de ver a ambos como personas distintas;
parece significar más que simplemente «el Señor me ha enviado a mí y a su
poder».
De
hecho, desde una perspectiva completa del Nuevo Testamento (que reconoce a
Jesús el Mesías como el verdadero siervo del Señor que predicen las profecías
de Isaías), Isaías 48: 16 tiene implicaciones trinitarias: «y ahora el Señor
omnipotente me ha enviado con su Espíritu», si las dice Jesús el Hijo de Dios,
se refiere a las tres personas de la Trinidad.
Todavía
más, varios pasajes del Antiguo Testamento que hablan del «ángel del Señor»
sugieren una pluralidad de personas en Dios. La palabra que se traduce «ángel»
(heb. Malak) significa simplemente «mensajero». Si el ángel del Señor es un
«mensajero» del Señor, él es distinto del Señor mismo.
Sin
embargo en algún momento al ángel del Señor se le llama «Dios» o «el Señor»
(vea Gn 16:13; Éx 3: 2-6; 23: 20-22 [note «mi nombre está en él» en v. 21, RVR
1960]; Nm 22: 35 con 38;Jue 2:1-2; 6:11 con 14). En otros puntos en el Antiguo
Testamento «el ángel del Señor» simplemente se refiere a un ángel creado, pero
por lo menos en estos pasajes del ángel especial (o «mensajero») del Señor
parece ser una persona distinta que es plenamente divina.
Uno de
los pasajes más disputados del Antiguo Testamento que podría mostrar
personalidad distinta para más de una persona es Proverbios 8: 22-31. Aunque en
la parte anterior del capítulo se podría entender solo como una personificación
de la «sabiduría» para efecto literario, que muestra a la sabiduría llamando al
sencillo e invitándole a aprender, vv. 21-31, uno podría argüir, dice cosas en
cuanto a la «sabiduría» que parecen ir más allá de la mera personificación.
Hablando
del tiempo cuando Dios creó la tierra, la «sabiduría» dice: «Allí estaba yo,
afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de
estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género
humano me deleitaba!» (Pr 8: 30-31).
Su
obrar como un «artesano» al lado de Dios en la creación sugiere la idea de una
personalidad distinta, y las frases que siguen pudieran parecer incluso más
convincentes, porque sólo una persona puede decir «Día tras día me llenaba yo
de alegría», y puede regocijarse en el mundo y deleitarse en la humanidad.
Pero
si decidimos que «sabiduría» aquí se refiere al Hijo de Dios antes de que
encamara, hay una dificultad. Los versículos 22-25 (VP) parecen hablar de la
creación de esta persona a la que se le llama «sabiduría»:
NOTA: La traducción de Is 48: 16 en la RVR
reproduce tanto el sentido literal de las palabras hebreas y el orden de
palabras del texto hebreo.
La traducción de la NVI, «con su Espíritu» no la
exige el texto hebreo y tiende a oscurecer los pensamientos paralelos del Señor
enviándome «a mí» y «a su Espíritu». La palabra con en la NVI es interpretación
de los traductores de la conjunción hebrea ve, que más comúnmente significa
«y». La palabra hebrea común para «con» (im) no aparece en este pasaje.
En respuesta a estos argumentos uno pudiera
argumentar que hay personificaciones similarmente detalladas de la sabiduría en
Pr 8: 1-12 y 9: 1-6, y de la necedad en Pr 9: 13-18, y ningún intérprete
entiende que éstas sean personas reales. Por consiguiente, Pr 8: 22-31 no
representa a una persona real tampoco.
Este argumento me parece convincente, pero he
incluido el siguiente párrafo debido a que Pr 8: 22-31 tiene una larga historia
de intérpretes que piensan que se refiere a Dios Hijo.
El Señor Me Creó Al Principio De Su Obra, Antes De Que Él Comenzara A
Crearlo Todo. Me Formó En El Principio Del Tiempo, Antes De Que Creara La
Tierra. Me Engendró Antes De Que Existieran Los Grandes Mares, Antes De Que
Brotaran Los Ríos Y Los Manantiales. Antes De Afirmar Los Cerros Y Los Montes,
El Señor Ya Me Había Engendrado.
¿No
indica esto que esta «sabiduría» fue creada?
En
realidad, no. La palabra hebrea que comúnmente quiere decir «crear» (bará) no
se usa en el versículo 22. La palabra que usa es kaná, que aparece ochenta y
cuatro veces en el Antiguo Testamento y casi siempre significa «conseguir,
adquirir».
La
LBLA es más clara aquí: «El Señor me poseyó al principio de su camino» (de modo
similar RVR 1960). (Note este sentido de la palabra en Gn 39:1; Éx 21:2; Pr
4:5, 7; 23:23; Ec 2:7; 1s 1:3 (dueño). Este es un sentido legítimo y, si se
entiende la sabiduría como una persona real, significaría sólo que Dios Padre
empezó a dirigir y hacer uso de la poderosa obra creadora de Dios Hijo en el
tiempo en que empezó la creación; el Padre convocó al Hijo para que trabajara
con él en la actividad de la creación. La expresión «me engendró» en los
versículos 24 y 25 es un término diferente pero podría llevar un significado
similar; el Padre empezó a dirigir y hacer uso de la obra poderosa creadora del
Hijo en la creación del universo.
2. REVELACIÓN MÁS COMPLETA DE LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO.
Cuando
empieza el Nuevo Testamento, entramos en la historia de la venida del Hijo de
Dios a la tierra. Era de esperarse que este gran suceso estuviera acompañado de
enseñanza más explícita en cuanto a la naturaleza trinitaria de Dios, y eso es
en efecto lo que hallamos.
Antes de
mirar esto en detalle, podemos simplemente mencionar varios pasajes en donde se
mencionan juntas a las tres personas de la Trinidad.
Cuando
Jesús se bautizó, «en ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de
Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. Yuna voz del cielo decía:
"Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él"» (Mt 3: 16-17).
Aquí, en un mismo momento, tenemos a los tres miembros de la Trinidad
desempeñando tres actividades distintas.
Dios
Padre habla desde el cielo; Dios Hijo está siendo bautizado y el Padre le habla
desde el cielo; y Dios Espíritu Santo desciende del cielo para posarse y
capacitar a Jesús para su ministerio.
Al
final de su ministerio terrenal, Jesús dice a sus discípulos que «vayan y hagan
discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28:19). Los mismos nombres «Padre» e «Hijo»,
tomados de la familia, la más familiar de las instituciones humanas, indican
muy fuertemente.
NOTA: La confusión que rodea la traducción del
versículo parece haber sido causada por la traducción inusual de la
Septuaginta, que usó ktizo (crear) antes que la traducción usual ktaomai,
«adquirir, tomar posesión de») para traducir el término hebreo en este
versículo.
Kaná aparece ochenta y cuatro veces en el Antiguo
Testamento hebreo y se traduce más de veintisiete veces con ktaomai pero sólo
tres veces por ktizo (Gn 14: 19; Pr 8: 22; Jer 39 (32):15), todas las cuales
son traducciones cuestionables. Las otras traducciones del Antiguo Testamento
por Aquila, Símaco y Teodosio todas tienen ktaomai en Pr 8:22.
Que el
Padre y el Hijo son personas distintas. Cuando se pone al «Espíritu Santo» en
la misma expresión y en el mismo nivel de las otras dos personas, es dificil
evadir la conclusión de que al Espíritu Santo también se le ve como una persona
de igual posición que el Padre y el Hijo.
Cuando
nos damos cuenta de que los autores del Nuevo Testamento generalmente usan el
nombre «Dios» (gr. Teos) para referirse a Dios Padre y el nombre «Señor» (gr.
kurios), para referirse a Dios Hijo, es claro que hay otra expresión trinitaria
en 1ª Corintios 12: 4-6: «Ahora bien,
hay diversos dones, pero un mismo Espíritu.
Hay
diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero
es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos».
De
modo similar, el último versículo de 2ª Corintios es una expresión trinitaria:
«Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos ustedes» (2ª Co 13:14). Vemos a las tres personas
mencionadas separadamente en Efesios 4: 4-6 igualmente: «Hay un solo cuerpo y
un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un
solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos y por medio de todos y en todos».
A
todas las tres personas de la Trinidad se las mencionan juntas en la frase de
apertura de 1ª Pedro: «Según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra
santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su
sangre» (1ª P 1: 2).
Y en
Judas 20-21 leemos: «Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el
amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el
Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su
misericordia, les conceda vida eterna».
Sin
embargo, la traducción de la RVR 1960 de 1Jn 5:7 no se debe usar en esta
conexión. Dice: «Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre,
el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno».
El
problema con esta traducción es que se basa en un número muy pequeño de
manuscritos griegos no confiables, el más antiguo de los cuales procede del
siglo XIV d.C. Ninguna traducción moderna en inglés incluye esta traducción, y
todas la omiten, como también la mayoría de los manuscritos griegos de las
principales tradiciones del texto, incluyendo varios manuscritos muy confiables
del IV YV siglo d.C., y también citas incluidas por los padres tales como
Ireneo (ca. 202 d.C.), Clemente de Alejandría (ca. 212 d.C.), Tertuliano (murió
después del 220 d.C.), y el gran defensor de la Trinidad, Atanasia (373 d.C.).
B. TRES DECLARACIONES RESUMEN LA ENSEÑANZA BÍBLICA
En un
sentido la doctrina de la Trinidad es un misterio que jamás podremos entender por
completo. Sin embargo, podemos entender algo de su verdad resumiendo las
enseñanzas de la Biblia en tres afirmaciones:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios
3. Hay sólo un Dios
La
siguiente sección desarrollará en más detalle cada una de estas afirmaciones.
1. DIOS ES TRES PERSONAS.
El
hecho de que Dios es tres personas quiere decir que el Padre no es el Hijo; son
personas distintas. También quiere decir que el Padre no es el Espíritu Santo,
sino que son personas distintas. y quiere decir que el Hijo no es el Espíritu
Santo.
Estas
distinciones se ven en varios de los pasajes citados en la sección anterior
tanto como en muchos otros pasajes adicionales del Nuevo Testamento.
Juan
1: 1-2 nos dice: «En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con
Dios, y el Verbo era Dios». El hecho de que el «Verbo» (que en los vv. 9-18 se
ve que es Cristo) está «con» Dios muestra distinción entre él y Dios Padre. En
Juan 17: 24, Jesús habla a Dios Padre acerca de «mi gloria, la gloria que me
has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo», mostrando de
este modo distinción de personas que participan de la gloria, y en una relación
de amor entre Padre e Hijo antes de que el mundo fuera creado.
Se nos
dice que Jesús continúa como nuestro Sumo Sacerdote y Abogado ante Dios Padre:
«Si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo»
(1ª Jn2: 1). Cristo es el que «también puede salvar por completo a las que por
medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos»
(Heb 7:25). Sin embargo, a fin de interceder por nosotros ante Dios Padre, es
necesario que Cristo sea una persona distinta del Padre.
ES MÁS, EL PADRE NO ES EL
ESPÍRITU SANTO, Y EL HIJO NO ES EL ESPÍRITU SANTO.
Se les
distingue en varios versículos. Jesús dijo: «Pero el Consolador, el Espíritu
Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y
les hará recordar todo lo que les he dicho» Gn 14:26). El Espíritu Santo
también ora o «intercede» por nosotros (Ro 8:27), lo que indica una distinción entre
el Espíritu Santo y Dios Padre ante quien se hace la intercesión.
Finalmente,
el hecho de que el Hijo no es el Espíritu Santo también se indica en los varios
pasajes trinitarios mencionados antes, tales como la gran comisión (Mt 28: 19),
y en los pasajes que indican que Cristo volvió al cielo y luego envió al
Espíritu Santo a la iglesia. Jesús dijo: «Les conviene que me vaya porque, si
no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo
enviaré a ustedes» Gn 16:7).
Algunos
han cuestionado si el Espíritu Santo en verdad es una persona distinta, antes
que simplemente el «poder» o «fuerza» de Dios en acción en el mundo. Pero el
Nuevo Testamento es muy claro y fuerte. 9 Primero están los varios versículos
mencionados anteriormente, en donde se pone al Espíritu Santo en una relación
de coordinación con el Padre y el Hijo (Mt 28: 19; 1ª Co 12: 4-6; 2ª Ca 13: 14;
Ef. 4: 4-6; 1ª P 1: 2); puesto que el Padre y el Hijo son personas, la
expresión coordinada intima fuertemente que el Espíritu Santo también es una
persona.
Luego
hay lugares donde el pronombre masculino él (gr. ekeinos) se le aplica al
Espíritu Santo Gn 14: 26; 15: 26; 16: 13-14), lo que uno no esperaría de las
reglas de la gramática griega, porque el sustantivo «espíritu» (gr. pneuma) es
neutro, no masculino, y ordinariamente se le añadiría el pronombre neutro
ekeino. Es más, el nombre Consejero o Consolador (gr. parakletos) es un término
que comúnmente se usa para hablar de una persona que ayuda o da consuelo o consejo
a otra persona o personas, pero se usa para referirse al Espíritu Santo en el
Evangelio de Juan (14: 16, 26; 15: 26; 16: 7).
También
al Espíritu Santo se le adscriben otras actividades personales, tales como
enseñar Gn 14:26), dar testimonio Gn 15: 26; Ro 8: 16), interceder u orar a
favor de otros (Ro 8: 26-27), escudriñar las profundidades de Dios (1a
Co 2: 10), conocer los pensamientos de Dios (1a Co 2: 11), decidir repartir
algunos dones a algunos y otros dones a otros (1a Co 12:11),
prohibir o no permitir ciertas actividades (HH. 16: 6-7), hablar (Hch 8: 29;
13:2; y muchas veces en el Antiguo y Nuevo Testamentos), evaluar y aprobar un
curso sabio de acción (Hch 15:28), y entristecerse por el pecado en la vida de
los creyentes (Ef 4: 30).
Finalmente,
si se entiende que el Espíritu Santo es simplemente el poder de Dios, antes que
una persona distinta, entonces toda una serie de pasajes no tendrían sentido,
porque en ellos el Espíritu Santo y su poder o el poder de Dios se mencionan
juntos. Por ejemplo, Lucas 4: 14: Jesús regresó a Galilea en el poder del
Espíritu» estaría diciendo: Jesús regresó a Galilea en el poder del poder».
En
Hechos 10:38: «Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el
Espíritu Santo y con poder», significaría: «Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo
lo ungió Dios con el poder de Dios y con poder» (vea también Ro 15: 13; 1a
Co 2: 4).
Aunque
tantos pasajes claramente distinguen al Espíritu Santo de los otros miembros de
la Trinidad, un versículo dificil ha sido 2a Corintios 3: 17: «Ahora
bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad».
Los
intérpretes a menudo han dado por sentado que «el Señor» aquí significa Cristo,
porque Pablo frecuentemente usa «el Señor» para referirse a Cristo. Pero
probablemente ese no es el caso aquí, porque se pudiera elaborar un buen
argumento partiendo de la gramática y del contexto para decir que este
versículo se traduce mejor con el Espíritu Santo como sujeto: «Ahora bien, el
Espíritu es el Señor».
En este
caso, Pablo estaría diciendo que el Espíritu Santo es también «Yahvé» (o
Jehová»), el Señor del Antiguo Testamento (note el claro trasfondo del Antiguo
Testamento en este contexto, empezando en el v. 7). Teológicamente esto sería
muy aceptable, porque se podría decir con verdad que así como Dios Padre es
«Señor» y Dios Hijo es «Señor» (en el pleno sentido del Antiguo Testamento de
«Señor» como nombre de Dios), también el Espíritu Santo es aquel a quien se
llama «Señor» en el Antiguo Testamento; y es el Espíritu Santo el que nos
manifiesta especialmente la presencia del Señor en esta era del nuevo pacto.
NOTA: Gramaticalmente tanto «el Espíritu» (to
pneuma) y «el Señor» )o kurios) están en caso nominativo, que es el caso que
toman tanto el sujeto como el sustantivo predicado en una oración con el verbo
«ser». El orden de las palabras no indica el sujeto en el griego como lo hace
en inglés. El artículo definido (o, «Él») antes de «Señor» aquí probablemente
en anafórico (es decir, se refiere hacia atrás a la mención previa del «Señor»
en el v. 16. Y dice que el Espíritu es «el Señor» que se acaba de mencionar en
la oración previa). (Vea Murray Harris, «2a Corinthians», en EBC 10:
338-39).
0tra posible interpretación es decir que está
hablando de la función de Cristo y la función del Espíritu Santo como tan
estrechamente relacionadas en la edad del Nuevo Testamento que se puede hablar
de ambas como de un solo propósito. El versículo entonces significaría algo
como: Al Señor Jesús se le ve y se le conoce en esta edad mediante la actividad
del Espíritu Santo, porque la función del Espíritu Santo es glorificar a
Cristo».
Pero esta es una interpretación menos persuasiva,
puesto que parece improbable que Pablo hablaría de una identidad de función de
una manera tan oscura, o incluso que Pablo quisiera decir que la obra de Cristo
y la obra del Espíritu son idénticas.
2. CADA PERSONA ES PLENAMENTE DIOS.
Además
del hecho de que las tres personas son distintas, el testimonio abundante de la
Biblia es que cada persona es también plenamente Dios.
Primero, Dios Padre es claramente Dios. Esto es evidente
del primer versículo de la Biblia, en donde Dios creó los cielos y la tierra.
Es evidente por todo el Antiguo y Nuevo Testamentos, en donde a Dios Padre
claramente se le ve como Señor soberano sobre todo y en donde Jesús ora al
Padre celestial.
Luego,
el Hijo es plenamente Dios. Aunque este punto se desarrollará con mayor detalle
en el capítulo 26, «La persona de Cristo», en este punto podemos brevemente
notar varios pasajes explícitos. Juan 1: 1-4 claramente afirma la plena deidad
de Cristo:
En El Principio Ya Existía El Verbo, Y El Verbo Estaba Con Dios, Y El
Verbo Era Dios. Él Estaba Con Dios En El Principio. Por Medio De Él Todas Las
Cosas Fueron Creadas; Sin Él, Nada De Lo Creado Llegó A Existir.En Él Estaba La
Vida, Y La Vida Era La Luz De La Humanidad.
Aquí a
Cristo se le menciona como «el Verbo», y Juan dice tanto que él estaba «con
Dios» y que él «era Dios». El texto griego hace eco de las palabras de apertura
de Génesis 1: 1: (En el principio) y nos recuerda que Juan está hablando de
algo que fue cierto antes de que el mundo fuera hecho. Dios Hijo siempre fue
plenamente Dios.
Los
Testigos de Jehová han cuestionado la traducción «el Verbo era Dios», y lo
traducen como «la Palabra era un Dios» implicando que el Verbo era simplemente
un ser celestial pero no plenamente divino. Justifican su traducción señalando
el hecho de que el artículo definido (gr.jo, «el») no aparece antes de la
palabra griega Teos (Dios).
Dicen
que, por consiguiente, Teos se debe traducir «un Dios». Sin embargo, ningún
erudito griego reconocido ha seguido tal interpretación, porque es de
conocimiento común que la oración sigue una regla general de la gramática
griega, y la ausencia del artículo definido solo indica que «Dios» es el
predicado antes que el sujeto de la oración. (Una publicación reciente de los
Testigos de Jehová ahora reconocen la regla gramatical pertinente pero continúan
afirmando de todas maneras su posición en cuanto a Juan 1: 1).
NOTA: Esta regla (llamada «regla de Colwell») se
considera tan temprano como el capítulo 6 de una gramática griega introductoria
regular; Vea John Wenham, The Elements of New Testament Greek (Cambridge
University Press, Cambridge, 1965), p. 35; también BDF 273. La regla es
sencillamente que en dos oraciones con el verbo conjuntivo ser (tal como el gr.
jeimí), un sustantivo definido predicado parlo general dejará fuera el artículo
definido cuando precede al verbo, pero el sujeto de la oración, si es definido,
retiene el articulo definido. Así que si Juan hubiera querido decir:
«El Verbo era Dios», Juan 1:1 es exactamente como
lo hubiera dicho. (Estudios gramaticales recientes han confirmado e incluso
fortalecido la regla original de Colwell; vea Lane C. McGaughy, Toward a
Descriptive Analysis of BINAI as a Linking Verb in the New Testament [SBLDS 6;
SBL, Missoula, Mont., 1972J, esp. pp. 49-53, 73-77; Y la revisión importante de
este libro por E. V. N. Goetchius en JBL 95 [1976]: 147-49.)
Por supuesto, si Juan hubiera querido decir: «el
verbo era un dios}} (con un predicado indefinido, «un dios»), lo hubiera
escrito también de esta manera, puesto que no habría habido artículo definido
para dejar fuera en primer lugar.
La
irregularidad de la posición de los Testigos de Jehová se puede ver además en
su traducción del resto del capítulo. Por varias otras razones gramaticales, la
palabra Teos también carece de artículo definido en otros lugares de este
capítulo, tales como el versículo 6 (Vino un hombre llamado Juan. Dios lo
envió), versículo 12 (les dio el derecho de ser hijos de Dios), versículo 13
(sino que nacen de Dios), y versículo 18 (A Dios nadie lo ha visto nunca).
Si los
Testigos de Jehová fueran consistentes en su argumentación en cuanto a la
ausencia del artículo definido, deberían haber traducido todos éstos casos con
la frase «un dios», pero en cada uno de estos casos traducen «Dios».
Juan
20: 28 en su contexto también es una fuerte prueba de la deidad de Cristo.
Tomás
había dudado de los informes de los otros discípulos de que habían visto a
Jesús resucitado de los muertos, y dijo que no creería a menos que pudiera ver
las huellas de los clavos en las manos de Jesús y poner su mano en su costado
herido Jn 20: 25).
Después
Jesús se apareció a los discípulos cuando Tomás estaba con ellos. Le dijo a
Tomás: «Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi
costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe» Jn 20:27). En respuesta a
esto, leemos que Tomás exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jn 20:28).
Aquí
Tomás llamó a Jesús «Dios mío». La narración muestra que tanto Juan al escribir
su Evangelio y Jesús mismo aprobó lo que Tomás había dicho y alentó a todos los
que lugar. Pero si ese fuera el caso, habría en el contexto algunos indicios de
que Juan está usando la palabra Teas para hablar de un ser celestial que no era
plenamente divino. Así que la pregunta surge: ¿De qué clase de Dios (o «dios»)
está hablando Juan en este contexto? ¿Está hablando del Dios uno y verdadero
que creó los cielos y la tierra?
En ese
caso, Teas era definido y dejó fuera el artículo definido para mostrar que era
el sustantivo predicado. ¿O acaso Está Juan hablando de algún otro ser
celestial (un dios») que no es el Dios uno y verdadero? En ese caso Teas fue
indefinido y nunca tuvo el artículo definido en primer lugar.
El
contexto decide este asunto claramente. De los otros usos de la palabra Teas
para indicar «Dios» en los vv. 1, 2, 6, 12, 13, y de las palabras de apertura
que traen a colación Gn 1: 1 (En el principio»), es claro que Juan está
hablando del Dios uno y verdadero que creó los cielos y la tierra. Eso
significa que Teas en el v. 2 se debe entender como refiriéndose al mismo Dios
por igual.
NOTA: El argumento se halla en un ataque detallado,
más bien extenso, contra la doctrina de la Trinidad: Shauld Yau Believe in the
Trinity (no se menciona el autor; Watchtower Bible and Tract Society, Brooklyn,
N.Y., 1989). Este grupo evidentemente considera este folleto una declaración
significativa de su posición, porque en la página 2 indica:
«Primera edición en inglés: 5.000.0000 de
ejemplares». El folleto primero presenta el argumento tradicional de que Juan
1:1 se debe traducir «un dios» debido a la ausencia del artículo definido (p.
27).
Pero más adelante reconoce que la regla de Colwell
es pertinente para Juan 1: 1 (p. 28) Y allí admite que el contexto, no la
ausencia del artículo definido, determina si debemos traducir «El Verbo era
Dios) (definido) o «el Verbo era un dios» (indefinido).
Luego argumenta como sigue: «cuando el contexto lo
requiere, los traductores pueden insertar un artículo indefinido frente al
sustantivo en este tipo de estructura de oración. ¿Requiere el contexto un
artículo indefinido en Juan 1: 1? Sí, porque el testimonio de la Biblia entera
es que Jesús no es el Dios Todopoderoso)(p. 28).
Debemos notar cuidadosamente la debilidad de este
argumento: admiten que el contexto es decisivo, pero luego no citan ni un ápice
de evidencia del contexto de Juan 1: 1. Más bien, simplemente aseveran de nuevo
su conclusión en cuanto a «la Biblia entera). Si concuerdan que el contexto es
decisivo, pero no pueden hallar nada en este contexto que respalde su punto de
vista, simplemente han perdido el debate.
Por consiguiente, habiendo reconocido la regla de
Colwell, con todo se aferran a su punto de vista sobre Juan 1: 1, sin ninguna
evidencia que los respalde. Merrarse a un punto de vista sin evidencia que la
respalde es simplemente irracional.
El folleto como un todo dará la apariencia de una
obra escolástica para laicos, puesto que cita a docenas de teólogos y obras de
referencia académica (siempre sin ninguna documentación adecuada). Sin embargo,
muchas citas se toman fuera de contexto y se las hace decir algo que los autores
jamás intentaron, y otras son de eruditos católicos o protestantes de teología
liberal que igualmente cuestionan la doctrina de la Trinidad y la veracidad de
la Biblia.
Y
oyeron a Tomás a creer lo mismo que Tomás. Jesús de inmediato le responde a
Tomás: «Porque me has visto, has creído dichosos los que no han visto y sin
embargo creen» Jn 20: 29). En lo que a Juan atañe, este es el dramático punto
cumbre del evangelio, porque inmediatamente le dice al lector, yen el mismo
siguiente versículo, que esta es la razón por la que escribió:
Jesús Hizo Muchas Otras Señales Milagrosas En Presencia De Sus
Discípulos, Las Cuales No Están Registradas En Este Libro. Pero Éstas Se Han
Escrito Para Que Ustedes Crean Que Jesús Es El Cristo, El Hijo De Dios, Y Para
Que Al Creer En Su Nombre Tengan Vida Jn 20: 30-31).
Jesús
habla de los que no le verán y sin embargo creerán, y Juan de inmediato le dice
a los lectores que ha incluido los acontecimientos escritos en su Evangelio
para que ellos puedan creer también de esta manera, imitando a Tomás en su
confesión de fe. En otras palabras, todo el evangelio fue escrito para
persuadir a las personas a imitar a Tomás, que sinceramente llamó a Jesús:
«Señor mío y Dios mío».
Debido
a que Juan presenta esto como el propósito de su evangelio, la oración cobra
fuerza adicional.
Otros
pasajes que hablan de Jesús como plenamente divino incluyen Hebreos 1, en donde
el autor dice que Cristo es la «fiel imagen» (v. 3, gr. karákter, «duplicado
exacto») de la naturaleza o ser (gr. jupostasis) de Dios; lo que quiere decir
que Dios Hijo duplica exactamente el ser o la naturaleza de Dios Padre en todo
detalle; cualquier atributo o poder que Dios Padre tiene, Dios Hijo lo tiene
por igual. El autor pasa a referirse al Hijo como «Dios» en el versículo 8
(Pero con respecto al Hijo dice: «Tu trono, oh Dios, permanece por los siglos
de los siglos»), y le atribuye a Cristo la creación de los cielos cuando dice
de él: «En el principio, oh Señor, tú afirmaste la tierra, y los cielos son la
obra de tus manos» (Heb 1: 10, citando Sal 102: 25).
Tito
2: 13 se refiere a «nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo», y 2ª Pedro 1: 1
habla de «la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo». Romanos 9: 5,
hablando del pueblo judío, dice: «De ellos son los patriarcas, y de ellos,
según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas.
!¡Alabado sea por siempre! Amén».
NOTA: El folleto de los Testigos de Jehová Should
You Believe in the Trinity? ofrece dos explicaciones para Juan 20: 28:
(1) «Para Tomás Jesús era como «un dios»,
especialmente en la circunstancia milagrosa que motivó su exclamación» (p. 29).
Pero esta explicación no convence, porque Tomás no dijo: «tú eres como un
dios», sino más bien llamó a Jesús «Dios mío», El texto griego tiene el
artículo definido (no se puede traducir «un dios») y es explícito: Teos mou no
es «un Dios mío» si no «mi Dios».
(2) La segunda explicación que ofrecen es que
«Tomás tal vez simplemente lanzó una exclamación emocional de asombro, dicha a
Jesús pero dirigida a Dios» (ibid.). La segunda parte de esta oración: «dicha a
Jesús pero dirigida a Dios», es simplemente incoherente; puede querer decir:
«dicha a Jesús pero no dicha a Jesús), lo que no es solo contradictorio en sí
mismo, sino también imposible; si Tomás estaba hablando con Jesús también
estaba dirigiendo sus palabras a Jesús.
La primera parte de esta oración, la afirmación de
que Tomás en realidad no está llamando a Jesús (Dios), sino meramente lanzando
una interjección o palabras involuntarias de exclamación, no tiene mérito,
porque el versículo dice claramente que Tomás no está hablando al aire sino
hablando directamente a Jesús: «Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío,
y Dios mío!» Un 20:28, RVR).
Inmediatamente tanto Jesús como Juan en su escrito
elogian a Tomás, ciertamente no por lanzar una interjección sino por creer en
Jesús como su Señor y Dios.
Tanto Tito 2: 13 y 2 Pedro 1:1 tienen notas al
margen en la RSV en inglés, por las que a Jesús se hace referencia como siendo
una persona diferente de «Dios)), y por consiguiente no se le llama Dios: «el
gran Dios y nuestro Salvador Jesucristo) (Tit 2:13, margen, RSV) y «nuestro
Dios y el Salvador Jesucristo) (2ª P 1: 1, margen, RSV).
Estas traducciones alternas son posibles
gramaticalmente pero improbables. Ambos versículos tienen la misma construcción
en griego, en la cual un artículo definido gobierna dos sustantivos unidos por
la palabra griega para y (kai). En todos los casos en donde se halla esta
construcción se ve a los dos sustantivos como unificados de alguna
En el
Antiguo Testamento, Isaías 9: 6 predice:
Porque Nos Ha Nacido Un Niño, Se Nos Ha Concedido Un Hijo; La Soberanía
Reposará Sobre Sus Hombros, Y Se Le Darán Estos Nombres: Consejero Admirable,
Dios Fuerte.
Al
aplicarse esta profecía a Cristo, se refiere a él como «Dios fuerte». Note la
aplicación similar de los títulos «Señor» y «Dios» en la profecía de la venida
del Mesías en Isaías 40: 3: «Preparen en el desierto un camino para el Señor;
enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios», citada por Juan el
Bautista en preparación para la venida de Cristo en Mateo 3: 3.
En el
capítulo 26, abajo, se considerarán muchos otros pasajes, pero estos deberían
ser suficientes para demostrar que el Nuevo Testamento claramente se refiere a
Cristo como plenamente Dios. Como Pablo dice en Colosenses 2: 9: «Toda la
plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo».
Luego,
el Espíritu Santo también es plenamente Dios. Una vez que entendemos que Dios
Padre y Dios Hijo son plenamente Dios, las expresiones trinitarias en
versículos como Mateo 28:19 (bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo) cobran significación para la doctrina del Espíritu Santo,
porque muestran que al Espíritu Santo se le clasifica en un nivel igual con el
Padre y el Hijo.
Esto
se puede ver si reconocemos lo inimaginable de que Jesús hubiera dicho algo
como: «Bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del arcángel Miguel»;
esto le habría dado a un ser creado una posición enteramente inapropiada
incluso para un arcángel.
Los
creyentes en todos los siglos pueden ser bautizados solemne manera, y a menudo
son dos nombres separados para la misma persona o cosa. Especialmente
significativo es 2ª Pedro 1: 1, porque Pedro usa exactamente la misma
construcción otras tres veces en el libro para hablar de «nuestro Señor y
Salvador Jesucristo» (1ª P 1: 11; 2: 20; 3: 18).
En
estos otros tres versículos las palabras en griego son exactamente las mismas
en todo detalle que excepto la palabra Señor (kurios) se usa en lugar de la
palabra Dios (Teos). Si en todas estas otras tres instancias se traducen:
<muestro Señor y Salvador Jesucristo, como lo son en todas las principales
traducciones, su consistencia en la traducción parece exigir la traducción de
2ª Pedro 1: 1 como: (muestro Dios y Salvador Jesucristo), de nuevo refiriéndose
a Cristo como Dios.
En
Tito 2:13 Pablo está escribiendo acerca de la esperanza de la segunda venida de
Cristo, que los escritores del Nuevo Testamento consistentemente hablan en
términos que hacen énfasis en la manifestación de Jesucristo en su gloria, no
en términos que recalcan la gloria del Padre.
En el
nombre (y por consiguiente en una toma de carácter) de Dios mismo. (Note
también los otros pasajes trinitarios mencionados arriba: 1ª Co 12: 4-6; 2ª Co
13: 14; Ef. 4: 4-6; 1ª P 1: 2;Jud 20-21).
En
Hechos 5: 3-4 Pedro le pregunta a Ananías: «¿Cómo es posible que Satanás haya
llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo ¡No has mentido a
los hombres sino a Dios!». De acuerdo a las palabras de Pedro, mentirle al
Espíritu Santo es mentirle a Dios.
Pablo
dice en 1ª Corintios 3: 16: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en ustedes?» El templo de Dios es el lugar donde Dios
mismo mora, lo que Pablo explica por el hecho de que «el Espíritu de Dios» mora
allí, de este modo evidentemente igualando al Espíritu de Dios con Dios mismo.
David
pregunta en Salmo 139:7-8: «¿Adónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿Adónde
podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú». Este pasaje
atribuye al Espíritu Santo la característica divina de omnipresencia, algo que
no se aplica a ninguna de las criaturas de Dios.
Parece
que David está igualando al Espíritu de Dios con la presencia de Dios. Huir del
Espíritu de Dios es huir de su presencia, pero si no hay ningún lugar a donde
David pueda huir del Espíritu de Dios, entonces él sabe que donde quiera que
vaya también tendrá que decir: «Tú estás allí».
Pablo
le atribuye al Espíritu Santo la característica divina de omnisciencia en 1ª
Corintios 2: 10-11: «El Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de
Dios.
En
efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu
que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios [gr.
Literalmente «las cosas de Dios»] sino el Espíritu de Dios».
Es
más, la actividad de dar el nuevo nacimiento a toda persona que nace de nuevo
es obra del Espíritu Santo. Jesús dijo: «Yo te aseguro que quien no nazca de agua
y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace del cuerpo es
cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya
dicho:
"Tienen
que nacer de nuevo"» Jn 3: 5-7). Pero la obra de dar vida nueva espiritual
a los seres humanos cuando se convierten es algo que sólo Dios puede hacer (1ª
Jn 3: 9: «nacido de Dios»). Este pasaje, por consiguiente, da otra indicación
de que el Espíritu Santo es plenamente Dios.
Hasta
este punto tenemos dos conclusiones, y ambas se enseñan por profusamente toda
la Biblia:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios.
Si la
Biblia enseñara sólo estos dos hechos, no habría problema lógico por ningún
lado en hacerlos encajar uno con otro, porque la solución obvia sería que hay1A
Ti 5: 21 no se debería ver cómo ejemplo contrario a esta afirmación, porque
allí Pablo simplemente está advirtiendo a Timoteo en presencia de una hueste de
testigo celestiales, tanto divinos como evangélicos, que él sabe que están
observando la conducta de Timoteo.
Esto
es similar a la mención de Dios y Cristo y los ángeles del cielo y los «justos
que han llegado a la perfección» en Heb 12: 22-24, en donde se menciona una
gran asamblea celestial.
1ª Ti
5: 21 se debería ver, por consiguiente, como significativamente diferente de
los pasajes trinitarios mencionados arriba, puesto que estos pasajes hablan de
actividades únicamente divinas, tales como repartir dones a todo creyente (1ª
Co 12: 4-6) o tener el nombre en el cual todos los creyentes son bautizados (Mt
28: 19).
Tres
dioses. El Padre es plenamente Dios, el Hijo es plenamente Dios, y el Espíritu
Santo es plenamente Dios. Tendríamos un sistema en donde hay tres seres
igualmente divinos. Tal sistema de creencias se llamaría politeísmo; o, más
específicamente, «triteísmo», o la creencia en tres dioses. Pero eso dista
mucho de lo que la Biblia enseña.
NOTA: La lectura marginal de la NVI en inglés es
similar a la lectura del principal texto de la RSV en inglés, que dice: «y de
su raza, según la carne, es el Cristo. Dios que es sobre todas las cosas sea
bendito para siempre. Amén» (Ro 9: 5, RSV en inglés). Pero esta traducción es
mucho menos probable en base gramatical o contextual, y se justifica
primordialmente aduciendo que Pablo no se habría referido a Cristo como «Dios».
La traducción de la NVI, que se refiere a Cristo como «Dios sobre todas las
cosas», es preferible porque:
(1) el patrón normal de Pablo es declarar una
palabra de bendición respecto a la persona de quien ha estado hablando, que en este
caso es Cristo;
(2) el participio griego on, «siendo», que hace que
la frase literalmente diga: «quien, siendo Dios sobre todas las cosas escrito
para siempre», sería redundante si Pablo estuviera empezando una nueva oración
como lo tiene la RSV;
(3) cuando Pablo en otros lugares empieza una nueva
oración con una palabra de bendición a Dios, la palabra «bendito» viene primero
en la oración griega (vea 2ª Co 1: 3; Ef. 1: 3;
el patrón de Pedro en 1ª P 1: 3), pero aquí la expresión no sigue ese
patrón, lo que hace improbable la traducción de la RSV. Vea Donald Guthrie, New Testament Theology (Inter-Varsity Press,
Leicester, 1981), pp. 339-40. Para un tratamiento definitivo de todos los textos del Nuevo Testamento
que se agrega Jesús como «Dios», vea Murray Harris, Jesús as God (Grand Rapids:
Baker, 1992).
3. HAY SÓLO UN DIOS.
La
Biblia dice claramente que hay un Dios y sólo uno. Las tres personas diferentes
de la Trinidad son una no sólo en propósito y en acuerdo en lo que piensan,
sino que son una en esencia, una en su naturaleza esencial. En otras palabras,
Dios es sólo un ser. No hay tres dioses. Hay sólo un Dios.
Uno de
los pasajes más conocidos del Antiguo Testamento es Deuteronomio 6: 4-5:
«Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas».
CUANDO MOISÉS CANTA:
¿Quién, Señor, Se Te Compara Entre Los Dioses? ¿Quién Se Te Compara En
Grandeza Y Santidad? Tú, Hacedor De Maravillas, Nos Impresionas Con Tus Portentos
(Éx 15: 11) La Respuesta Obviamente Es: «Nadie». Dios Es Único, Y No Hay Nadie
Como Él Y No Puede Haber Nadie Como Él. De Hecho, Salomón Ora: «Así Todos Los
Pueblos De La Tierra Sabrán Que El Señor Es Dios, Y Que No Hay Otro» (1ª R 8:
60).
Cuando
Dios habla, repetidamente dice sin dejar duda que él es el único Dios
verdadero; la idea de que hay tres dioses para adorar antes que uno sería
impensable a la luz de estas afirmaciones extremadamente fuertes. Sólo Dios es
el único Dios verdadero y no hay nadie como él. Cuando habla, sólo él habla; no
está hablando como un Dios de tres que deben ser adorados. Él dice:
Yo Soy El Señor, Y No Hay Otro; Fuera De Mí No Hay Ningún Dios. Aunque
Tú No Me Conoces, Te Fortaleceré, Para Que Sepan De Oriente A Occidente Que No
Hay Ningún Otro Fuera De Mí. Yo Soy El Señor, Y No Hay Ningún Otro. (Is 45:
5-6)
De
modo similar, llama a todos en la tierra a que se vuelvan a él: Fuera de mí no
hay otro Dios;
Dios Justo Y Salvador, No Hay Ningún Otro Fuera De Mí. Vuelvan A Mí Y
Sean Salvos, Todos Los Confines De La Tierra, Porque Yo Soy Dios, Y No Hay
Ningún Otro. (Is 45: 21-22; 44: 6-8).
El
Nuevo Testamento también afirma que hay sólo un Dios. Pablo escribe: «Porque
hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre» (1ª Ti 2:5). Pablo afirma que «no hay más que un solo Dios» (Ro 3: 30),
y que «no hay más que un solo Dios» (1ª Co 8:6).18 Finalmente, Santiago
reconoce que incluso los demonios reconocen que hay sólo un Dios, aunque su
asentimiento intelectual al hecho no es suficiente para salvarlos: «¿Tú crees
que hay un solo Dios?
¡Magnífico!
También los demonios 10 creen, y tiemblan» (Stg 2:19). Pero claramente Santiago
afirma que uno «hace bien» en creer que «Dios es uno».
4. TODAS LAS SOLUCIONES SIMPLISTAS DEBEN NEGAR UNA HEBRA DE LA ENSEÑANZA
BÍBLICA.
Ahora
tenemos tres declaraciones, todas las cuales se enseñan en la Biblia.
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios.
3. Hay sólo un Dios.
En
toda la historia de la iglesia ha habido esfuerzos por concebir una solución
sencilla a la doctrina de la Trinidad negando una u otra de estas afirmaciones.
Si alguien niega la primera afirmación, nos deja con el hecho de que cada una
de las personas que se mencionan en la Biblia (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es
Dios, y que hay sólo un Dios.
Pero
si no tenemos que decir que son tres personas distintas, hay una solución
fácil: son simplemente nombres diferentes de una persona que actúa diferente en
diferentes ocasiones. A veces esta personas se llama a sí mismo Padre, a veces
se llama Hijo, y a veces se llama Espíritu.
No
tenemos dificultad en entender eso, porque en nuestra propia experiencia la
misma persona puede actuar en un momento como abogado (por ejemplo), en otro
momento como padre de sus propios hijos, y en otro momento como hijo respecto a
sus padres; el mismo individuo es un abogado, padre e hijo.
Pero
tal solución negaría el hecho de que las tres personas son individuos
distintos, que Dios Padre envía a Dios Hijo al mundo, y que el Hijo ora al
Padre, y que el Espíritu Santo intercede por nosotros ante el Padre.
Otra
solución sencilla se hallaría al negar la segunda afirmación, es decir, al
negar que alguna de las personas que la Biblia menciona realmente es Dios
plenamente.
Si simplemente
sostenemos que Dios es tres personas, y que hay sólo un Dios, tal vez podríamos
vemos tentados a decir que alguna de las «personas» en este un Dios no es
plenamente Dios, sino que es una parte subordinada o creada de Dios.
Esta
solución la tomarían, por ejemplo, los que niegan la plena deidad del Hijo (y
del Espíritu Santo). Pero, como vimos arriba, esta solución tendría que negar
una categoría entera de la enseñanza bíblica.
Finalmente,
como se anotó arriba, una solución sencilla surgiría al negar que hay sólo un
Dios. Pero esto resultaría en una creencia en tres dioses, algo claramente
contrario a la Biblia.
Aunque
el tercer error no ha sido común, como veremos más abajo, cada uno de los
primeros dos errores ha aparecido en un tiempo u otro en la historia de la
iglesia y todavía persiste en algunos grupos de hoy.
NOTA: 1ª Co 8: 6 no niega que Dios Hijo y Dios
Espíritu Santo sean también «Dios», sino que aquí Pablo dice que a Dios Padre
se identifica como este «sólo un Dios». En otras partes, como hemos visto,
puede hablar de Dios Hijo y Dios Espíritu Santo también como «Dios». Es más, en
este mismo versículo, pasa hablar de «no hay más que un solo Señor, es decir,
Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos».
Aquí usa la palabra Señor en su sentido total del
Antiguo Testamento de (Jehová) como nombre para Dios, y dice que esta es la
persona por medio de quien todas las cosas fueron creadas, afirmando así la
plena deidad de Cristo por igual, pero con un nombre diferente. De este modo,
este versículo afirma tanto la unidad de Dios y la diversidad de las personas
en Dios.
EI término técnico para este punto de vista es
modalismo, que fue una herejía condenada en la iglesia antigua; vea la
explicación más abajo.
5. TODA ANALOGÍA TIENE SUS LIMITACIONES.
Si no
podemos adoptar ninguna de estas soluciones sencillas, ¿cómo podríamos unir
estas tres verdades de la Biblia y mantener la doctrina de la Trinidad? A veces
algunos han usado varias analogías derivadas de la naturaleza o de la experiencia
humana intentando explicar esta doctrina.
Aunque
estas analogías son útiles a un nivel elemental de entendimiento, todas
resultan inadecuadas o equívocas bajo mayor reflexión. Decir, por ejemplo, que
Dios es como un trébol, que tiene tres partes y sin embargo sigue siendo un
trébol, falla porque cada hoja es sólo una parte del trébol, y no se puede
decir de una hoja que sea todo el trébol.
Pero
en la Trinidad cada una de las personas no es simplemente una parte separada de
Dios, sino que cada una es plenamente Dios. Es más, la hoja de un trébol es
impersonal y no tiene personalidad distinta y compleja de la manera que la
tiene cada persona de la Trinidad.
Otros
han usado la analogía del árbol con tres partes: raíz, tronco y ramas, y todas
constituyen un solo árbol. Pero surge un problema similar, porque estas son
sólo partes de un árbol, y de ninguna de ellas se puede decir que sea todo el
árbol.
Es
más, en esta analogía las partes tienen propiedades diferentes, a diferencia de
las personas de la Trinidad, todas las cuales poseen todos los atributos de
Dios en igual medida. y la falta de personalidad en cada parte es igualmente
una deficiencia.
La
analogía de las tres formas del agua (vapor, agua y hielo) es también
inadecuada porque;
(A) Ninguna parte del agua jamás es las tres cosas a la vez,
(B) Tienen diferentes propiedades o características,
(C) La analogía no tiene algo que corresponda al hecho de que hay sólo un
Dios (no hay tal cosa como «un agua» o «toda el agua en el universo»), y
(D) Falta el elemento de la personalidad inteligente.
Se han
derivado otras analogías de la experiencia humana. Se pudiera decir que la
Trinidad es como el hombre que a la vez que es agricultor, alcalde de la ciudad
y anciano en la iglesia. Funciona en papeles diferentes en ocasiones
diferentes, pero es un solo hombre.
Sin
embargo, esta analogía es muy deficiente porque hay sólo un individuo haciendo
estas tres actividades en tiempos diferentes, y la analogía no puede explicar
la interacción personal entre los miembros de la Trinidad. (De hecho, esta
analogía simplemente enseña la herejía llamada modalismo, que se considera más
abajo).
Otra
analogía tomada de la vida humana es la unión del intelecto, las emociones y la
voluntad en un solo ser humano. Aunque estas son partes de la personalidad, sin
embargo, ningún factor constituye la persona entera; y las partes no son
idénticas en características sino que tienen capacidades diferentes.
Así
que, ¿qué analogía debemos usar para enseñar la Trinidad? Aunque la Biblia usa
muchas analogías de la naturaleza y la vida para enseñamos varios aspectos del
carácter de Dios (Dios es como una roca en su fidelidad, es como un pastor en
su cuidado, etc.), es interesante que en ninguna parte la Biblia usa analogía
alguna para enseñar la doctrina de la Trinidad.
Lo más
cercano que tenemos a una analogía se halla en los mismos títulos «Padre» e
«Hijo»; títulos que claramente hablan de personas distintas y de la estrecha
relación que existe entre ellos en una familia humana.
Pero a
nivel humano, por supuesto, tenemos dos seres humanos enteramente separados, y
no un ser compuesto de tres personas distintas. Es mejor concluir que ninguna
analogía expresa adecuadamente lo que es la Trinidad, y todas desorientan de
maneras significativas.
NOTA: El término técnico para este punto de vista
es arrianismo, que fue otra herejía condenada en la iglesia antigua; vea la
explicación más abajo.
Hay una cierta condición atmosférica (que los
químicos llaman «punto triple») en la cual el vapor, agua líquida, y el hielo
pueden existir simultáneamente, pero incluso entonces la cantidad de agua que
es vapor no es hielo o líquido, la cantidad de líquido no es vapor o hielo,
etc.
6. DIOS EXISTE ETERNA Y NECESARIAMENTE COMO LA TRINIDAD.
Cuando
fue creado el universo, Dios Padre habló las palabras creadoras poderosas que
lo hicieron existir, Dios Hijo fue el agente divino que realizó estas palabras
Gn 1: 3; 1ª Co 8: 6; Col 1: 16; Heb 1: 2), y Dios Espíritu Santo estaba activo
«iba y venía sobre la superficie de las aguas» (Gn 1: 2). Así que es como
esperaríamos: si los tres miembros de la Trinidad son igual y plenamente
divinos, los tres han existido por toda la eternidad, y Dios ha existido
eternamente como Trinidad (también Jn 17: 5, 24).
Es
más, Dios no puede ser otro que el que es, porque es inmutable (vea capítulo 11
arriba). Por consiguiente, parece apropiado concluir que Dios necesariamente
existe como Trinidad; no puede ser otra cosa que lo que él es.
C. HAN SURGIDO ERRORES AL NEGAR ALGUNA DE ESTAS TRES AFIRMACIONES QUE
RESUMEN LA ENSEÑANZA BÍBLICA
En la
sección anterior vimos cómo la Biblia exige que expresemos las siguientes tres
afirmaciones:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios.
3. Hay sólo un Dios.
Antes
de examinar más las diferencias entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, y la manera
en que se relacionan entre sí, es importante considerar algunos de los errores
doctrinales en cuanto a la Trinidad que han surgido en la historia de la
iglesia.
En
esta revisión histórica veremos algunos de los errores que debemos evadir en
cualquier pensamiento ulterior en cuanto a esta doctrina. De hecho, los
principales errores trinitarios que han surgido, han resultado debido a una
negación de una u otra de estas tres afirmaciones primordiales.
1. EL MODALISMO ADUCE QUE HAY SÓLO UNA PERSONA QUE SE NOS PRESENTA EN TRES
FORMAS (O «MODOS») DIFERENTES.
En
varias ocasiones algunos han enseñado que Dios no es en realidad tres personas
distintas, sino una sola persona que se aparece a los seres humanos en diferentes
«modos» en ocasiones diferentes. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento Dios
aparece como «Padre».
En los
Evangelios, esta misma persona divina apareció como «el Hijo» como se ve en la
vida humana y ministerio de Jesús. Después de Pentecostés, esta misma persona
entonces se nos reveló como el «Espíritu» activo en la iglesia.
A esta
enseñanza también se hace referencia con dos otros nombres. A veces se le
llamas sabelianismo, por un maestro llamado Sabelio que vivió en Roma a
principios del siglo III d.C. Otro nombre que se le da al modalismo es
«monarquismo modalista», debido a que esta enseñanza no sólo dice que Dios se
nos reveló en «modos» diferentes sino también dice que hay sólo un supremo
gobernador (monarca) en el universo y que es Dios mismo, que consiste de sólo
una persona.
El
modalismo obtiene su atractivo del deseo de recalcar claramente el hecho de que
sólo hay un Dios. Puede aducir respaldo no sólo de pasajes que hablan de un
solo Dios, sino también de pasajes como Jn 10: 30 (El Padre y yo somos uno) y
Jn 14: 9 (El que me ha visto a mí, ha visto al Padre).
Sin
embargo, el último pasaje puede simplemente significar que Jesús revela
plenamente el carácter de Dios Padre, y el pasaje anterior Gn 10:30), en un
contexto en el que Jesús afirma que realizará todo lo que el Padre le ha dado
que haga y salvará a todos los que el Padre le ha dado, parece querer decir que
Jesús y el Padre son uno en propósito (aunque también pudiera implicar unidad
de esencia).
La
debilidad fatal del modalismo es el hecho de que debe negar las relaciones
personales dentro de la Trinidad que aparecen en tantos lugares de la Biblia (o
debe afirmar que estas fueron simplemente una ilusión, no algo real). Por
tanto, debe negar que hubo tres personas separadas en el bautismo de Jesús,
donde el Padre habla desde el cielo, y el Espíritu desciende sobre Jesús como
una paloma.
Debe
decir que todas esas instancias en donde Jesús ora al Padre son una ilusión o
una charada. La idea del Hijo o el Espíritu Santo intercediendo por nosotros
ante Dios Padre se pierde.
Finalmente,
el modalismo en última instancia pierde la esencia de la doctrina de la
expiación; es decir, la idea de que Dios envió a su Hijo como sacrificio
sustitutivo, y que el Hijo llevó la ira de Dios en nuestro lugar, y que el
Padre, representando los intereses de la Trinidad, vio el sufrimiento de Cristo
y quedó satisfecho (Is 53: 11).
Es
más, el modalismo niega la independencia de Dios, porque si Dios es sólo una
persona, no tiene capacidad de amar o comunicarse sin otras personas en su
creación. Por consiguiente fue necesario que creara al mundo, y Dios ya no
sería independiente de la creación (vea capítulo 12 sobre la independencia de
Dios).
Una
presente denominación dentro del protestantismo (definida ampliamente), la
Iglesia Pentecostal Unida, es modalista en su posición doctrinal.
2. EL ARRIANISMO NIEGA LA PLENA DEIDAD DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO
A. LA CONTROVERSIA ARRIANA.
El
término arrianismo se deriva de Arria, obispo de Alejandría, cuyos puntos de
vista fueron condenados en el Concilio de Nicea en el 325 d.C., y que murió en
el 336 d.C. Arria enseñaba que Dios Padre en cierto momento creó al Hijo, y que
antes de ese tiempo el Hijo no existía, ni tampoco el Espíritu Santo, sino sólo
el Padre.
Por
tanto, aunque el Hijo es un ser celestial que existía antes que el resto de la
creación y que es mucho mayor que todo el resto de la creación, con todo no es
igual al Padre en todos sus atributos; se puede incluso decir que es «como el
Padre» o «similar al Padre» en su naturaleza, pero no se puede decir que sea
«de la misma naturaleza» como el Padre.
Los
arrianos dependen fuertemente en pasajes que llaman a Cristo el Hijo «unigénito»
de Dios Gn 1: 14; 3: 16, 18; 1a Jn 4: 9). Si Cristo fue «engendrado» por Dios
Padre, razonaban, eso debe querer decir que Dios Padre le dio la existencia
(porque la palabra «engendrar» en la experiencia humana se refiere al papel del
padre en la concepción del hijo).
En
Colosenses 1: 15 hay respaldo adicional para el concepto arriano: «Él es la
imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación». ¿Acaso la
expresión «primogénito» aquí no implica que el Hijo fue en un punto traído a
existencia por el Padre?24 Y si esto es verdad del Hijo, necesariamente debe
ser cierto del Espíritu Santo también.
Pero
estos pasajes no nos exigen creer la posición arriana. Colosenses 1: 15, que
llama a Cristo «el primogénito de toda creación», se entiende mejor si se dice
que quiere decir que Cristo tiene los derechos o privilegios del «primogénito»;
es decir, de acuerdo al uso y costumbre bíblicos, el derecho de liderazgo o
autoridad en la familia de la generación de uno. (Note Heb 12: 16 en donde se
dice de Esaú que vendió su «primogenitura»; la palabra griega prototokia es
cognada del término prototokos «primogénito» en Col 1:15).
Así
que, Colosenses 1: 15 significa que Cristo tiene los privilegios de autoridad y
gobierno, privilegios que le pertenecen como «primogénito», pero con respecto a
toda la creación. La NIV en inglés traduce esto en forma útil: «el primogénito
sobre toda creación.
En
cuanto a los pasajes que dicen que Cristo fue el «Hijo unigénito» de Dios, la
iglesia primitiva sintió tan fuertemente la fuerza de muchos otros pasajes que
mostraban que Cristo era plena y completamente Dios, que concluyeron que, lo
que sea que «unigénito» significara, no significaba «creado».
Por
consiguiente el credo niceno en 325 afirmó que Cristo era «engendrado, no hecho»:
Creemos En Un Dios, Padre Todopoderoso, Hacedor De Todas Las Cosas
Visibles E Invisibles, Y En Un Señor Jesucristo, Hijo De Dios, Engendrado Del
Padre, El Unigénito; Es Decir, De La Esencia Del Padre, Dios De Dios, Luz De
Luz, El Mismo Dios Del Mismo Dios, Engendrado, No Hecho, Pues Es De Una
Sustancia (Jomoousion) Con El Padre.
Esta
misma frase la reafirmó el concilio de Constantinopla en 381. Además, la frase
«antes de todos los siglos» se añadió después de «engendrado del Padre», para
mostrar que ese «engendrado» fue eterno. Nunca empezó a suceder, sino que es
algo que había sido eternamente verdad de las relaciones entre el Padre y el
Hijo.
Sin
embargo, la naturaleza de ese «engendrado» nunca se ha definido muy claramente,
aparte de decir que tiene que ver con las relaciones entre el Padre y el Hijo,
y que en algún sentido el Padre ha tenido eternamente primacía en esa relación.
En
repudio adicional a la enseñanza de Arria, el credo niceno insistía que Cristo
era «de la misma sustancia que el Padre». La disputa con Arria tenía que ver
con dos palabras que se hicieron famosas en la historia de la doctrina
cristiana, homoousios (de la misma naturaleza) y homoiousios (de naturaleza
similar).
La
diferencia depende del significado diferente de dos prefijos griegos: homo que
quiere decir «mismo», y homoi- que quiere decir «similar». Arria se contentaba
con decir que Cristo era un ser celestial sobrenatural y que fue creado por
Dios antes de la creación del resto del universo, e incluso que era «similar» a
Dios en su naturaleza.
Por
tanto, Arria aceptaba la palabra homoiousios. Pero el concilio de Nicea en 325
y el concilio de Constantinopla en 381 se dieron cuenta de que esto no era
suficiente, porque si Cristo no era exactamente de la misma naturaleza del
Padre, no es plenamente Dios.
Así
que ambos concilios insistieron en que los creyentes ortodoxos confiesen que
Jesús es homoousios de la misma naturaleza de Dios Padre. La diferencia entre
las dos palabras era sólo una letra, la letra griega iota, y algunos han
criticado a la iglesia por permitir que una disputa doctrinal sobre una sola
letra consuma tanta atención durante la mayor parte del siglo IV d.C.
Algunos
se han preguntado: «¿Podría algo ser más necio que discutir por una sola letra
en una palabra?» Pero la diferencia entre las dos palabras era profunda, y la
presencia o ausencia de la iota realmente marcaba la diferencia entre el
cristianismo bíblico, con una doctrina verdadera de la Trinidad, y una herejía
que no aceptaba la plena deidad de Cristo, y por consiguiente no era trinitaria
y a la larga destructiva para toda la fe cristiana.
NOTA: Algunos de los dirigentes que formaron este
grupo habían sido anteriormente obligados a salir de las Asambleas de Dios
cuando las Asambleas decidieron insistir en una declaración trinitaria de fe
para sus ministros en 1916.
A la Iglesia Pentecostal Unida a veces se la
identifica con el eslogan «Jesús solo», e insiste que las personas deben ser
bautizadas en el nombre de Jesús, y no en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Debido a su negación de tres personas distintas en Dios, a la
denominación no se le debería considerar evangélica, y es dudoso si se la
debería considerar genuinamente cristiana en última instancia.
Los arrianos también usaban Pr 8: 22, y ganaron
respaldo del hecho de que la Septuaginta equivocadamente tradujo: «El Señor me
creó» (gr, ktizo, antes que «El Señor me adquirió o me poseyó» (gr. ktaomai.
Vea la explicación de este versículo arriba, pp. 229-30.
Los Testigos de Jehová, que son arrianos del día
moderno, también señalan a Ap 3: 14, en donde Jesús se llama a sí mismo «el
principio de la creación de Dios» (RVR), y lo toman como queriendo decir que
<Jesús fue creado por
Dios como el principio de las creaciones invisibles
de Dios» (no se menciona autor, Should You Believe in the Trinity? [Watch Tower Bible and Tract Society, Brooklyn, N.Y., 1989J, p. 14). Pero este versículo
no quiere decir que Jesús fue el primer ser creado, porque la misma palabra
para «principio» (gr. arqué) la usa Jesús cuando dice que él es «el Alfa y la
Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin» (Ap 22: 13), y
«principio» aquí es sinónimo de «Alfa» y «primero». Dios Padre similarmente
dice que sí mismo: «Yo soy el Alfa y la Omega» (Ap 1: 8). En ambos casos ser
«el Alfa» o «el principio» quiere decir ser el que estaba allí antes de que
alguna otra cosa existiera.
La palabra no implica que el Hijo fue creado o que
hubo un tiempo cuando empezó a ser, porque tanto que el Padre y el Hijo siempre
han sido «el Alfa y la Omega» y «el principio y el fin», puesto que han
existido eternamente. (El historiador judío Josefa usa la misma palabra para
llamar a Dios el «principio (arqué) de «todas las cosas», pero ciertamente no
piensa que Dios mismo fue creado: vea Against Apion 2.190.)
La NVI traduce este versículo diferentemente: «el
soberano de la creación de Dios». Este es un sentido alterno aceptable para
arqué; vea el mismo significado en Lc 12:11; Tit 3:1.
Esta es la forma original del credo niceno, pero
más tarde fue modificado en el concilio de Constantinopla en 381 y allí tomó la
forma que las iglesias de hoy conocen comúnmente como el «credo niceno». Este texto se toma de Philip Schaff, Creeds of Christendom 3 vals. (Baker, Grand
Rapids, 1983 reimpresión de la edición de 1931), 1:28-29.
Traducciones más antiguas de homousios a veces usan
el término «cosustancial, palabra castellana no común que simplemente significa
«de la misma sustancia o naturaleza».
B. SUBORDINACIONISMO.
Al
afirmar que el Hijo era de la misma naturaleza que el Padre, la iglesia
primitiva también excluyó una doctrina falsa relacionada, es decir, el
subordinacionismo. En tanto que el arrianismo sostenía que el Hijo fue creado y
no era divino, el subordinacionismo sostenía que el Hijo era eterno (no creado)
y divino, pero con todo no igual al Padre en ser o atributos; el Hijo era
inferior o «subordinado» en ser a Dios Padre.
El
padre de la iglesia primitiva Orígenes (ca. 185-254 d.C.) abogaba una forma de
subordinacionismo que sostenía que el Hijo era inferior al Padre en ser, y que
el Hijo eternamente deriva su ser del Padre. Orígenes intentaba proteger la
distinción de personas y escribía antes de que la doctrina de la Trinidad fuera
claramente formulada en la iglesia. El resto de la iglesia no le siguió sino
que en el concilio de Nicea claramente rechazó su enseñanza.
Aunque
muchos de los dirigentes de la iglesia primitiva contribuyeron a la formulación
gradual de una doctrina correcta de la Trinidad, el más influyente de todos fue
Atanasia. Tenía sólo veintinueve años cuando llegó al concilio de Nicea en 325
d.C., todavía no como miembro oficial sino como secretario de Alejandro, obispo
de Alejandría.
Sin
embargo, su mente aguda y capacidad de escribir le permitió tener una
influencia importante en el resultado del concilio, y él mismo llegó a ser
obispo de Alejandría en 328. Aunque en Nicea fueron condenados, los arrianos
rehusaron dejar de enseñar sus puntos de vista y usaron su considerable poder
político en toda la iglesia para prolongar la controversia por la mayor parte
del resto del siglo IV.
Atanasia
llegó a ser el punto focal del ataque arriano, y dedicó toda su vida a escribir
y enseñar en contra de la herejía arriana. «Lo persiguieron con cinco exilios
que abarcaron diecisiete años de huir y esconderse», pero, por sus incansables
esfuerzos, «casi por sí solo Atanasia salvó a la iglesia del intelectualismo
pagano».
El
«credo atanasiano» que lleva su nombre no se piensa hoy que proceda de Atanasia
mismo, pero es una afirmación muy clara de la doctrina trinitaria que ganó uso
creciente en la iglesia desde alrededor del 400 d.C. y en adelante y todavía se
usa en las iglesias católica y protestante hoy.
NOTA: La herejía del subordinacionismo, que
sostiene que el Hijo es inferior en ser al Padre, se debe distinguir claramente
de la doctrina ortodoxa de que el Hijo es eternamente subordinado al Padre en
papel o función; sin esta verdad perderíamos la doctrina de la Trinidad, porque
no tendríamos ninguna distinción eterna personal entre el Padre y el Hijo, y no
serían eternamente Padre e Hijo. (Véase sección D. abajo sobre la diferencia
entre el Padre, el Hijo, y Espíritu Santo).
C. ADOPCIONISMO.
Antes
de dejar la discusión del arrianismo, hay que mencionar una enseñanza falsa
relacionada. El «adopcionismo» es el concepto de que Jesús vivió como un hombre
ordinario hasta su bautismo, pero que Dios «adoptó» a Jesús como su «Hijo» y le
confirió poderes sobrenaturales. Los adopcionistas no sostienen que Cristo
existió antes de que naciera como hombre; por consiguiente, no piensan que
Cristo fue eterno, ni piensan que es el ser exaltado y sobrenatural creado por
Dios que sostienen los arrianos.
Los
adopcionistas piensan que incluso después de que Jesús fue «adoptado» por Dios
como el «Hijo», no fue divino en su naturaleza, sino solamente un hombre
exaltado a quien Dios llamó su «Hijo» en un sentido único.
El
adopcionismo nunca logró la fuerza de un movimiento como el arrianismo, pero
hubo algunos que sostuvieron ideas adopcionistas de tiempo en tiempo en la
iglesia primitiva, aunque sus puntos de vista nunca se aceptaron como
ortodoxos.
Muchos
en tiempos modernos que piensan que Jesús fue un gran hombre, alguien a quien
Dios concedió poderes de manera especial, pero que no era realmente divino,
caerían en la categoría de adopcionistas. La hemos colocado aquí en relación
con el arrianismo porque esta noción también, niega la deidad del Hijo (y, de
modo similar, la deidad del Espíritu Santo).
La
controversia sobre el arrianismo llegó a su cierre en el concilio de Constantinopla
en e1381 d.C. El concilio reafirmó las declaraciones nicenas y añadió una
declaración de la deidad del Espíritu Santo, que había caído bajo ataque en el
período desde Nicea. Después de la frase «y el Espíritu Santo», Constantinopla
añadió: «el Señor y Dador de la vida; que procede del Padre, que con el Padre y
Hijo juntos es adorado y glorificado; de quien hablaron los profetas».
La
versión del credo que incluye las adiciones de Constantinopla es lo que
comúnmente se conoce hoy como el credo niceno (vea en la p. 1232 el texto del
Credo Niceno).
D. LA CLÁUSULA FILIOQUÉ.
En
conexión con el credo niceno, hay que mencionar brevemente un desdichado
capítulo en la historia de la iglesia, y se trata de la controversia sobre la
inserción de la cláusula filioqué en el credo niceno, inserción que con el
tiempo llevaría a la división entre el cristianismo occidental (católico
romano) y el cristianismo oriental (que consiste hoy de las varias ramas del
cristianismo ortodoxo oriental, tales como la iglesia griega ortodoxa, la
iglesia rusa ortodoxa, etc.) en el1454 d.C.
La
palabra filioqué es un término latino que quiere decir «y del Hijo». No se
incluyó en el credo niceno ni en la primera versión del 325 d.C. ni en la
segunda versión del 381 d.C. Esas versiones simplemente decían que el Espíritu
Santo «procede del Padre», Pero en el año 589 d.C., en un concilio regional de
la iglesia en Toledo (en lo que ahora es España), se añadió la frase «y del
Hijo», de modo que el credo entonces decía que el Espíritu Santo «procede del
Padre y del Hijo (filioqué).
A la
luz De Jn 15: 26 y 16: 7, en donde Jesús dijo que enviaría al Espíritu Santo al
mundo, parecía que no podía haber objeción a tal afirmación si se refería que
el Espíritu Santo procedía del Padre y del Hijo en un punto en el tiempo
(particularmente en Pentecostés).
Pero
esta fue una declaración en cuanto a la naturaleza de la Trinidad, y se
entendió que la frase hablaba de las relaciones eternas entre el Espíritu Santo
y el Hijo, algo que la Biblia nunca considera explícitamente. La forma del
Credo.
Niceno
que tenía esta frase adicional gradualmente ganó en uso general y obtuvo endoso
oficial en el 1417 d.C. La controversia entera se complicó por políticas
eclesiásticas y luchas por el poder, y esto que parecía ser un punto doctrinal
muy insignificante fue la principal cuestión doctrinal en la división entre el
cristianismo oriental y occidental en el 1454 d.C.
(La
cuestión política subyacente, sin embargo, fue la relación de la iglesia
oriental a la autoridad del papa). La controversia doctrinal y la división
entre las dos ramas del cristianismo no se han resuelto hasta el día de hoy.
¿Hay
alguna posición correcta en este asunto? El peso de la evidencia (por tenue que
parezca) parece favorecer claramente a la iglesia occidental. A pesar del hecho
de que Jn 15: 26 dice que el Espíritu de verdad «procede del Padre», esto no
niega que proceda también del Hijo (tal como Jn 14: 26 dice que el Padre
enviaría al Espíritu Santo, pero Jn 16: 7 dice que el Hijo enviaría al Espíritu
Santo).
De
hecho, en la misma oración en Jn 15:26Jesús habla del Espíritu Santo como el
que «yo les enviaré de parte del Padre». Y si el Hijo junto con el Padre envía
al Espíritu Santo al mundo, por analogía parecería apropiado decir que esto refleja
el orden eterno de sus relaciones.
Esto
no es algo en lo que podemos insistir claramente basados en un versículo
específico, pero mucho de nuestra comprensión de las relaciones eternas entre
el Padre, Hijo y Espíritu Santo vienen por analogía de lo que la Biblia nos
dice en cuanto a la manera en que se relacionan a la creación en tiempo».
Es
más, la formulación oriental corre el peligro de sugerir una distancia
innatural entre el Hijo y el Espíritu Santo, lo que conduce a la posibilidad de
que incluso en la adoración personal un énfasis en una experiencia más mística,
inspirada por el Espíritu, se pudiera buscar a costa del descuido de una
adoración racionalmente entendible de Cristo como Señor.
No
obstante, la controversia fue en última instancia sobre un punto de doctrina
tan oscuro (esencialmente, las relaciones entre el Hijo y el Espíritu antes de
la creación) que ciertamente no merecía una división en la iglesia.
NOTA: La palabra procede no se entendía como
refiriéndose a crear el Espíritu Santo, ni ninguna derivación de su ser del
Padre y del Hijo, sino indicando la manera en que el Espíritu Santo se
relaciona eternamente al Padre y al Hijo.
E. LA IMPORTANCIA DE LA
DOCTRINA DE LA TRINIDAD.
¿Por
qué la iglesia se preocupó tanto por la doctrina de la Trinidad? ¿Es realmente
esencial sostener la plena deidad del Hijo y del Espíritu Santo?
Sí, lo
es; porque esta enseñanza tiene implicaciones para la médula misma de la fe
cristiana.
Primero, la expiación está en juego. Si Jesús es solo un
ser creado, y no plenamente Dios, es dificil ver cómo él, una criatura, pudo
aguantar la total ira de Dios contra todos nuestros pecados. ¿Podría alguna
criatura, por grande que sea, de veras salvamos?
Segundo, la justificación por la fe sola queda amenazada si
negamos la plena deidad del Hijo. (Esto se ve hoy en la enseñanza de los
Testigos de Jehová, que no creen en la justificación por la fe sola).
Si
Jesús no es plenamente Dios, tendríamos razón para dudar si en realidad podemos
confiar en que él nos salve completamente. ¿Podríamos realmente depender
plenamente en alguna criatura en cuanto a nuestra salvación?
Tercero, si Jesús no es un Dios infinito, ¿deberíamos orar
a él o adorarle? ¿Quién sino un Dios infinito y omnisciente podría oír y
responder a todas las oraciones de todo el pueblo de Dios? ¿Y quién sino Dios
mismo es digno de adoración? En verdad, si Jesús no es más que una criatura,
por grande que sea, sería idolatría adorarlo; y sin embargo el Nuevo Testamento
nos ordena hacerlo (Flp 2: 9-11; Ap 5: 12-14).
Cuarto, si alguien enseña que Cristo fue un ser creado
pero con todo el que nos salva, esta enseñanza erróneamente empieza a atribuir
crédito por la salvación a una criatura y no a Dios mismo. Pero esto exalta
erróneamente a la criatura antes que al Creador, algo que la Biblia jamás nos
permite hacer.
Quinto, la independencia y naturaleza personal de Dios
está en juego; si no hay Trinidad, no hubo relaciones interpersonales dentro
del ser de Dios antes de la creación, y, sin relaciones personales, es dificil
ver cómo Dios pudiera ser genuinamente personal sin la necesidad de una
creación con la cual relacionarse.
Sexto, la unidad del universo está en juego; si no hay
una pluralidad perfecta y perfecta unidad en Dios mismo, no tenemos base para
pensar que puede haber alguna unidad última entre los diversos elementos del
universo.
Claramente,
en la doctrina de la Trinidad está en juego la esencia misma de la fe
cristiana. Herman Bavinck dice que «Atanasia entendió mejor que cualquiera de
sus contemporáneos que el cristianismo se levanta o cae con la confesión de la
deidad de Cristo y la Trinidad».30 Luego añade: «En la confesión de la Trinidad
palpita el corazón de la religión cristiana; todo error resulta o se remonta a
una reflexión más profunda, a una percepción equivocada de esta doctrina».
3. EL TRITEÍSMO NIEGA QUE HAYA SÓLO UN DIOS.
Una
manera posible final de intentar una reconciliación fácil de la enseñanza
bíblica en cuanto a la Trinidad sería negar que hay sólo un Dios. El resultado
sería decir que Dios es tres personas y cada persona es plenamente Dios. Por
consiguiente, hay tres dioses. Técnicamente este concepto se llamaría
«triteísmo».
Pocos
han sostenido este concepto en la historia de la iglesia. Tiene similitudes a
muchas religiones paganas antiguas que sostenían una multiplicidad de dioses.
Esta
percepción resultaría en confusión en la mente de los creyentes. No habría
adoración, ni lealtad, ni devoción absolutas a un solo Dios verdadero. Nos
preguntaríamos a cuál Dios deberíamos darle nuestra lealtad máxima. Y, en un
nivel más hondo, esta noción destruiría todo sentido de unidad última en el
universo; incluso en el mismo ser de Dios habría pluralidad pero no unidad.
Aunque
ningún grupo moderno aboga por el triteísmo, tal vez muchos evangélicos hoy sin
intención tienden a una noción triteísta de la Trinidad, reconociendo la
personalidad distinta del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero rara vez
dándose cuenta de la unidad de Dios como un ser indiviso.
D. ¿CUÁLES SON LAS DISTINCIONES ENTRE EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU
SANTO?
Después
de haber hecho este estudio somero de los errores respecto a la Trinidad, ahora
podemos pasar a preguntar si algo más se puede decir en cuanto a las
distinciones entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Si
decimos que cada miembro de la Trinidad es plenamente Dios, y que cada persona
participa plenamente de todos los atributos de Dios, ¿hay alguna diferencia
entre las personas? No podemos decir, por ejemplo, que el Padre es más poderoso
o más sabio que el Hijo, ni que el Padre y el Hijo son más sabios que el
Espíritu Santo, ni que el Padre existía antes del Hijo o el Espíritu Santo,
porque decir algo así sería negar la plena deidad de los tres miembros de la
Trinidad. Pero, ¿cuáles son, entonces, las distinciones entre las personas?
1. LAS PERSONAS DE LA TRINIDAD TIENEN FUNCIONES PRIMARIAS DIFERENTES AL
RELACIONARSE CON EL MUNDO.
Cuando
la Biblia habla de la manera en que Dios se relaciona con el mundo, tanto en la
creación como en la redención, se dice que las personas de la Trinidad tienen
funciones diferentes o actividades primarias diferentes. A veces a esto se le
ha llamado la «economía de la Trinidad», usando economía en el sentido antiguo
que quiere decir «ordenamiento de actividades.
(En
este sentido, la gente solía hablar de la «economía de la familia) o «economía
doméstica, refiriéndose no solo a los asuntos financieros de una familia, sino
a todo el «ordenamiento de actividades dentro de la familia. «Economía de la
Trinidad quiere decir las diferentes maneras en que las tres personas actúan al
relacionarse con el mundo y (como veremos en la próxima sección) uno con el
otro por toda la eternidad.
Vemos
estas funciones diferentes en la obra de la creación. Dios Padre habló las
palabras creativas para hacer que el universo existiera. Pero fue Dios Hijo, el
Verbo eterno de Dios, el que realizó estos decretos creativos. «Por medio de él
todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir) Gn
1: 3).
Es
más, «por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la
tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades:
todo ha sido creado por medio de él y para él) (Col 1: 16; vea también Sal 33:
6, 9; 1ª Co 8: 6; Heb 1: 2).
El
Espíritu Santo estaba activo igualmente de una manera diferente, porque «iba y
venía) sobre la faz de las aguas (Gn 1: 2), aparentemente sosteniendo y
manifestando la presencia inmediata de Dios en la creación (Sal 33: 6, en donde
«soplo) tal vez se debería traducir «Espíritu); vea también Sal 139:7).
En la
obra de la redención también hay funciones distintas. Dios Padre planeó la
redención y envió al Hijo al mundo Gn 3:16; Gá 4:4; Ef1:9-10). El Hijo obedeció
al Padre y realizó la redención para nosotros Gn 6:38; Heb 10:5-7; et al.).
Dios el Padre no vino y murió por nuestros pecados, ni tampoco Dios el Espíritu
Santo.
Ese
fue la obra particular del Hijo. Entonces, después que Jesús ascendió de nuevo
al cielo, el Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo para aplicamos la
redención. Jesús habla del «Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre (Gn 14:26), pero también dice que él mismo enviará al Espíritu Santo,
porque dice:
Si me
voy, se lo enviaré a ustedes (Gn 16: 7), y habla de un tiempo. Cuando venga el
Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que
procede del Padre Gn 15: 26). Es especialmente el papel del Espíritu Santo
damos regeneración o vida nueva espiritual Gn 3: 5-8), santificamos (Ro 8: 13;
15: 16; 1ª P 1: 2), y empoderamos para el servicio (Hch 1: 8; 1 Ca 12: 7-11).
En
general, la obra del Espíritu Santo parece ser llevar a su término la obra que
ha sido planeada por Dios Padre y empezada por Dios Hijo (vea capítulo 30,
sobre la obra del Espíritu Santo).
Así
que podemos decir que el papel del Padre en la creación y redención ha sido
planear, dirigir y enviar al Hijo y al Espíritu Santo. Esto no es sorpresa,
porque muestra que el Padre y el Hijo se relacionan uno a otro como un padre e
hijo se relacionan entre sí en una familia humana; el padre dirige y tiene
autoridad sobre el hijo, y el hijo obedece y responde a las direcciones del
padre. El Espíritu Santo es obediente a las directivas tanto del Padre como del
Hijo.
De
este modo, en tanto que las personas de la Trinidad son iguales en todos sus
atributos, con todo difieren en sus relaciones a la creación. El Hijo y el
Espíritu Santo son iguales en deidad a Dios Padre, pero son subordinados en sus
funciones.
Es
más, estas diferencias en función no son temporales sino que durarán para
siempre; Pablo nos dice que incluso después del juicio final, cuando el «último
enemigo», es decir, la muerte, sea destruido y cuando todas las cosas sean
puestas bajo los pies de Cristo, «el Hijo mismo se someterá a aquel que le
sometió todo, para que Dios sea todo en todos» (1ª Co 15: 28).
2. LAS PERSONAS DE LA TRINIDAD EXISTIERON ETERNAMENTE COMO PADRE, HIJO Y
ESPÍRITU SANTO.
Pero,
¿por qué las personas de la Trinidad toman estos papeles diferentes al
relacionarse a la creación? ¿Fue esto accidental o arbitrario? ¿Podría Dios
Padre haber venido en vez de Dios Hijo para morir por nuestros pecados? ¿Podría
el Espíritu Santo haber enviado a Dios Padre para que muera por nuestros pecados,
y luego enviar a Dios Hijo para que nos aplique la redención?
No, no
parece que estas cosas pudieran haber sucedido, porque el papel de ordenar,
dirigir y enviar es apropiado a la posición del Padre, por el cual se modela
toda la paternidad humana (Ef. 3: 14-15).
Y el
papel de obedecer, e ir según el Padre envía, y revelamos a Dios, es apropiado
para el papel del Hijo, a quien también se le llama el Verbo de Dios (Jn 1:
1-5, 14, 18; 17: 4; Flp 2: 5-11). Estos papeles no se pudieran haber invertido,
ni el Padre habría dejado de ser el Padre ni el Hijo habría dejado de ser Hijo.
Por
analogía de esa relación, podemos concluir que el papel del Espíritu Santo es
también el que era apropiado a las relaciones que tenía con el Padre y el Hijo
antes de que el mundo fuera creado.
Segundo,
antes de que el Hijo viniera a la tierra, e incluso antes de que el mundo fuera
creado, por toda la eternidad el Padre ha sido el Padre, el Hijo ha sido el
Hijo, y el Espíritu Santo ha sido el Espíritu Santo. Estas relaciones son
eternas, y no algo que ocurrió sólo en el tiempo. Podemos concluir esto,
primero, de la inmutabilidad de Dios (vea el capítulo 11); si Dios existe como
Padre, Hijo y Espíritu Santo, siempre ha existido como Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
Podemos
también concluir que las relaciones son eternas partiendo de otros versículos
de la Biblia que hablan de las relaciones que los miembros de la Trinidad
tenían entre sí antes de la creación del mundo. Por ejemplo, cuando la Biblia
habla de la obra de Dios en la elección (vea el capítulo 32) antes de la
creación del mundo, habla del Padre escogiéndonos «en» el Hijo: «Alabado sea
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Dios nos escogió en él antes de la
creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él» (Ef 1:
3-4).
El
acto iniciador de escoger se atribuye a Dios Padre, que nos considera unidos a
Cristo o «en Cristo» antes de que siquiera existiéramos. De modo similar, de
Dios Padre se dice que «a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó
a ser transformados según la imagen de su Hijo» (Ro 8: 29).
También
leemos del «preconocimiento de Dios Padre» a distinción de las funciones
particulares de los otros dos miembros de la Trinidad (1ª P 1: 2, LBLA; 1: 20).
32 Incluso el hecho de que el Padre «dio a su Hijo unigénito» Gn3:16)y «envió a
su Hijo al mundo» Gn3: 17) indican que hubo una relación entre Padre e Hijo
antes de que Cristo viniera al mundo.
NOTA: 0tro pasaje que pudiera sugerir tal
distinción en función es Jn 17:5; cuando Jesús le pide al padre: «glorifícame
en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera
(Gn 17: 5), sugiere que es Él.
El
Hijo no llegó a ser el Hijo cuando el Padre lo envió al mundo. Más bien, el
gran amor de Dios se muestra en el hecho de que uno que siempre fue el Padre
dio al que siempre fue su Hijo unigénito: «Porque tanto amó Dios al mundo, que
dio a su Hijo unigénito» Gn 3: 16). «Pero cuando se cumplió el plazo, Dios
envió a su Hijo» (Gá 4: 4).
Cuando
la Biblia habla de la creación, de nuevo habla del Padre creando por el Hijo,
10 que indica una relación anterior a cuando empezó la creación (vea Jn 1: 3;
1ª Co 8: 6; Heb 1: 12, también Pr 8: 22-31).
Pero
en ninguna parte dice que el Hijo o el Espíritu Santo crearon a través del Padre.
Estos pasajes de nuevo implican que hubo una relación del Padre (como
originador) y del Hijo (como agente activo) antes de la creación, y que esta
relación hizo apropiado que diferentes personas de la Trinidad cumplieran los
papeles que cumplieron.
Por
consiguiente, las diferentes funciones que vemos que realizan el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo, son simplemente resultado de una relación eterna entre las
tres personas que siempre ha existido y existirá por la eternidad. Dios siempre
ha existido como tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estas
distinciones son esenciales en la misma naturaleza de Dios, y no podría ser de
otra manera.
Finalmente,
se pudiera decir que no hay diferencia en deidad, atributos o naturaleza
esencial entre el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada persona es plenamente Dios
y tiene todos los atributos de Dios. Las únicas distinciones entre los miembros
de la Trinidad son la manera en que se relacionan unos con otros y con la
creación. En esas relaciones desempeñan papeles que son apropiados para cada
persona.
Esta
verdad en cuanto a la Trinidad a veces se ha resumido en la frase «igualdad
ontológica pero subordinación económica», en donde la palabra ontológica quiere
decir «ser». Otra manera de expresar esto más simplemente sería decir «iguales
en ser pero subordinados en función».
Ambas
partes de esta frase son necesarias para una doctrina verdadera de la Trinidad;
si no tenemos igualdad ontológica, no todas las personas son plenamente Dios.
Pero si no tenemos subordinación económica, no hay diferencia inherente en la
manera en que las tres personas se relacionan entre sí, y consecuentemente no
tenemos las tres personas distintas existiendo como Padre, Hijo y Espíritu
Santo por toda la eternidad. Por ejemplo, si el Hijo no es eternamente
subordinado al Padre en función, el Padre no es eternamente «Padre» y el Hijo
no es eternamente «Hijo». Esto querría decir que la Trinidad no ha existido
eternamente.
Por
esto la idea de igualdad eterna en ser pero subordinación en función ha sido
esencial para la doctrina de la Trinidad en la iglesia desde que fuera aceptada
en el credo niceno, donde dice que el Hijo fue «engendrado del Padre antes de
los siglos» y que el Espíritu Santo «procede del Padre y del Hijo». Sorprendentemente,
derecho del Padre darle gloria a quien quiere darla y que esta gloria el Padre
se la dio al Hijo debido a que el Padre amó al Hijo antes de la fundación del
mundo.
NOTA: Vea la sección 0.1, arriba, en donde se
explicó economía para referirse a diferentes actividades o funciones.
Hay que distinguir con todo cuidado la
subordinación económica y el error del «subordinacionismo», que sostiene que el
Hijo y el Espíritu Santo son inferiores en ser al Padre (véase sección C.2,).
Algunos
escritos evangélicos recientes han negado la subordinación eterna en función
entre los miembros de la Trinidad, pero ella ha sido claramente parte de la
doctrina de la Trinidad en la iglesia (en sus expresiones católica romana,
protestante y ortodoxa), por lo menos desde Nicea (325 d.C.). Por eso, Charles
Hodge dice:
La Doctrina Nicena Incluye (1) El Principio De La Subordinación Del Hijo
Al Padre, Y Del Espíritu Al Padre Y Al Hijo. Pero Esta Subordinación No Implica
Inferioridad.
La Subordinación Que Se Propone Es Solamente En Lo Que Concierne Al Modo
De Subsistencia Y Operación.
Los Credos No Son Nada Más Que Un Arreglo Bien Ordenado De Las Verdades
De La Biblia Que Conciernen A La Doctrina De La Trinidad. Defienden La
Personalidad Distinta Del Padre, Hijo Y Espíritu Y Su Perfecta Igualdad
Consecuente; Y La Subordinación Del Hijo Al Padre, Y Del Espíritu Al Padre Y Al
Hijo, En Cuanto A Modo De Subsistencia Y Operación.
Estas Son Verdades Bíblicas, A Las Cuales Los Credos En Cuestión No
Añaden Nada; Y Es En Este Sentido Que Han Sido Aceptadas Por La Iglesia
Universal.
De
modo similar, A. H. Strong dice:
Padre, Hijo Y Espíritu Santo, Si Bien Iguales En Esencia Y Dignidad, Se
Distinguen Uno Y Otro En Orden De Personalidad, Oficio Y Operación.
La Subordinación De La Persona Del Hijo A La Persona Del Padre, O En
Otras Palabras Un Orden De Personalidad, Oficio Y Operación Que Permite Que El
Padre Sea Oficialmente Primero, El Hijo Segundo Y El Espíritu Tercero, Es
Perfectamente Congruente Con Igualdad.
La Prioridad No Necesariamente Es Superioridad. Francamente Reconocemos
Una Subordinación Eterna De Cristo Al Padre, Pero Mantenemos Al Mismo Tiempo
Que Esta Subordinación Es Una Subordinación De Orden, Oficio Y Operación, Y No
Una Subordinación De Esencia.
NOTA: Vea, por ejemplo, Richard y Catherine
Kroeger, en el artículo «Subordinationism» en EDT. Ellos definen el
subordinacionismo como «una doctrina que asigna una inferioridad de ser,
estatus, o función al Hijo o al Espíritu Santo dentro de la Trinidad.
Condenada por numerosos concilio de la iglesia,
esta doctrina ha continuado en una forma u otra por toda la historia de la
iglesia» (p. 1058, énfasis mío). Cuando los Kroegers hablan de «inferioridad de
función» al parecer quieren decir que cualquier afirmación de subordinación
eterna en función pertenece a la herejía del subordinacionismo.
Pero si esto es lo que está diciendo, están
condenando toda la cristología ortodoxa desde el credo niceno y en adelante, y
por consiguiente condenando una enseñanza que Charles Hodge dice que ha sido
una enseñanza de «la iglesia universal».
De modo similar, Millard Erickson, en su Christian
Theology (Baker, Grand Rapids, 1983-85), pp. 338 Y698, está dispuesto a afirmar
sólo que Cristo tuvo una subordinación temporal en función por el período de su
ministerio en la tierra, pero en ninguna parte afirma una subordinación eterna
en función del Hijo al Padre o del Espíritu Santo al Padre y al Hijo. (De modo similar, su Concise Dictionary of Christian Theology p. 161)
Robert Letham, en «The Man-Woman Debate:
Theological Comment», WT] 52:1 (primavera 1990), pp. 65-78, ve esta tendencia
en escritos evangélicos recientes Como resultado de una afirmación evangélica
feminista de que UN papel subordinado necesariamente implica importancia menor
o personalidad menor. Por supuesto, si esto no es cierto entre los miembros de
la Trinidad, entonces no es necesariamente cierto entre esposo y esposa
tampoco.
3. ¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE LAS TRES PERSONAS Y EL SER DE DIOS?
Después
de la explicación precedente, la pregunta que queda sin resolverse es: ¿cuál es
la diferencia entre «persona» y «ser» en esta consideración? ¿Cómo podemos
decir que Dios es un ser indiviso, y sin embargo en este ser hay tres personas?
Primero, es importante afirmar que cada persona es completa
y plenamente Dios; es decir, que cada persona tiene la plenitud completa del
ser de Dios en sí mismo. El Hijo no es parcialmente Dios, ni tampoco un tercio
de Dios, sino que el Hijo es total y plenamente Dios, y lo mismo el Padre y el
Espíritu Santo. Por tanto, no sería apropiado pensar en la Trinidad según la
figura, en la que cada persona representa sólo un tercio del ser de Dios.
Más
bien, debemos decir que la persona del Padre posee todo el ser de Dios en sí
mismo. Asimismo, el Hijo posee todo el ser de Dios en sí mismo, y el Espíritu
Santo posee todo el ser de Dios en sí mismo.
Cuando
hablamos de Padre, Hijo y Espíritu Santo juntos no estamos hablando de ningún
ser mayor que cuando hablamos solo del Padre, solo del Hijo o solo del Espíritu
Santo. El Padre es todo del ser de Dios. El hijo también es todo del ser de
Dios; y el Espíritu Santo es todo del ser de Dios.
EL SER DE DIOS NO ESTÁ
DIVIDIDO EN TRES PARTES IGUALES QUE CONSTITUYEN LOS TRES MIEMBROS DE LA
TRINIDAD
Esto
es lo que el credo atanasiano afirmó en las siguientes oraciones:
Y La Fe Católica Es Esta: Que Adoramos A Un Dios En Trinidad, Y Trinidad
En Unidad; No Confundiendo Las Personas, Ni Dividiendo La Sustancia [Esencia].
Porque Hay Una Persona Del Padre; Otra Del Hijo; Y Otra Del Espíritu Santo.
Pero La Deidad Del Padre, Del Hijo Y Del Espíritu Santo Es Toda Una;
Igual La Gloria, Coeterna La Majestad. Tal Como El Padre Es, Tal Es El Hijo Y
Tal El Espíritu Santo Y Así Como Estamos Obligados Por La Verdad Cristiana A
Reconocer A Cada Persona Por Sí Misma Como Dios Y Señor, La Religión Católica
Nos Prohíbe Decir Que Hay Tres Dioses, O Tres Señores.
Pero
si cada persona es plenamente Dios y tiene todo el ser de Dios, tampoco debemos
pensar que las distinciones personales son atributos adicionales añadidos al
ser de Dios.
Las
distinciones personales en la Trinidad no son algo añadido al ser real de Dios.
Más
bien, cada persona de la Trinidad tiene todos los atributos de Dios, y ninguna
persona tiene atributos que las otras no posean.
Por
otro lado, debemos decir son realmente personas y que no son simplemente
diferentes maneras de ver el ser de Dios. (Esto sería modalismo o sabelianismo,
según se explicó arriba). Las personas de la Trinidad no son simplemente tres
maneras diferentes de mirar al ser de Dios.
Más
bien, nuestro concepto de la Trinidad debe ser tal que la realidad de las tres
personas se mantenga, y se vea a cada persona relacionada con las otras como un
(yo) (una primera persona) y un «tú» (una segunda persona) y un «él» (una
tercera persona).
La
única manera que esto parece posible es decir que la distinción entre las
personas no es una diferencia en «ser» sino una diferencia en «relaciones».
Esto es algo muy distante de nuestra experiencia humana, en donde toda
«persona» humana diferente es diferente también en ser. De alguna manera el ser
de Dios es tanto mucho más grande que el nuestro que dentro de su ser indiviso
puede haber un desdoblar de relaciones interpersonales, para que pueda haber
tres personas distintas.
¿Cuáles
son, entonces, las diferencias entre Padre, Hijo y Espíritu Santo? No hay
ninguna diferencia en atributos.
La
única diferencia entre ellos es la manera en que se relacionan uno con otro y
con la creación. La cualidad singular del Padre es la manera en que se
relaciona como Padre con el Hijo y con el Espíritu Santo. La cualidad singular
del Hijo es la manera en que este se relaciona como Hijo; y la cualidad
singular del Espíritu Santo es la manera en que este se relaciona como Espíritu.
Aunque
los tres diagramas que acabamos de dar representan ideas erróneas que hay que
evitar, el siguiente diagrama puede ser útil al pensar en la existencia de tres
personas en un solo ser indiviso de Dios.
Hay
tres personas distintas, y el ser de cada persona es igual a todo el ser de
Dios.
En
este diagrama, al Padre se le representa con la sección del círculo marcada con
una P. Luego, en el resto del círculo, avanzando como las manecillas del reloj,
al Hijo se le representa con la sección del círculo marcada con una H; y
después, avanzando también como las manecillas del reloj, al Espíritu Santo se
le representa con la sección del círculo marcada con Es. Así que hay tres
personas distintas, pero cada persona es plena y totalmente Dios.
Por
supuesto, la representación es imperfecta, porque no puede representar la
infinitud de Dios, ni su personalidad, ni, a decir verdad, ninguno de sus
atributos. También hay que mirar el círculo en más de una manera a fin de
entenderlo; se debe entender que las líneas punteadas indican relación personal
y no una división en el ser de Dios.
Por
tanto, el círculo mismo representa el ser de Dios mientras que las líneas
punteadas representan una forma de existencia personal pero no una diferencia
de ser. El diagrama puede, con todo, ayudarnos a guardarnos contra algunos
malos entendidos.
Nuestras
personalidades humanas proveen otra analogía tenue que puede ayudar a pensar en
cuanto a la Trinidad. Un hombre puede pensar en diferentes objetos fuera de sí
mismo; cuando hace esto, él es el sujeto que piensa.
También
puede pensar en sí mismo, y entonces él es el objeto de quien se está pensando;
así que es a la vez sujeto y objeto. Es más, puede reflexionar en sus ideas en
cuanto a sí mismo como una tercera cosa, ni sujeto ni objeto, sino pensamientos
que él tiene como sujeto en cuanto a sí mismo como objeto.
Cuando
esto sucede, el sujeto, el objeto y los pensamientos son tres cosas distintas.
Sin embargo cada cosa de cierta manera incluye todo su ser; el hombre en su
totalidad es el sujeto, y el hombre en su totalidad es el objeto, y los
pensamientos (aunque en un sentido menor) son pensamientos la totalidad de sí
mismo como persona.
Pero
si el desdoblamiento de la personalidad humana permite esta clase de
complejidad, el desdoblamiento de la personalidad de Dios debe permitir mucha
mayor complejidad que esto. Dentro del ser de Dios, el «desdoblamiento» de
personalidades debe permitir la existencia de tres personas distintas, mientras
cada persona sigue teniendo la totalidad de Dios en sí misma. La diferencia en
personas debe ser de relación, no de ser, y sin embargo cada persona debe tener
verdadera existencia. Esta forma tri personal de ser está más allá de nuestra
capacidad de entenderlo.
Es una
clase de existencia muy diferente de cualquier cosa que hayamos experimentado y
muy diferente de todo lo demás en el universo.
Debido
a que la existencia de tres personas en un solo Dios es algo que está más allá
de nuestra comprensión, la teología cristiana ha llegado a usar la palabra
persona para hablar de estas diferencias en relaciones, no debido a que
entendamos completamente lo que se quiere decir con la palabra persona al
referirse a la Trinidad, sino más bien para que podamos decir algo en lugar de
no decir nada.
NOTA: Algunas teología sistemáticas dan nombres a
estas diferentes relaciones: «paternidad» (o «generación») para el Padre,
«filiación» para el Hijo, y «procesión» (o «inspiración») para el Espíritu
Santo, pero los nombres no significa nada más que «relacionándose como Padre»,
y «relacionándose como Hijo», y «relacionándose como Espíritu».
En un esfuerzo por evitar la proliferación de
términos técnicos que no existen en el inglés contemporáneo, y cuyo significado
difieren del sentido inglés ordinario, no he usado estos términos en este
capítulo.
4. ¿PODEMOS ENTENDER LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD? DEBEMOS ESTAR ADVERTIDOS
POR LOS ERRORES QUE SE HAN COMETIDO EN EL PASADO.
Todos
son el resultado de intentos de simplificar la doctrina de la Trinidad y
hacerla completamente comprensible, eliminando todo su misterio. Esto jamás se
podrá lograr. Sin embargo, no es correcto decir que no podemos entender nada de
la doctrina de la Trinidad.
Ciertamente
podemos entender y saber que Dios es tres personas, y que cada persona es plenamente
Dios, y que hay sólo un Dios. Podemos saber estas cosas porque la Biblia las
enseña. Es más, podemos saber algunas cosas en cuanto a la manera en que las
personas se relacionan entre sí (vea la sección anterior). Pero lo que no
podemos entender completamente es cómo encajan todas esas enseñanzas bíblicas
distintas.
Nos
preguntamos cómo puede haber tres personas distintas, y cada persona tener todo
el ser de Dios en sí misma, y sin embargo Dios es sólo un ser indiviso. Esto
somos incapaces de entender. Es más, es saludable espiritualmente para nosotros
reconocer abiertamente que el ser de Dios es mucho más de lo que jamás podremos
comprender. Esto nos hace humildes ante Dios y nos lleva a adorarle sin
reserva.
Pero
también se debe decir que la Biblia no nos pide que creamos una contradicción.
Una
contradicción seria: «Hay un Dios y no hay un Dios», o «Dios es tres personas y
Dios no es tres personas», o incluso (que sería similar a la afirmación previa)
«Dios es tres personas y Dios es una persona». Pero decir que «Dios es tres
personas y hay sólo un Dios» no es una contradicción.
Es
algo que no entendemos, y por consiguiente es un misterio o una paradoja, pero
no debería ser problema para nosotros siempre que la Biblia enseñe claramente
los diferentes aspectos del misterio, porque en tanto que nosotros somos
criaturas finitas y no deidad omnisciente, siempre habrá (por toda la
eternidad) cosas que no entenderemos completamente. Louis Berk: hofsabiamente
dice:
La Trinidad Es Un Misterio, El Hombre No Puede Comprenderla Ni Hacerla
Inteligible.
Es Inteligible En Algunas De Sus Relaciones Y Modos De Manifestación,
Pero Ininteligible En Su Naturaleza Esencial. La Dificultad Real Está En Las
Relaciones En Que Las Personas De La Deidad Tienen Que Ver Con La Esencia
Divina Y Una Con Otra; Y Esta Es Una Dificultad Que La Iglesia No Puede
Eliminar, Sino Sólo Tratar De Reducir A Su Proporción Apropiada Mediante Una
Definición Apropiada De Términos.
Jamás Ha Tratado De Explicar El Misterio De La Trinidad, Sino Solamente
Formular La Doctrina De La Trinidad De Tal Manera Que Se Eviten Los Errores Que
La Ponen En Peligro.
Berkhof
también dice: «Es especialmente cuando reflexionamos en las relaciones de las
tres personas con la esencia divina que todas las analogías nos fallan, y
llegamos a estar profundamente conscientes del hecho de que la Trinidad es un
misterio mucho más allá de nuestra comprensión. Es la gloria incomprensible de
la Deidad».
NOTA: Dijimos arriba que ninguna analogía enseña
perfectamente la Trinidad, y esta tiene varias limitaciones por igual; este
hombre sigue siendo una persona; no es tres personas. Sus «pensamientos» no son
igual a todo de él como persona. Pero la analogía es útil para dar indicios de
algo de la complejidad incluso de la personalidad humana y sugerir que la
complejidad de la personalidad divina es algo mucho mayor que esto.
E. APLICACIÓN
Debido
a que Dios en sí mismo tiene unidad y diversidad, no es sorprendente que la
unidad y la diversidad también se reflejen en las relaciones humanas que él ha
establecido. Vemos esto primero en el matrimonio. Cuando Dios creó el hombre a
su imagen, no creó solo individuos aislados, sino que la Biblia nos dice que
«Hombre y mujer los creó» (Gn 1: 27).
Y en
la unidad del matrimonio (vea Gn 2: 24) vemos, no una triunidad como Dios, pero
por lo menos una asombrosa unidad de dos personas, personas que siguen siendo
individuos distintos y sin embargo llegan a ser un cuerpo, mente y espíritu (1ª
Co 6:16-20; Ef. 5: 31).
De
hecho, en las relaciones entre el hombre y la mujer en el matrimonio también
vemos un cuadro de las relaciones entre el Padre y el Hijo en la Trinidad.
Pablo dice: «Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo
hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de
Cristo» (1ª Co 11: 3).
Aquí,
así como el Padre tiene autoridad sobre el Hijo en la Trinidad, el esposo tiene
autoridad sobre la esposa en el matrimonio. El papel del esposo es paralelo al
de Dios Padre. Y el de la esposa es paralelo al de Dios Hijo. Es más, así como
Padre e Hijo son iguales en deidad, importancia y personalidad, el esposo y la
esposa son iguales en humanidad, importancia y personalidad.
Y,
aunque no se lo menciona explícitamente en la Biblia, el don de los hijos
dentro del matrimonio, que resultan del padre y de la madre, y están sujetos a
la autoridad del padre y de la madre, es análogo a las relaciones del Espíritu
Santo al Padre y al Hijo en la Trinidad.
Pero
la familia humana no es la única manera en que Dios ha ordenado que haya
diversidad y unidad en el mundo que refleja algo de su propia excelencia. En la
iglesia tenemos «muchos miembros» y sin embargo «un cuerpo» (1ª Co 12: 12).
Pablo
reflexiona en la gran diversidad entre los miembros del cuerpo humano (1ª Co
12: 14-26) y dice que la iglesia es de esta manera: tenemos muchos miembros
diferentes en nuestras iglesias, con diferentes dones e intereses, y dependemos
y nos ayudamos unos a otros, demostrando de esta manera gran diversidad y gran
unidad al mismo tiempo.
Cuando
vemos a personas diferentes haciendo muchas cosas diferentes en la vida de una
iglesia. debemos agradecerle a Dios que esto nos permite glorificarle al
reflejar algo de la unidad y diversidad de la Trinidad.
También
debemos notar que el propósito de Dios en la historia del universo
frecuentemente ha sido exhibir unidad en la diversidad, y de esta manera
exhibir su gloria. Vemos esto no sólo en la diversidad de dones en laiglesia
(1ª Co 12: 12-26), sino también en la unidad de judíos y gentiles, de modo que
todas las razas, diversas como son, están unidas en Cristo (Ef. 2: 16; 3: 8-10;
vea también Ap 7: 9).
Pablo
se asombra de que los planes de Dios para la historia de la redención hayan
sido como una gran sinfonía de modo que su sabiduría está más allá de nuestra
comprensión (Ro 11: 33-36). Incluso en la misteriosa unidad entre Cristo y la
iglesia, en la cual se nos llama la esposa de Cristo (Ef 5: 31-31), vemos
unidad más allá de lo que jamás podríamos haber imaginado, unidad con el mismo
hijo de Dios. Sin embargo, en todo esto nunca perdemos nuestra identidad
individual 'sino que seguimos siendo personas distintas siempre capaces de
adorar y servir a Dios como individuos únicos.
A la larga
el universo entero participará de esta unidad de propósito, con toda parte
diversa contribuyendo a la adoración de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,
porque un día ante el nombre de Jesús se doblará toda rodilla en el cielo y en
la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el
Señor, para gloria de Dios Padre (Flp 2: 10-11).
En un
nivel un poco más cotidiano, hay muchas actividades que podemos desempeñar como
seres humanos (en la fuerza laboral, en organizaciones sociales, en
presentaciones musicales, y en equipos atléticos, por ejemplo) en las cuales
muchos individuos distintos contribuyen a una unidad de propósito o actividad.
Al ver en estas actividades un reflejo de la sabiduría de Dios al permitimos
tanto unidad como diversidad, podemos ver un tenue reflejo de la gloria de Dios
en su existencia trinitaria.
Aunque
nunca lograremos captar plenamente el misterio de la Trinidad, podemos adorar a
Dios por lo que él es en nuestros cantos de alabanza, y en nuestras palabras y
acciones que reflejan algo de su carácter excelente.
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. ¿Por qué Dios se agrada cuando las personas exhiben fidelidad, amor y
armonía dentro de una familia? ¿Cuáles son algunas maneras en que los miembros
de su familia reflejan la diversidad que se halla en los miembros de la
Trinidad? ¿De qué forma su familia refleja la unidad que se halla entre los
miembros de la Trinidad? ¿Cuáles son algunas maneras en que las relaciones en
su familia pudieran reflejar más plenamente la unidad de la Trinidad? ¿Cómo
pudiera la diversidad de las personas de la Trinidad animar los padres a
permitir que sus hijos desarrollen diferentes intereses entre sí, y delos de
los padres, sin pensar que la unidad de la familia sufrirá daño?
2. ¿Ha pensado usted alguna vez que si su iglesia permitiera que surgieran
nuevas y diferentes clases de ministerios, que eso podría estorbar la unidad de
la iglesia? ¿ü ha pensado usted que animar a las personas a usar otros dones
para el ministerio que los que se han usado en el pasado podría ser divisivo en
la iglesia? ¿Cómo podía el hecho de unidad y diversidad en la Trinidad ayudarle
a enfocar esos asuntos?
3. ¿Piensa usted que la naturaleza trinitaria de Dios se refleja más
plenamente en una iglesia en la que todos los miembros tienen el mismo
trasfondo racial, o una en la que los miembros vienen de muchas razas
diferentes (vea Ef. 3: 1-10)?
4. Además de nuestras relaciones dentro de nuestras familias, todos
existimos en otras relaciones con la autoridad humana en el gobierno, en el
trabajo, en sociedades voluntarias, en instituciones educativas y en el
atletismo, por ejemplo. A veces tenemos autoridad sobre otros, y a veces
estamos sujetos a la autoridad de otros. Sea en la familia o uno de estos otros
aspectos, dé un ejemplo de una manera en la que su uso de autoridad o su
respuesta a la autoridad pudiera ser más como el patrón de relaciones dentro de
la Trinidad.
5. Si vemos la existencia trinitaria de Dios como la base fundamental de
todas las combinaciones de unidad y diversidad en el universo, ¿cuáles son
otras partes de la creación que muestran unidad y diversidad (por ejemplo: la
interdependencia de sistemas ambientales de la tierra, o la fascinante
actividad de las abejas en una colmena, o el trabajo armonioso de las varias
partes del cuerpo humano)? ¿Piensa usted que Dios nos ha hecho para que podamos
deleitamos espontáneamente en las demostraciones de unidad en la diversidad,
tal como una composición musical que manifiesta gran unidad y a la vez gran
diversidad de las varias partes al mismo tiempo, o en la diestra ejecución de
alguna estrategia unida planeada por miembros de un equipo atlético?
6. En el ser de Dios tenemos una unidad infinita combinada con la
preservación de personalidades distintas que pertenecen a los miembros de la
Trinidad. ¿Cómo puede este hecho tranquilizamos si alguna vez empezamos a temer
que llegar a ser más unidos a Cristo al crecer en la vida cristiana (o llegar a
ser más unidos unos a otros en la iglesia) pudiera tender a obliterar nuestras
personalidades individuales? En el cielo, a su modo de pensar, ¿será usted
exactamente igual a todos los demás, o tendrá una personalidad que será
distinta y propia? ¿De qué modo las religiones orientales (tales como el
budismo) difieren del cristianismo en este respecto?
TÉRMINOS ESPECIALES
Adopcionismo,
arrianismo, engendramiento eterno del Hijo, filioqué, generación eterna del
Hijo homoiousios, homoousios, igualdad ontológica, modalismo, monarquismo
modalista, sabelianismo, subordinación económica, subordinacionismo, Trinidad,
triteísmo, unigénito
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Mateo 3:16-17: Tan Pronto Como Jesús Fue Bautizado, Subió Del Agua. En
Ese Momento Se Abrió El Cielo, Y Él Vio Al Espíritu De Dios Bajar Como Una
Paloma Y Posarse Sobre Él. Y Una Voz Del Cielo Dada: «Éste Es Mi Hijo Amado;
Estoy Muy Complacido Con Él».