¿POR QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO CREÓ DIOS EL UNIVERSO?
EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA'
¿Cómo
creó Dios el mundo? ¿Creó él diferentes clases de plantas y animales
directamente, o usó algún tipo de proceso evolutivo, dirigiendo el desarrollo
de las cosas vivas de la más sencilla a las más complejas? Y ¿con qué rapidez
produjo Dios la creación? ¿Quedó todo completo en seis días de veinticuatro
horas, o usó miles o tal vez millones de años? ¿Qué edad tiene la tierra, y
cuál es la edad de la raza humana?
Estas
preguntas nos asaltan cuando hablamos de la doctrina de la creación. A
diferencia de la mayoría del material anterior en este libro, este capítulo
trata de varios asuntos sobre los cuales los creyentes evangélicos tienen
puntos de vista diferentes, a veces sostenidos muy firmemente.
Este
capítulo está organizado para avanzar de los aspectos de la creación que la
Biblia enseña más claramente, y sobre los cuales casi todos los evangélicos
concordarían (creación de la nada, creación especial de Adán y Eva, y la bondad
del universo), a otros aspectos de la creación en tomo a los cuales los
evangélicos han tenido desacuerdos (si Dios usó o no un proceso de evolución
para producir la mayoría de la creación, y la edad de la tierra y de la raza
humana).
Podemos
definir la doctrina de la creación como sigue: Dios creó el universo entero de
la nada, y el universo fue originalmente muy bueno, y Dios lo creó para su gloria.
A. DIOS CREÓ EL UNIVERSO DE LA NADA
1. EVIDENCIA BÍBLICA DE LA CREACIÓN PARTIENDO DE LA NADA.
La
Biblia claramente nos requiere que creamos que Dios creó el universo de la
nada. A veces se usa la frase latina ex-nihilo, «de la nada»; entonces se dice
que la Biblia enseña la creación ex-nihilo). Esto quiere decir que antes de que
Dios empezara a crear el universo, nada existía excepto Dios mismo.
Esta
es la implicación de Génesis 1:1, que dice: «Dios, en el principio, creó los
cielos y la tierra». La frase «los cielos y la tierra» incluye todo el
universo. Salmo 33 también nos dice: «Por la palabra del SEÑOR fueron creados
los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas porque él habló, y todo
fue creado; dio una orden, y todo quedó firme» (Sal 33: 6, 9). En el Nuevo
Testamento hallamos una declaración universal al principio del Evangelio de
Juan: «Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo
creado llegó a existir» Gn 1: 3). La frase «todas las cosas» es mejor tomarla
para referirse al universo entero (Hch 17: 24; He 11: 3).
NOTA: Estoy agradecido por los muchos comentarios
útiles sobre este capítulo que me hicieron mis amigos con conocimiento
especializado de algunos aspectos del mismo, especialmente Steve Figard, Doug
Brandt, y Terry Mortenson.
Cuando decimos que el universo fue creado «de la
nada», es importante guardarnos contra un posible malentendido. La palabra nada
no implica algún tipo de existencia, como algunos filósofos aducen que quiere
decir. Queremos decir más bien que cuando creó el universo Dios no usó ningún
material previamente existente.
Pablo
es muy explícito en Colosenses 1 cuando especifica todas las partes del
universo, tanto visibles como invisibles: «Por medio de él fueron creadas todas
las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos,
poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para
él» (Col 1: 16). El canto de los veinticuatro ancianos en el cielo de igual
manera afirma esta verdad:
«Digno Eres, Señor Y Dios Nuestro, De Recibir La Gloria, La Honra Y El
Poder, Porque Tú Creaste Todas Las Cosas; Por Tu Voluntad Existen Y Fueron
Creadas» (Ap 4: 11).
En la
última frase se dice que la voluntad de Dios es la razón de que las cosas
«existen» y «fueron creadas».
El que
Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos se afirma varias
otras veces en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Hechos 4: 24 llama a Dios el
«Soberano Señor, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay
en ellos».
Una de
las primeras maneras de identificar a Dios es decir que él es el que creó todas
las cosas. Bernabé y Pablo explican al público pagano en Listra que son
mensajeros del «Dios viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo
que hay en ellos» (Hch 14: 15). De modo similar, cuando Pablo les habla a los
filósofos griegos paganos en Atenas, identifica al Dios verdadero como «el Dios
que hizo el mundo y todo lo que hay en él» y dice que este Dios «es quien da a
todos la vida, el aliento y todas las cosas» (Hch 17: 24-25; Is 45: 18; Ap 10:
6).
Hebreos
13: 3 dice: «Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles» (LBLA).
Esta
traducción (así como la NIV en inglés) refleja más precisamente el texto
griego.
Aunque
este pasaje no enseña en sí mismo la doctrina de la creación de la nada, casi
lo hace, puesto que dice que Dios no creó el universo de nada que fuera
visible. La idea algo extraña de que el universo pueda haber sido creado de
algo que era invisible probablemente no es lo que el autor tiene en mente. Está
contradiciendo la idea de la creación a partir de materia que ya existía, y
para ese propósito el versículo es muy claro.
Romanos
4: 17 también implica que Dios creó de la nada, aunque no lo diga exactamente.
El texto griego literalmente dice que Dios «llama las cosas que no son como si
ya existieran». La traducción de la RSV en inglés, «llama a existencia a las
cosas que no existen» (y de modo similar la NASB) es nada usual pero posible
gramáticamente: y hace una afirmación explícita de la creación de la nada. Sin
embargo, aun si traducimos para que la palabra griega jos tome el sentido común
de «como», el versículo dice que Dios «llama a las cosas que no existen como si
existieran» (NASB, margen).
Pero
si Dios le habla o llama algo que no existe, y si en efecto existe, ¿qué es lo
que se implica? Si él llama cosas que no existen como si existieran, debe
querer decir que existirán pronto, irresistiblemente llamadas a existir.
Debido
a que Dios creó el universo entero de la nada, no hay nada en el universo que
sea eterno. Todo lo que vemos (montañas, océanos, estrellas, la tierra misma)
llegó a existir cuando Dios lo creó. Hubo un tiempo cuando no existía:
Desde Antes Que Nacieran Los Montes Y Que Crearas La Tierra Y El Mundo,
Desde Los Tiempos Antiguos Y Hasta Los Tiempos Postreros, Tú Eres Dios (Sal 90:
2).
Esto
nos recuerda que Dios gobierna sobre todo el universo, y que a nada en la
creación se debe adorar en lugar de Dios o además de él. Sin embargo, si
fuéramos a negar la creación a partir de la nada tendríamos que decir que algo
de la materia siempre ha existido y que es eterno como Dios.
Esta
idea pondría en tela de duda la independencia de Dios, su soberanía y el hecho
de que sólo a él se le debe adoración; si había materia aparte de Dios, ¿qué
derecho inherente tenía Dios de gobernarla y usarla para su gloria? Y ¿qué
confianza podríamos tener de que todo aspecto del universo a la larga cumplirá
los propósitos de Dios, si hubo alguna parte del mismo que él no creo?
El
lado positivo del hecho de que Dios creó de la nada el universo es que el
universo tiene significado y propósito. Dios, en su sabiduría, lo creó para
algo. Debemos tratar de entender ese propósito y usar la creación de maneras
que encajen en ese propósito, es decir, dar gloria a Dios. Es más, siempre que
la creación nos da gozo (1ª Ti 6: 17), debemos dar gracias a Dios que la hizo.
NOTA: La traducción de la RSV en inglés (así que lo
que se ve fue hecho de las cosas que no aparecen) al parecer afirma que Dios
hizo el universo de algún tipo de materia invisible, pero el orden de las
palabras en el texto griego (me ekfainoménon) muestra que la palabra «no» niega
la frase "de las cosas que aparecen». La traducción de la RSV se lee como
si la palabra <mm> negara el participio «aparecen», pero necesitaría
aparecer inmediatamente antes de eso a fin de hacerlo. Vea la explicación en Philip Hughes, a Commentary on the Epistle to the
Hebrews (Eerdmans, Grand Rapids, 1977), pp. 443-52.
2. LA CREACIÓN DEL UNIVERSO ESPIRITUAL.
Esta
creación del universo entero incluye la creación del ámbito invisible
espiritual de la existencia: Dios creó los ángeles y otras clases de seres
celestiales al igual que los animales y el hombre. También creó los cielos como
un lugar en donde su presencia es evidente en forma especial.
La
creación del ámbito espiritual se implica ciertamente en todos los versículos
mencionados arriba que hablan de que Dios creó no sólo la tierra sino también
«los cielos y todo lo que hay en ellos» (Ap 10: 6; Hch 4: 24), sino también que
se afirma explícitamente en varios otros versículos.
La
oración de Esdras lo dice muy claramente: «¡Sólo tú eres el Señor! Tú has hecho
los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas. Tú le das vida
a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te
adoran los ejércitos del cielo!» (Neh 9: 6).
Los
«ejércitos del cielo» en este versículo parece referirse a los ángeles y otras
criaturas celestiales, puesto que Esdras dice que participan en la actividad de
adorar a Dios (el mismo término ejércitos se usa para hablar de los ángeles que
adoran a Dios en Sal 103: 21 y 148: 2).
En el
Nuevo Testamento, Pablo especifica que en Cristo «fueron creadas todas las
cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes,
principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él» (Col
1:1 6; Sal 148: 2-5). Aquí también se afirma explícitamente la creación de los seres
celestiales invisibles.
3. LA CREACIÓN DIRECTA DE ADÁN Y EVA.
La
Biblia también enseña que Dios creó a Adán y a Eva de una manera especial y
personal. «y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en
su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente» (Gn 2:
7).
Después
de eso, Dios creó a Eva del cuerpo de Adán: «Entonces Dios el Señor hizo que el
hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una
costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre,
Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre» (Gn 2: 21-22).
Evidentemente Dios le hizo saber algo de lo que había sucedido, porque Adán
dijo:
«Ésta Sí Es Hueso De Mis Huesos Y Carne De Mi Carne. Se Llamará
"Mujer" Porque Del Hombre Fue Sacada» (Gn 2: 23).
Como
veremos más abajo, los cristianos difieren hasta qué punto los desarrollos
evolutivos pueden haber ocurrido después de la creación, tal vez (de acuerdo a
algunos) conduciendo al desarrollo de organismos cada vez más complejos.
Aunque
hay algunos cristianos que sinceramente sostienen diferencias con respecto a la
cuestión de los reinos vegetal y animal, estos pasajes son tan explícitos que
sería muy dificil que alguien sostenga la completa veracidad de la Biblia y
todavía sostenga que los seres humanos son resultados de un largo proceso
evolutivo.
Esto
se debe a que cuando la Biblia dice que el Señor «formó al hombre del polvo de
la tierra» (Gn 2: 7), no parece posible que se entienda que significa que lo
hizo en un proceso que llevó millones de años y que empleó el desarrollo al
azar de miles de organismos cada vez más complejos? Aun más imposible de
reconciliar con el concepto evolutivo es el hecho de que esta narración
claramente muestra que Eva no tuvo una madre humana, sino que fue formada
directamente de la costilla de Adán mientras este dormía (Gn 2: 21).
Pero
en una concepción puramente evolutiva esto no sería posible, porque entonces
incluso el primer «ser humano» femenino hubiera descendido de alguna criatura
casi humana que todavía era animal.
El
Nuevo Testamento reafirma la historicidad de esta creación especial de Eva a
partir de Adán cuando Pablo dice: «De hecho, el hombre no procede de la mujer
sino la mujer del hombre; ni tampoco fue creado el hombre a causa de la mujer,
sino la mujer a causa del hombre» (1ª Co 11: 8-9).
La
creación especial de Adán y Eva muestra que, aunque podamos ser como animales
en muchos respectos en nuestro cuerpo fisico, somos muy diferentes de los
animales. Somos creados «a imagen de Dios», el pináculo de la creación divina,
más como Dios que cualquier otra criatura, designados para gobernar sobre el
resto de la creación.
Incluso
la brevedad del relato de la creación en Génesis pone un maravilloso énfasis en
la importancia del hombre a distinción del resto del universo.
Esto
resiste las tendencias modernas a ver al hombre como insignificante ante la
inmensidad del universo. Derek Kidner nota que la Biblia:
Se Levanta Contra Toda Tendencia De Vaciar De Significado La Historia
Humana De Presentar Los Tremendos Actos De La Creación Como Un Simple Levantar
El Telón Al Drama Que Lentamente Se Desdobla A Todo Lo Largo De La Biblia. El
Prólogo Se Acaba En Una Página; Hay Mil Que Siguen.
En
contraste, Kidner anota que la explicación científica moderna del universo, por
verdadera que pueda ser:
Nos Abruma Con Estadísticas Que Reducen Nuestra Significación Aparente A
Un Punto Que Desaparece. No El Prólogo, Sino La Historia Humana Misma, Ahora Es
Una Sola Página En Mil, Y El Tomo Terrestre Se Pierde Entre Millones Sin
Catalogar.
La
Biblia nos da la perspectiva de la significación humana que Dios propuso que
tengamos. (Esto se considerará en más detalle en el capítulo 21.)
NOTA: La palabra que se traduce «ejércitos» (heb.
tsabá) a veces se usa para referirse a los planetas y estrellas (Dt 4: 19; Is 34:
4; 40: 26), pero ninguno de los ejemplos citados en BDB, p. 839 (l.c) habla de
las estrellas adorando a Dios, y la mayoría habla de los cuerpos celestiales
como «los ejércitos de los cielos» que los paganos adoran erróneamente (Dt 17:
3; 2ª R 17: 16; 21: 3;Jer 8: 2; et al.).
A pesar de esta afirmación explícita en Gn 2:7
DerekKidner (que sostiene una noción de la veracidad de la Biblia compatible
con la que se aboga en este libro), en efecto aboga la posibilidad del
desarrollo evolutivo de una larga línea de criaturas preadánicas en una de las
cuales Dios finalmente «sopló vida humana» (Génesis: An Introduction and
Commentary TaTe [Inter Varsity Press, Londres y Chicago, 1967 J, p. 28); pero
luego afirma una creación especial de Eva (p. 29).
4. LA CREACIÓN DEL TIEMPO.
Otro
de los aspectos de la creación divina es la creación del tiempo (la sucesión de
un momento tras otro). Esta idea se consideró con respecto al atributo de Dios
de eternidad en el capítulo 11, 9 Y necesitamos solamente resumirlo aquí. Cuando
hablamos de la existencia de Dios «antes» de la creación del mundo, no debemos
pensar que Dios existía en una extensión infinita de tiempo.
Más
bien, la eternidad de Dios quiere decir que él tiene una existencia diferente,
una existencia sin el paso del tiempo, una existencia que para nosotros es
difícil incluso imaginarnos (vea Job 36: 26; Sal 90: 2, 4; Jn 8: 58; 2ª P 3: 8;
Ap 1: 8). El hecho de que Dios creó el tiempo nos recuerda su señorío sobre el
tiempo y nuestra obligación de usarlo para su gloria.
5. LA OBRA DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO EN LA CREACIÓN.
Dios
Padre fue el agente primario que inició el acto de la creación; pero el Hijo y
el Espíritu Santo también estuvieron activos. Al Hijo a menudo se le describe
como la persona «por medio» de la cual la creación resultó. «Por medio de él
todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir» (Jn
1: 3).
Pablo
dice que hay «un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por
medio del cual vivimos» (1ª Co 8: 6), y «ha sido creado por medio de él y para
él» (Col 1: 16). Leemos también que es «por medio» del Hijo que Dios «hizo el
universo» (He 1: 2). Estos pasajes dan un cuadro coherente del Hijo como el
agente activo que ejecuta los planes y direcciones del Padre.
El
Espíritu Santo también estaba obrando en la creación. Generalmente se le
muestra completando, llenando y dando vida a la creación de Dios. En Génesis 1:
2, «el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas», lo que
denota una función preservadora, sustentadora y gobernadora. Job dice: «El
Espíritu de Dios me ha creado; me infunde vida el hálito del Todopoderoso» (Job
33: 4).
En
varios pasajes del Antiguo Testamento es importante darse cuenta de que la
misma palabra hebrea (ruaj) puede significar, en diferentes contextos,
«espíritu», «aliento» o «viento». Pero en muchos casos no hay mucha diferencia
en significado, porque incluso si uno decide traducir algunas frases como el
«soplo de Dios» o incluso el «viento de Dios», todavía parecería ser una manera
figurada de referirse a la actividad del Espíritu Santo en la creación.
Así el
salmista, hablando de la gran variedad de criaturas de la tierra y el mar dice:
«Si envías tu Espíritu, son creados» (Sal 104: 40; note también, respecto a la
obra del Espíritu Santo, Job 26:13; Is 40: 13; 1ª Co 2: 10). Sin embargo, el
testimonio de la Biblia de la actividad específica del Espíritu
Santo
en la creación es escaso. La obra del Espíritu Santo se trae a mucha mayor
prominencia en conexión con la inspiración de los autores de la Biblia y la
aplicación de la obra redentora de Cristo al pueblo de Dios.
B. LA CREACIÓN ES ALGO MUY APARTE DE DIOS Y SIN EMBARGO SIEMPRE DEPENDE
DE DIOS
La
enseñanza de la Biblia en cuanto a las relaciones entre Dios y la creación es
única entre las religiones del mundo. La Biblia enseña que la creación es algo
distinto de Dios. No es parte de la creación, porque él la hizo y la gobierna.
El
término que a menudo se usa para decir que Dios es mucho mayor que la creación
es la palabra trascendente. Dicho simplemente, esto quiere decir que Dios está
muy por «encima» de la creación en el sentido de que es mucho mayor que la
creación y es independiente de ella.
Dios
también está muy involucrado en la creación, porque está continuamente depende
de él para su existencia y funcionamiento. El término técnico usado al hablar
de la intervención de Dios en la creación es la palabra inmanente que quiere
decir «permanente en» la creación. El Dios de la Biblia no es una deidad
abstracta alejada de la creación ni desinteresado en ella.
La
Biblia es la historia de la intervención de Dios en su creación, y
particularmente en las personas en ella. Job afirma que incluso los animales y
plantas dependen de Dios: «En sus manos está la vida de todo ser vivo, y el
hálito que anima a todo ser humano» (Job 12: 10). En el Nuevo
Testamento,
Pablo afirma que Dios «es quien da a todos la vida, el aliento y todas las
cosas» y que «en él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17: 25, 28). En
verdad en Cristo «todo ha sido creado» (Col 1: 17), y él continuamente
«sostiene todas las cosas con su palabra poderosa» (Heb 1: 3). La trascendencia
e inmanencia de Dios se afirman juntas en un solo versículo cuando Pablo habla
de «un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y
en todos» (Ef 4:6).
El
hecho de que la creación es una cosa y Dios es otra y sin embargo la creación
siempre depende de Dios, que Dios está muy por encima de su creación y sin
embargo siempre interviene en ella (en resumen, que Dios es a la vez
trascendente e inmanente). Esto es claramente distinto del materialismo, que es
la filosofía más común de los que no creen hoy, y que niega por completo la existencia
de Dios. El materialismo diría que el universo material es todo lo que hay.
La
creación es una cosa y Dios es otra, y sin embargo la creación siempre depende
de Dios (Dios es a la vez trascendente e inmanente)
Los
cristianos de hoy que enfocan casi todo su esfuerzo en la vida en ganar más
dinero y adquirir más posesiones se convierten en materialistas «prácticos» en
su actividad, puesto que sus vidas no serían muy diferentes si no creyeran en
Dios para nada.
El
relato bíblico de las relaciones de Dios con su creación es también diferente
del panteísmo. La palabra griega pan quiere decir «todo», y panteísmo es la
idea de que todo, todo el universo, es Dios o parte de Dios.
EL
PANTEÍSMO NIEGA VARIOS ASPECTOS ESENCIALES DEL CARÁCTER DE DIOS.
Si
todo el universo es Dios, Dios no tiene una personalidad distinta. Dios ya no
es inmutable, porque conforme el universo cambia, Dios también cambia. Es más,
Dios ya no es santo, porque el mal del universo también es parte de Dios.
Otra
dificultad es que a la larga la mayoría de los sistemas panteístas (como el
budismo y muchas otras religiones orientales) acaban negando la importancia de
la personalidad humana individual; puesto que todo es Dios, la meta del
individuo debe ser amalgamarse con el universo y unirse cada vez más a él, y
perder así su singularidad individual.
Si
Dios mismo no tiene una identidad personal aparte del universo, nosotros
tampoco debemos procurar tener una. Por tanto, el panteísmo destruye no sólo la
identidad personal de Dios, sino también, a la larga, la de los seres humanos.
Cualquier
filosofía que vea la creación como una «emanación» de Dios (es decir, algo que
brota de Dios pero que todavía es parte de Dios y no distinta de él) sería
similar al panteísmo en la mayoría o en todas las maneras en que niega los
aspectos del carácter de Dios.
El
relato bíblico también descarta el dualismo. Esta es la idea de que Dios y el
universo material han existido eternamente lado a lado. Por tanto, hay dos
fuerzas supremas en el universo: Dios y la materia.
El
problema con el dualismo es que indica un conflicto eterno entre Dios y los
aspectos de maldad del universo material. ¿Triunfará a la larga Dios sobre el
mal del universo? No podemos estar seguros, porque Dios y el mal al parecer
siempre han existido lado a lado.
Esta
filosofía negaría el señorío supremo de Dios sobre la creación y también que la
creación resultó debido a la voluntad de Dios, que se debe usar sólo para sus
propósitos y que debe glorificarlo.
Este
punto de vista también negaría que todo el universo fue creado inherentemente
bueno (Gn 1: 31) y animaría a los seres humanos a ver la realidad material como
algo malo en sí misma, en contraste con un relato bíblico genuino de una
creación que Dios hizo para que fuera buena y que él gobierna para sus
propósitos.
Un
ejemplo reciente del dualismo en la cultura moderna es la serie de películas.
La guerra de las galaxias, que postula la existencia de una «Fuerza» universal
que tiene un lado bueno y un lado malo. No hay concepto de un Dios santo y
trascendente que lo gobierna todo y que ciertamente triunfará sobre todo.
Cuando
los que no creen hoy empiezan a darse cuenta del aspecto espiritual del
universo, a menudo se vuelven dualistas, meramente reconociendo que hay
aspectos buenos y malos en el mundo sobrenatural o espiritual. La mayor parte
de la religión de la «Nueva Era» es dualista.
Por
supuesto, a Satanás le deleita que la gente piense que hay una fuerza de maldad
en el universo que es tal vez igual a Dios mismo.
El
concepto cristiano de la creación también es distinto del concepto del deísmo.
EL DEÍSMO DICE QUE DIOS NO
ESTÁ INTERVINIENDO DIRECTAMENTE EN LA CREACIÓN.
El
deísmo por lo general sostiene que Dios creó el universo y es mucho mayor que
el universo (Dios es «trascendente»). Algunos deístas también concuerdan con que
Dios tiene normas morales y que al final pedirá cuenta a las personas
responsables en el día del juicio.
Pero
niegan la participación presente de Dios en el mundo, con lo que no dejan lugar
para su inmanencia en el orden creado. Más bien, ven a Dios como un relojero
divino que le dio cuerda al «reloj» de la creación al principio y luego lo dejó
para que funcione por cuenta propia.
Si
bien el deísmo en efecto afirma de algunas maneras la trascendencia de Dios,
niega casi toda la historia de la Biblia, que es la historia de la intervención
activa de Dios en el mundo. Muchos cristianos «tibios» o nominales de hoy son,
en efecto, deístas prácticos, puesto que viven vidas casi totalmente privadas
de genuina oración, adoración, temor de Dios o confianza momento tras momento
en que Dios atienda las necesidades que surgen.
C. DIOS CREÓ EL UNIVERSO PARA QUE MUESTRE SU GLORIA
Es
claro que Dios creó a las personas para su propia gloria, porque habla de sus
hijos e hijas como los «que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y
formé» (Is 43: 7). Pero no sólo a los seres humanos creó Dios para este
propósito.
Toda
la creación tiene el propósito de mostrar la gloria de Dios. Incluso la
creación inanimada, las estrellas, el sol, la luna y el cielo, testifican de la
grandeza de Dios: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama
la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra
se lo hace saber» (Sal 19: 1-2).
El
canto de adoración celestial en Apocalipsis 4 conecta la creación de Dios de
todas las cosas con el hecho de que él es digno de recibir de ella la gloria:
«Digno Eres, Señor Y Dios Nuestro, De Recibir La Gloria, La Honra Y El
Poder, Porque Tú Creaste Todas Las Cosas; Por Tu Voluntad Existen Y Fueron
Creadas» (Ap 4: 11).
¿Qué
muestra la creación en cuanto a Dios? Primariamente muestra su gran poder y
sabiduría, muy por encima de todo lo que pudiera alguna criatura imaginar.
«Dios hizo la tierra con su poder, afirmó el
mundo con su sabiduría, ¡extendió los cielos con su inteligencia!» Jer 10: 12).
En Contraste con los hombres ignorantes y los ídolos «que no valen nada» que
hacen, Jeremías dice: «La heredad de Jacob no es como ellos, porque él es quien
hace todas las cosas; su nombre es el Señor Todopoderoso» Jer 10: 16).
Un
vistazo al solo las estrellas nos convence del poder infinito de Dios. Incluso
una breve inspección de cualquier hoja de un árbol, de la maravilla de la mano
humana o de cualquier célula viva nos convence de la gran sabiduría de Dios.
¿Quién pudo hacer todo esto? ¿Quién pudo hacerlo de la nada? ¿Quién puede
sostenerlo día tras día por años sin fin? Tal poder infinito, tal habilidad
intrincada, está completamente más allá de nuestra comprensión. Cuando
meditamos en eso, le damos la gloria a Dios.
Cuando
afirmamos que Dios creó el universo para mostrar su gloria es importante que
nos demos cuenta de que él no tenía necesidad de crearlo. No debemos pensar que
Dios necesitaba más gloria de la que tenía dentro de la Trinidad por toda la
eternidad, ni que de alguna manera estaba incompleto sin la gloria que
recibiría del universo creado.
Esto
sería negar la independencia de Dios e implicar que Dios necesitaba del
universo a fin de ser plenamente Dios. Más bien debemos. Vea en el capítulo 7,
una explicación de la necesidad de la Biblia para interpretar correctamente la
creación.
Afirmar
que la creación del universo fue un acto totalmente voluntario de Dios. No fue
un acto necesario sino algo que Dios quiso hacer. «Tú creaste todas las cosas;
por tu voluntad existen y fueron creadas» (Ap 4: 11). Dios quiso crear el
universo para mostrar su excelencia. La creación muestra su gran sabiduría y
poder, y en última instancia muestra igualmente sus demás atributos.
Parece,
entonces, que Dios creó el universo para deleitarse en su creación, porque
conforme la creación muestra los varios aspectos del carácter de Dios, él se
deleita en ella.
Esto
explica por qué nosotros mismos nos deleitamos tan espontáneamente en toda
clase de actividades creativas. Las personas que tienen dones musicales o
literarios disfrutan creando cosas y viendo, oyendo o ponderando su obra
creativa. Dios nos ha hecho para que disfrutemos imitando, como criaturas, su
actividad creadora y uno de los más asombrosos aspectos de los seres humanos a
diferencia del resto de la creación- es nuestra capacidad de crear nuevas
cosas. Esto también explica por qué nos deleitamos en diferentes clases de
actividades «creativas»:
Muchos
disfrutan al cocinar, decorar una casa, trabajar con madera u otros materiales,
inventar cuestiones científicas o concebir nuevas soluciones a problemas en la
producción industrial. Incluso los niños disfrutan al colorear cuadros, o
construir casas de bloques.
En
todas estas actividades reflejamos en pequeña medida la actividad creadora de
Dios, y debemos deleitamos en eso y agradecerle a Dios por eso.
D. EL UNIVERSO QUE DIOS CREÓ FUE «MUY BUENO»
Este
punto sigue al anterior. Si Dios creó el universo para mostrar su gloria, es de
esperar que el universo cumpla el propósito para el cual 10 crearon. De hecho,
cuando Dios terminó su obra de creación, se deleitó en ella. Al fin de cada
etapa de la creación Dios vio que lo que había hecho era «bueno> (Gn 1: 10,
12, 18, 21, 25).
Luego,
al fin del sexto día de creación, «Dios miró todo 10 que había hecho, y
consideró que era muy bueno» (Gn 1: 31). Dios se deleitó en la creación que
había hecho, tal como se había propuesto hacerlo.
Aunque
ahora hay pecado en el mundo, la creación material todavía es buena a los ojos
de Dios, y nosotros también debemos verla igualmente como «buena».
Este
conocimiento nos libertará de un falso ascetismo que ve como malo el uso y
disfrute de la creación material. Pablo dice que los que «prohíben el
matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para los
creyentes, conocedores de la verdad» (1ª Ti 4: 1-3) están prestando atención a
«doctrinas diabólicas».
El
apóstol toma una línea tan firme porque entiende que «todo lo que Dios ha
creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias,
porque la palabra de Dios y la oración lo santifican» (1ª Ti 4: 4-5). La
mención de Pablo de «la palabra de Dios» que consagra o «santifica» los
alimentos y otras cosas de que disfrutamos en la creación material es
probablemente una referencia a la bendición que Dios pronunció en Génesis 1:
31: «Era muy bueno».
Aunque
el orden creado se puede usar de maneras pecadoras o egoístas, y puede alejar
de Dios nuestros afectos, no debemos permitir que el peligro del abuso de la
creación divina nos impida un uso positivo, agradecido y gozoso de ella para
nuestro disfrute y para el bien de su reino. Poco después de que Pablo ha
advertido contra el deseo de enriquecerse y el «amor al dinero» (1ª Ti 6:
9-10), afirma que es Dios mismo el «que nos provee de todo en abundancia para
que lo disfrutemos»(1ª Ti 6: 17).
Este
hecho les da a los creyentes garantía para estimular el apropiado desarrollo
industrial y tecnológico (junto con el cuidado del ambiente), y usar con gozo y
gratitud todos los productos de la tierra abundante que Dios ha creado, para
nosotros mismos y también para aquellos con quienes tenemos que compartir
generosamente nuestras posesiones (vea 1ª Ti 6: 18).
Sin
embargo, en todo esto debemos recordar que las posesiones materiales son solamente
temporales, y no eternas. Debemos fijar nuestras esperanzas en Dios (vea Sal
62: 10; 1ª Ti 6: 17) y en recibir un reino que no puede ser conmovido (Col 3:
1-4; Heb 12: 28; 1ª P 1: 4).
E. RELACIÓN ENTRE LA BIBLIA Y LOS HALLAZGOS DE LA CIENCIA MODERNA
En
varias ocasiones en la historia, los cristianos han disentido en cuanto a los
hallazgos aceptados de la ciencia contemporánea. En la vasta mayoría de los
casos, la fe cristiana sincera y una fuerte confianza en la Biblia ha llevado a
los científicos a descubrir nuevas cosas en cuanto al universo de Dios, y estos
descubrimientos han cambiado la opinión científica para la historia
subsiguiente. La vida de Isaac Newton, Galileo Galilei, Juan Kepler, BIas
Pascal, Robert Boyle, Miguel Faraday, James Clerk Maxwell, y muchos otros son
ejemplos de esto.
Por
otro lado, ha habido ocasiones cuando la opinión científica aceptada ha estado
en conflicto con lo que la gente entiende que la Biblia dice. Por ejemplo,
cuando el astrónomo italiano Galileo (1564-1642) empezó a enseñar que la tierra
no era el centro del universo, sino que la tierra y otros planetas giraban
alrededor del sol (siguiendo así las teorías del astrónomo polaco Copérnico
[1472-1543]), fue criticado, y a la larga la Iglesia Católica Romana condenó
sus escritos. Esto se debió a que muchos pensaban que la Biblia enseñaba que el
sol giraba alrededor de la tierra.
Por
supuesto, la Biblia no enseña eso en ninguna parte, y fue la astronomía de
Copérnico la que hizo que la gente mirara de nuevo a la Biblia para ver si de
veras enseñaba lo que se pensaba que enseñaba. De hecho, las descripciones de
que el sol se levanta y se pone (Ec 1: 5; et al.) solo describen lo que parece
desde la perspectiva del observador humano, y, desde esa perspectiva, su
descripción es acertada.
Pero
no implica nada en cuanto al movimiento relativo de la tierra y del sol, y en
ninguna parte la Biblia explica lo que hace que el sol «se ponga» desde el
punto de vista del observador humano.
La
Biblia no dice nada absolutamente en cuanto a si la tierra o el sol, o algún
otro cuerpo, es el «centro» del universo o del sistema solar; ese no es un
asunto que la Biblia trata. Sin embargo, la lección de Galileo, que fue
obligado a retractarse de sus enseñanzas y que vivió bajo arresto domiciliario
por los pocos años que le restaron de vida, debe recordamos que la observación
cuidadosa del mundo natural puede hacer que volvamos a la Biblia, y estudiemos
si las Escrituras en verdad enseñan lo que pensamos que enseñan.
A
veces, con un examen más cuidadoso del texto podemos hallar que nuestras
interpretaciones previas eran incorrectas.
La
investigación científica ha ayudado a los cristianos a reevaluar lo que
generaciones anteriores pensaban en cuanto a la edad de la tierra, por ejemplo,
y ningún erudito evangélico hoy sostendría que el mundo fue creado en 4004 A.
C.
Sin
embargo hubo un tiempo cuando se creía ampliamente que en esa fecha tuvo lugar
la creación, y eso se debió a los escritos del arzobispo irlandés James Ussher
(1581-1656), uno de los grandes eruditos de su día, que cuidadosamente sumó las
fechas de las genealogías de la Biblia para hallar cuándo fue creado Adán. Hoy
se reconoce ampliamente que la Biblia no nos dice la fecha exacta de la
creación de la tierra ni de la raza humana (vea más adelante).
Por
otro lado, muchos en la comunidad cristiana han rehusado firmemente convenir
con la opinión dominante de los científicos hoy respecto a la evolución.
Respecto
a este asunto, miles de creyentes han examinado la Biblia muchas veces con gran
detalle, y muchos han concluido que la Biblia no guarda silencio respecto al
proceso por el cual los organismos vivos llegaron a existir.
Es
más, la observación cuidadosa de los hechos del universo creado ha producido un
desacuerdo amplio respecto a las teorías de la evolución (de científicos que
son cristianos y también de un número de científicos que no son cristianos).
Así que en base tanto bíblica como científica, los cristianos han cuestionado
las teorías de la evolución.
Debemos
también recordar que la cuestión de la creación del universo es muy diferente
de muchas otras cuestiones científicas, por cuanto la creación no es algo que
se pueda repetir en un experimento en laboratorio, ni tampoco hubo un
observador humano que la presenciara. Por consiguiente, los pronunciamientos de
los científicos en cuanto a la creación y a la historia temprana de la tierra
son, en el mejor de los casos, especulación educada.
Si
estamos convencidos, no obstante, que el único observador de estos eventos
(Dios mismo) nos ha hablado al respecto en las palabras confiables de la
Biblia, debemos prestar cuidadosa atención al relato bíblico.
En la
sección que sigue hemos indicado algunos principios por los cuales se puede
enfocar las relaciones entre la creación y los hallazgos de la ciencia moderna.
1. CUANDO SE ENTIENDEN CORRECTAMENTE TODOS LOS DATOS, «NINGÚN CONFLICTO
FINAL » HABRÁ ENTRE LA BIBLIA Y LA CIENCIA NATURAL.
La
frase «ningún conflicto final» se toma del libro muy útil de Francis Schaeffer,
No Final Conflict.!6 Respecto a las preguntas sobre la creación del universo,
Schaeffer menciona varias cuestiones en donde, a su juicio, hay campo para
desacuerdo entre cristianos que creen en la total veracidad de la Biblia:
1. Hay la posibilidad de que Dios creó un universo «adulto».
2. Hay una posibilidad de un intervalo entre Génesis 1: 1 y 1: 2, o entre
1: 2 y 1: 3.
3. Hay una posibilidad de un día largo en Génesis 1.
4. Hay
una posibilidad de que el diluvio afectó la información geológica.
5. El uso de la palabra «especie» en Génesis 1 puede ser muy amplio.
6. Hay la posibilidad de muerte de animales antes de la caída.
7. En donde no se usa la palabra hebrea bará hay una posibilidad de
secuencia de cosas previamente existentes.
Schaeffer
aclara que no está diciendo que una de estas posiciones sea la que él sostiene;
sino que son teóricamente posibles. El punto principal de Schaeffer es que en
nuestra comprensión del mundo natural y en nuestra comprensión de las
Escrituras, nuestro conocimiento no es perfecto.
Pero
podemos abordar el estudio científico y el estudio de la Biblia con la
confianza de que cuando se entienden correctamente todos los hechos, y cuando
hemos entendido correctamente la Biblia, nuestros hallazgos nunca estarán en
conflicto entre sí; no habrá «ningún conflicto final». Esto es porque Dios, que
habla en la Biblia, sabe todo lo que sucedió, y no ha hablado de una manera que
contradiga las verdades del universo.
Esta
es una perspectiva muy útil con la cual el cristiano debe empezar cualquier
estudio de la creación y la ciencia moderna. No debemos temer investigar
científicamente los hechos del mundo creado, sino que debemos hacerlo con
empeño y completa honestidad, en la confianza de que cuando se entiendan
correctamente todos los datos, siempre resultarán congruentes con las
inerrantes palabras de Dios en la Biblia.
De
modo similar, debemos abordar el estudio de la Biblia con empeño y en la
confianza de que, cuando se entiende correctamente, la Biblia nunca contradice
las verdades del mundo natural.
Alguien
pudiera objetar que todo este debate es inapropiado, porque la Biblia nos es
dada para enseñar asuntos religiosos y éticos, y no tiene la intención de
enseñar «ciencia». Sin embargo, como se anotó en el capítulo 5, la Biblia misma
no pone tal restricción en cuanto a los temas respecto a los cuales puede
hablar.
Aunque la Biblia, por supuesto, no es un
«libro de texto» de ciencia en el sentido formal, contiene muchas afirmaciones
en cuanto al mundo natural: sus orígenes, sus propósitos, su destino final y
muchas afirmaciones en cuanto a cómo funciona día tras día. Si tomamos en serio
la idea de que es Dios mismo (tanto como los autores humanos) el que habla
todas las palabras de la Biblia, debemos tomar estas afirmaciones en serio y
creerlas también. Por cierto, la Biblia dice que nuestro entendimiento de
algunos datos «científicos» ¡es cuestión de nuestra fe! Hebreos 11:3 nos dice:
(Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de
modo que lo visible no provino de lo que se ve».
2. ALGUNAS TEORÍAS DE LA CREACIÓN PARECEN CLARAMENTE INCONSISTENTES CON
LAS ENSEÑANZAS DE LA BIBLIA.
En
esta sección examinaremos tres tipos de explicaciones del origen del universo
que claramente parecen incongruentes con la Biblia.
A. TEORÍAS SECULARES.
Para
hacerlo más completo, si bien brevemente, mencionaremos que cualquier teoría
puramente secular del origen del universo sería inaceptable para los que creen
en la Biblia. Una teoría «secular» es cualquier teoría del origen del universo
que no atribuye a un Dios infinito y personal la creación del universo mediante
diseño inteligente.
Por
tanto, la teoría de la «gran explosión» (en una forma secular en la que se
excluye a Dios), o cualquier teoría que sostiene que la materia siempre ha
existido, sería incongruente con la enseñanza de la Biblia de que Dios creó el
universo de la nada, y que lo hizo para gloria suya. (Cuando se toma la
evolución darwiniana en un sentido totalmente materialista, como a menudo se
toma, pertenecería también a esta categoría).
B. EVOLUCIÓN TEÍSTA.
Desde
la publicación del libro El origen de las especies por medio de la selección
natural de Carlos Darwin (1859), algunos cristianos han propuesto que los
organismos vivos surgieron por el proceso de evolución que Darwin propuso, pero
que Dios guió ese proceso de modo que el resultado fue exactamente lo que
quería que fuera. A este concepto se le llama evolución teísta porque aboga la
creencia en Dios (es «teísta») y en la evolución también. Muchos que sostienen
la evolución teísta propondrían que Dios intervino en el proceso en algunos
puntos cruciales, por lo general;
(1) la creación de la materia al principio,
(2) la creación de la forma más sencilla de vida, y;
(3) la creación del hombre.
Pero,
con la posible excepción de esos puntos de intervención, los evolucionistas
teístas sostienen que la evolución procedió de las maneras que han descubierto
ahora los científicos naturales, y que ese fue el proceso que Dios decidió usar
para permitir que se desarrollaran todas las formas de la vida en la tierra.
Creen
que la mutación al azar de las cosas vivas condujo a la evolución de formas más
altas de vida mediante el hecho de que las que tenían una «ventaja de
adaptación» (una mutación que les permitió estar mejor aptas para sobrevivir en
su ambiente) vivieron en tanto que otras no.
Los
evolucionistas teístas están listos para cambiar sus puntos de vista en cuanto
a la manera en que la evolución tuvo lugar, porque, según su perspectiva, la
Biblia no especifica cómo sucedió. Depende de nosotros descubrir esto mediante
investigación científica ordinaria.
Argumentan
que conforme aprendemos más y más en cuanto a la manera en que la evolución
tuvo lugar, estamos aprendiendo más y más en cuanto a los procesos que Dios usó
para producir el desarrollo de las formas de vida. Las objeciones a la
evolución teísta son las que siguen:
1. LA
CLARA ENSEÑANZA DE LA BIBLIA DE QUE HAY UN PROPÓSITO EN LA OBRA DE DIOS DE LA
CREACIÓN PARECE INCOMPATIBLE CON EL AZAR QUE EXIGE LA TEORÍA EVOLUCIONISTA.
Cuando
la Biblia informa que Dios dijo: «¡Que produzca la tierra seres vivientes:
animales domésticos, animales salvajes, y reptiles, según su especie!» (Gn 1:
24), muestra a Dios haciendo las cosas intencionalmente y con un propósito para
cada cosa que hace. Pero esto es lo opuesto de haber permitido mutaciones que
tuvieran lugar enteramente al azar sin propósito para los millones de
mutaciones que habrían tenido lugar, bajo la teoría evolucionista, antes de que
pueda surgir una nueva especie.
La
diferencia fundamental entre el concepto bíblico de la creación y la evolución
teísta es ésta: según los evolucionistas, la fuerza que impulsa los cambios y
el desarrollo de nuevas especies es el azar. Sin la mutación al azar los
organismos no tienen evolución en el sentido científico moderno. La mutación al
azar es la fuerza que produce el desarrollo de las formas más sencillas de vida
a las más complejas.
Pero
la fuerza impulsora en el desarrollo de nuevos organismos según la Biblia es el
diseño inteligente de Dios. Dios creó «los grandes animales marinos, y todos
los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas y todas las aves,
según su especie» (Gn 1: 21). «Dios hizo los animales domésticos, los animales
salvajes, y todos los reptiles, según su especie. Y Dios consideró que esto era
bueno» (Gn 1: 25).
Estas
afirmaciones no parecen concordar con la idea de que Dios creó, dirigió u
observó millones de mutaciones al azar, ninguna de las cuales era «muy buena» a
la manera en que él quería, y ninguna de las cuales era la clase de plantas o
animales que él quería tener sobre la tierra. En lugar del claro relato bíblico
de la creación divina, la teoría teísta de la evolución tiene que entender que
las cosas sucedieron más o menos así: y dijo Dios: «Que produzca la tierra
seres vivientes según su especie» Y después de trescientos ochenta y siete
millones noventa y dos mil ochocientos setenta y un intentos, Dios finalmente
logró un ratón que sirviera.
Esto
parece ser una explicación extraña, pero es precisamente lo que el
evolucionista teísta postularía en cuanto a cada uno de los cientos de miles de
diferentes clases de plantas y animales de la tierra; todos se desarrollaron
mediante un proceso de mutación al azar en un lapso de millones de años, y
gradualmente fueron aumentando en complejidad conforme las mutaciones
ocasionales resultaban ser ventajosas para la criatura.
Un
evolucionista teísta tal vez diga que Dios intervino en el proceso y lo dirigió
en muchos momentos en la dirección que quería que fuera. Pero una vez que se
permite esto, hay propósito y diseño inteligente en el proceso; ya no tenemos
evolución para nada, porque ya no hay mutación al azar (en los puntos de
interacción divina). Ningún evolucionista secular aceptaría tal intervención de
parte de un
Creador
inteligente y con propósito. Pero una vez que el cristiano acepta que hubo un
activo propósito y diseño inteligente de parte de Dios, ya no hay ninguna
necesidad de azar o desarrollo que surja por mutación al azar. Por tanto, muy
bien pudiéramos decir que Dios creó en el momento cada una de las criaturas sin
miles de intentos que fracasaron.
2. LA
BIBLIA PRESENTA LA PALABRA CREADORA DE DIOS PRODUCIENDO RESPUESTA INMEDIATA.
Cuando
la Biblia habla de la palabra creativa de Dios recalca el poder de su palabra y
su facultad de lograr su propósito.
Por La Palabra Del Señor Fueron Creados Los Cielos, Y Por El Soplo De Su
Boca, Las Estrellas. O Porque Él Habló, Y Todo Fue Creado; Dio Una Orden, Y
Todo Quedó Firme (Sal 33: 6, 9).
Esta
clase de declaración parece incompatible con la idea de que Dios habló y
después de millones de años y millones de mutaciones al azar en las cosas vivas
su poder produjo el resultado que había pedido. Más bien, tan pronto como Dios
dijo: «¡Que haya vegetación sobre la tierra!», la próxima oración nos dice: «y
así sucedió» (Gn 1:11).
3.
CUANDO LA BIBLIA NOS DICE QUE DIOS HIZO QUE LAS PLANTAS Y LOS ANIMALES SE
REPRODUJERAN «SEGÚN SU ESPECIE» (GN 1: 11, 24).
Sugiere
que Dios creó muchos diferentes tipos de plantas y animales y que, aunque
habría alguna diferencia entre ellas (¡note los muchos tamaños diferentes,
razas y características personales entre los seres humanos!), habría límites
estrechos en cuanto a la clase de cambio que podría resultar mediante
mutaciones genéticas.
4. EL PRESENTE PAPEL ACTIVO DE DIOS EN CREAR O
FORMAR TODA COSA VIVA QUE AHORA LLEGA A EXISTIR ES DIFICIL DE RECONCILIAR CON
LA REMOTA SUPERVISIÓN SIN INTERVENCIÓN QUE PROPONE LA EVOLUCIÓN TEÍSTA.
David
puede confesar: «Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi
madre» (Sal 139: 13). y Dios le dijo a Moisés: «¿Y quién le puso la boca al
hombre? Le respondió el SEÑOR-. ¿Acaso no soy yo, el Señor, quien lo hace sordo
o mudo, quien le da la vista o se la quita?» (Éx 4: 11).
Dios
hace que la hierba crezca (Sal 104: 14; Mt 6: 30) y da de comer a las aves (Mt
6: 26) y alas demás criaturas del bosque (Sal 104: 21, 27-30). Si Dios está tan
ocupado en producir el crecimiento y desarrollo a cada paso de cada cosa viva
incluso ahora, ¿es congruente con la Biblia decir que todas estas formas de
vida son originalmente el resultado de un proceso evolucionista dirigido por
mutación al azar antes que por creación de Dios directa y a propósito, y que
sólo después de que fueron creadas empezó en su intervención activa para
dirigirlas cada momento?
5. LA
CREACIÓN ESPECIAL DE ADÁN, Y LUEGO EVA DE ÉL, ES UNA RAZÓN FUERTE PARA ROMPER
CON LA EVOLUCIÓN TEÍSTA.
Los
evolucionistas teístas que aducen una creación especial de Adán y Eva debido a
las afirmaciones de Génesis 1-2 realmente han roto con la teoría evolucionista
en el punto que es de mayor preocupación para los seres humanos de todas
maneras. Pero si, basados en la Biblia, insistimos en la intervención especial
de Dios en el punto de la creación de Adán y Eva, ¿qué nos impide permitir que
Dios interviniera, de una manera similar, en la creación de los organismos
vivos?
Debemos
darnos cuenta de que la creación especial de Adán y Eva, según se relata en la
Biblia, los presenta muy diferentes de las criaturas casi animales, y apenas
humanas, que los evolucionistas dicen que fueron los primeros seres humanos,
criaturas que descendieron de antepasados que eran criaturas simiescas no
humanas altamente desarrolladas.
La
Biblia presenta al primer hombre y a la primera son a necesitamos insistir que
la palabra hebrea mín. (especie) corresponde exactamente con la categoría
biológica «especies», porque ese es simplemente un medio moderno de clasificar
diferentes cosas vivas. Pero la palabra hebrea en efecto sí parece indicar una
especificación estrecha de varías tipos de cosas vivas. Se usa, por ejemplo,
para hablar de varios tipos muy especificas de animales que tienen crías y se
distinguen de acuerdo a sus «especies».
La
Biblia habla del «milano según su especie», «todo cuervo según su especie», «el
gavilán según su especie», <da garza según su especie», y de «la langosta
según su especie» (Lv 11: 14, 15, 16, 19, 22, RVR). Otros animales que existen
de acuerdo a una «especie» individual son el grillo, e! saltamontes, la comadreja,
e! águila, halcón, la gaviota, y la cigüeña (Lv 11: 22, 29; Dt 14: 13, 14, 15,
18).
Estas
son especies muy específicas de animales, y Dios los creó para que se
reproduzcan sólo de acuerdo a su propia «especie». Parece que esto permitiría
sólo diversificación dentro de cada uno de estos tipos de animales (halcones
más grandes o más pequeños, halcones de diferente color o con diferentes formas
de pico, etc.), pero ciertamente ningún cambio «macro evolucionario» en una
especie de ave enteramente diferente. (Frair y Davis, A Casefar Creatían p.
129, piensan que «especie» puede corresponder a familia u orden hoy, o de otra
manera a ningún equivalente preciso del siglo veinte).
Adán y
Eva, con capacidades lingüísticas, morales y espirituales altamente desarrolladas
desde el momento en que fueron creados. Podían conversar entre sí.
Podían
incluso hablar con Dios. Eran muy diferentes de los primeros humanos casi
animales, descendientes de criaturas simiescas no humanas, de la teoría
evolucionista.
Algunos
pueden objetar que Génesis 1-2 no pretende presentar a Adán y Eva como
individuos literales, pero;
(A) la narración histórica de Génesis continúa sin interrupción al material
obviamente histórico en cuanto a Abraham (Gn 12), mostrando que el autor tenía
la intención de que toda la sección fuera histórica, y;
(B) en Romanos 5:12-21 y 1 Corintios 15:21-22,45-49 Pablo afirma la
existencia de «un hombre» Adán por medio de quien el pecado entró al mundo, y
basa su disertación sobre la obra representativa de Cristo al ganar la
salvación en el patrón histórico de Adán como representante también de la
humanidad.
Todavía
más, el Nuevo Testamento en otras partes claramente presenta a Adán y Eva como
figuras históricas (Lc 3: 38; Hch 17: 26; 1a Co 11: 8-9; 2a
Co 11: 3; 1a Ti 2: 13-14). El Nuevo Testamento también da por sentado
la historicidad de los hijos de Adán y Eva, Caín (Heb 11:4; 1ª Jn 3:12; Jud 11)
y Abel (Mt 23: 35; Lc 11: 51; He 11: 4; 12: 24).
6. HAY MUCHOS PROBLEMAS CIENTÍFICOS CON LA TEORÍA
EVOLUCIONISTA (VEA LA SIGUIENTE SECCIÓN).
El
número creciente de preguntas en cuanto a la validez de la teoría de la
evolución que están levantando incluso personas que no son cristianas en varias
disciplinas científicas indican que el que aduce verse obligado a creer en la
evolución debido a que los «hechos científicos» no dejan otra opción
simplemente no ha considerado toda la evidencia del otro lado.
Los
datos científicos no obligan a nadie a aceptar la evolución, y si el relato
bíblico argumenta convincentemente contra ella también, no parece ser una
teoría válida para que el cristiano la adopte.
Parece
más apropiado concluir en las palabras del geólogo Davis A. Young: «La posición
del evolucionismo teísta según lo expresan algunos de sus proponentes no es una
posición coherentemente cristiana, porque se basa en parte en principios que
son importados al cristianismo».
De
acuerdo a Louis Berkhof, «la evolución teísta es hija de la vergüenza, que
llama a Dios a intervalos periódicos para ayudar a la naturaleza en cuanto a
los abismos que bostezan a sus pies. No es ni la doctrina bíblica de la
creación, ni una coherente teoría de la evolución»."
NOTA: Note la frase «Estas son las generaciones»
que introducen secciones sucesivas en la narración de Génesis en Gn 2:4 (cielos
y tierra); 5:1 (Adán); 6: 9 (Noé); 10: 1 (los hijos de Noé); 11: 10 (Sem); 11:
27 (Taré, padre de Abraham); 25: 12 (Ismael); 25: 19 (Isaac); 36: 1 (Esaú); y
37: 2) (Jacob). La traducción de la frase puede diferir en varias versiones en
español, pero la expresión hebrea es la misma y literalmente dice: «Estas son
las generaciones de >l. Por este recurso literario el autor ha introducido
varias secciones de la narración histórica, ligándolas unas con otras en un
todo unificado, e indicando que se debe entender como redacción de historia de
la misma clase en toda su extensión.
Si el autor quería que entendamos a Abraham, Isaac
y Jacob como figuras históricas, entonces también quería que entendamos a Adán
y Eva como figuras históricas.
Davis A. Young, Creation
and the Flood: An Alternative to Flood Geolo&)' and Theistic Evolution
(Baker, Grand Rapids, 1977), p. 38. Young incluye una consideración de las nociones de
Richard H. Bube, uno de los principales proponentes de la evolución teísta hoy
(pp. 33-35).
C. NOTAS SOBRE LA TEORÍA
DARWINIANA DE LA EVOLUCIÓN.
La
palabra evolución se puede usar de diferentes maneras. A veces se usa para
referirse a «microevolución», pequeños desarrollos dentro de una especie por
los que vemos moscas o mosquitos que llegan a ser inmunes a los insecticidas,
seres humanos que alcanzan más alta estatura, o diferentes colores o variedades
de rosas que se desarrollan.
Ejemplos
innumerables de tal «microevolución» son evidentes hoy, y nadie niega que
existan.24 Pero ese no es el sentido en que la palabra evolución se usa por lo
general al hablarse de las teorías de la creación y la evolución.
El
término evolución se usa más comúnmente para referirse a la «macroevolución»;
es decir, la «teoría general de la evolución» o teoría de que «la sustancia
inerte dio lugar al primer material vivo, que subsecuentemente se reprodujo y
diversificó para producir todos los organismos extinguidos o existentes». En
este capítulo, cuando usamos la palabra evolución la usamos para referimos a la
macroevolución o teoría general de la evolución.
(1)
RETOS PRESENTES A LA EVOLUCIÓN.
Desde
que Carlos Darwin publicó por primera vez su obra El origen de las especies
mediante la selección natural en 1859, ha habido retos a esta teoría de parte
de cristianos y no cristianos por igual.
La
presente teoría neodarwiniana todavía es fundamentalmente similar a la posición
original de Darwin, pero con refinamientos o modificaciones debido a más de
cien años de investigación. En la teoría evolucionista darwiniana moderna, la
historia del desarrollo de la vida empezó cuando una mezcla de sustancias
químicas presentes en la tierra produjeron espontáneamente una forma muy
sencilla de vida, probablemente de una sola célula.
Esta
célula viva se reprodujo por sí sola, y con el tiempo hubo algunas mutaciones o
diferencias en las nuevas células producidas. Estas mutaciones condujeron al
desarrollo de formas de vida más complejas. Un ambiente hostil significaba que
muchas de ellas perecerían, pero las más aptas para su medio ambiente
sobrevivirían y se multiplicarían.
De
este modo la naturaleza ejerció un proceso de «selección natural» en el cual
los diferentes organismos más aptos al medio ambiente sobrevivían. Más y más
mutaciones a la larga desarrollaron más y más variedades de seres vivos, así
que del organismo más sencillo se desarrollaron con el tiempo todas las formas
de vida más complejas sobre la tierra mediante este proceso de mutación y
selección natural.
La
crítica más reciente, y tal vez la más devastadora, de la teoría darwiniana
presente viene de Philip E. Johnson, profesor de leyes que se especializa en
analizar la lógica de los argumentos. En su libro Darwin on Trial26 cita
extensamente de los teóricos revolucionarios presentes para demostrar que:
NOTA: Philip E. Johnson, Darwin on Trial (Inter
Varsity Press, Downers Grove, m., 1991), destaca que algunos estudios
frecuentemente citados como evidencia de la evolución en realidad son
diferencias temporales en la población sin ningún cambio genético.
Por ejemplo, menciona la observación de Kettlewell
de «melanismo industrial, en la polilla moteada, por el cual el color
prevaleciente de la polilla cambió de blanco al negro, y después de nuevo a
blanco cuando las hojas de los árboles tenían colores claros, y luego cubierta
con hollín por la polución, y luego de nuevo a colores claros cuando la
polución se acabó.
Pero en cada etapa, tanto las polillas blancas como
negras estaban presentes, aunque en diferentes proporciones (a las polillas que
no copiaban el color de las hojas los depredadores las veían más fácilmente y
se las comían).
No ocurrió ningún cambio evolutivo, porque tanto
las polillas blancas y negras seguían siendo polillas industriales, tales como
los caballos blancos y negros siguen siendo caballos. En verdad, la polilla
funcionaba para preservar su identidad genética en diferentes circunstancias,
antes que evolucionar o llegar a extinguirse (vea pp. 26-28, 160-61).
1. Después de más de cien años de cultivo experimental de varias clases de
animales y plantas, la cantidad de variación que se ha podido producir (incluso
con cultivo intencional y no al azar) es extremadamente limitada, debido a la
limitada amplitud de variación genética en cada tipo de cosas vivas; los perros
que se han criado selectivamente por generaciones siguen siendo perros, la
mosca de las frutas sigue siendo mosca de la fruta, etc.
Y
cuando se les permite que vuelvan a su estado silvestre, «las razas más
altamente especializadas perecen rápidamente y los sobrevivientes revierten al
tipo salvaje original ». Concluye que «la selección natural », que aducen los
darwinistas para explicar la supervivencia de organismos nuevos, es en realidad
una fuerza conservadora que trata de preservar la aptitud genética de una
población, y no para cambiar sus características."
2. En las discusiones evolucionistas presentes, popularmente se piensa que
la «supervivencia del más apto» (o «selección natural») quiere decir que los
animales cuyas características diferentes les dieron una ventaja colectiva
sobrevivirán, y otros morirán. Pero en la práctica se puede aducir que casi
cualquier característica es una ventaja o una desventaja.
Así
que, ¿cómo saben los darwinistas qué características les han dado a ciertos
animales una ventaja para la supervivencia? Observando qué clases sobreviven.
Pero esto quiere decir que la selección natural a menudo en el fondo no es un
nuevo concepto extraordinario de lo que sucede en la naturaleza, sino
simplemente una tautología (una repetición sin sentido de la misma idea),
puesto que todo se reduce a decir que los animales «más aptos» son los que
tienen más descendencia.
En
este sentido, la selección natural quiere decir que los animales que tienen el
mayor número de descendientes tienen el mayor número de descendientes. Pero
esto no prueba nada en cuanto a las supuestas mutaciones para producir
descendencia diferente, más apta, en el curso de muchas generaciones.
3. Las vastas y complejas mutaciones requeridas para producir organismos
complejos como el ojo o el ala de un ave (o cientos de otros órganos) no podían
haber ocurrido en mutaciones diminutas acumuladas a lo largo de miles de
generaciones, porque las partes individuales del órgano son inútiles (y no
tienen ninguna «ventaja») a menos que el órgano entero esté funcionando. Pero
la probabilidad matemática de que tales mutaciones al azar tengan lugar a la
vez en una generación es efectivamente cero. Los darwinistas quedan diciendo que
debe haber sucedido porque sucedió.
NOTA: Johnson, pp. 15-20 (cita de p. 18). Johnson
nota que en unos pocos casos se han producido nuevas «especies», en el sentido
de una parte de una población que es incapaz de entrecruzarse con otra parte;
esto ha sucedido con las moscas de las frutas y con algunas plantas híbridas
(p. 19).
Pero aunque son incapaces de entrecruzarse como
otras moscas de las frutas, las nuevas moscas de las frutas siguen siendo
moscas de las frutas, y no alguna otra clase de criatura; la cantidad de
variación de que la mosca de la fruta es capaz está inherentemente limitada por
la amplitud de la variabilidad en su conjunto de genes.
Johnson nota (pp. 29-30) que los darwinistas
incluso han explicado las características obviamente desventajosas invocando
pleiorropia, que es la idea de que varios cambios genéticos pueden ocurrir a la
vez, así que los negativos surgen junto con los positivos.
Sobre esta base no se podría citar ninguna
característica existente de ningún animal para desaprobar la afirmación de que
el más apto sobrevive, porque en realidad llegar a ser una afirmación de que
los que ha sobrevivido ha sobrevivido. Pero, entonces, ¿cómo sabemos en
realidad que la supervivencia del más apto ha sido el mecanismo que ha
conducido a la diversidad presente de las formas de vida?
Johnson no dice que todos los evolucionistas
argumentan de esta manera, pero cita a varios que lo hacen así (pp. 20-23).
Un
divertido ejemplo de la necesidad de que todas las partes de un sistema
orgánico complejo sean puestas en su lugar a la vez lo destacan Robert Kofahl y
Kelly Segraves en su libro The Creation Explanation: A Scientific Alternative
to Evolution.
Ellos
describen al «abejorro bombardero», que repele a sus enemigos con una carga
candente de sustancias químicas que dispara por dos tubos rotativos en su cola.
Las
sustancias químicas que dispara este abejorro explotan espontáneamente al
mezclarse en un laboratorio, pero evidentemente el abejorro tiene una sustancia
inhibidora que bloquea la reacción explosiva hasta que el abejorro dispara un
chorro de líquido en sus «cámaras de combustión», en donde añade una enzima
para catalizar la reacción.
Tiene
lugar una explosión y dispara el repelente químico a una temperatura de 100 De
contra los enemigos del abejorro. Kofahl y Segraves con razón preguntan si
alguna explicación evolutiva puede dar razón de este asombroso mecanismo:
Note Que Una Explicación Evolucionista Racional Del Desarrollo De Esta
Criatura Debe Asignar Algún Tipo De Ventaja Adaptadora A Cada Una De Los
Millones De Hipotéticas Etapas Intermedias En El Proceso De Construcción. Pero
¿Habrían Conferido Las Etapas De Un Cuarto, Una Mitad O Dos Tercios De
Terminación, Por Ejemplo, Alguna Ventaja? Después De Todo, Un Rifle Es Inútil
Si No Están Funcionando Todas Sus Partes.
Antes De Que Este Mecanismo De Defensa Pudiera Brindar Alguna Protección
Al Abejorro, Todas Sus Partes, Junto Con La Propia Mezcla Explosiva De
Sustancias Químicas, Además De La Conducta Instintiva Requerida Para Su Uso,
Tendrían Que Haberse Ensamblado En El Insecto. Un Conjunto De Órganos
Parcialmente Desarrollados Habría Sido Inútil.
Por Consiguiente, De Acuerdo A Los Principios De La Teoría
Evolucionista, No Habría Presión Selectiva Para Hacer Que El Sistema
Evolucionara Hacia El Sistema Final Completo. Si Una Teoría No Logra Explicar
Los Datos En Alguna Ciencia, Esa Teoría Tendría Que Ser Revisada O Reemplazada
Con Una Teoría Que Esté De Acuerdo Con Los Datos."
En
este caso, por supuesto, la pregunta divertida es: ¿Qué hubiera sucedido si la
mezcla química explosiva se hubiera desarrollado en el abejorro sin el
inhibidor químico?
4. El historial fósil fue el problema más grande de Darwin en 1859, y se
ha convertido en un problema aun mayor desde entonces. En tiempos de Darwin
había disponibles cientos de fósiles que hablaban de la existencia de muchas
clases distintas de animales y plantas en el pasado distante.
Darwin
se dio cuenta de que la ausencia de «tipos de transición» en el historial fósil
debilitaba su teoría, pero pensaba que se debía a que no se habían descubierto
suficientes fósiles, y tenía la confianza de que descubrimientos ulteriores
desenterrarían muchos tipos de animales en transición. Sin embargo, los ciento
treinta años subsiguientes de intensa actividad arqueológica todavía no ha
logrado producir ni un solo ejemplo convincente de un tipo de transición
necesario.
Johnson
cita al notorio evolucionista Stephen Jay Gould de Harvard cuando dice que hay
dos características del historial fósil que son incongruentes con la idea de
cambio gradual a través de generaciones:
1. ESTASIS.
La
mayoría de las especies no exhiben ningún cambio direccional durante su
existencia en la tierra. Aparecen en el historial fósil con casi la misma
apariencia como cuando desaparecieron; el cambio morfológico por lo general es
limitado y sin dirección.
2. APARICIÓN SÚBITA.
En
cualquier región una especie no surge gradualmente mediante la transformación
continua de sus antepasados; aparece toda a la vez y «plenamente formada».
Tan
dificil es este problema para la evolución darwiniana que muchos científicos
evolucionistas hoy proponen que la evolución se produjo en saltos súbitos a
nuevas formas de vida; de modo que cada una de las treinta y dos órdenes
conocidas de mamíferos, por ejemplo, aparecieron muy súbitamente en la historia
de Europa.
Pero
¿cómo pudieron tener lugar al mismo tiempo cientos o miles de cambios
genéticos? No se ha dado ninguna explicación aparte de decir que debe haber
sucedido, porque sucedió. (Un vistazo a las líneas punteadas en cualquier texto
presente de biología, que muestran las supuestas transiciones de una clase de
animal a otra, indican la naturaleza de las brechas todavía sin llenarse
después de ciento treinta años de investigación).
NOTA: Johnson, pp. 73-85, considera los dos
ejemplos que se han descubierto entre tal vez cien millones de fósiles, el
arqueoptérix (un ave con algunas características que parece reptiles), y
algunos ejemplos simiodes que se piensan que son homínidos prehumanos.
El arqueoptérix sigue siendo más un pájaro, y no un
casi reptil, y los estudios de las características de los fósiles supuestamente
prehumano incluyen grandes cantidades de especulación subjetiva, resultando en
fuertes diferencias entre los expertos que los han examinado.
Una consideración útil de las brechas que persisten
en el historial fósil se halla en Frair y Davis, A Casejor Creation, pp. 55-56.
Ellos notan que el continuo descubrimiento y clasificación de los fósiles desde
el tiempo de Darwin ha resultado en el hecho de que «como un todo, las
discontinuidades se han recalcado con el aumento de la recolección.
Parece haber escasas dudas de que las brechas son
reales, y parece ser cada vez menos probable que alguna vez se llenarán» (p.
57).
Johnson, p. 50, al parecer cita un ensayo de Gould
y Niles Eldredge, «Punctuated Equilibria, an Altemative to Phyletic
Gradualism», impreso como apéndice al libro de Eldredge, Time Frames (Johnson,
p. 167).
A esta noción se le llama el «equilibrio puntuado»,
lo que quiere decir que el equilibrio ordinario del mundo natural fue
interrumpido ocasionalmente (puntuado) por la súbita aparición de nuevas formas
de vida.
La
importancia de este problema queda demostrada contundentemente en un libro
reciente de un escritor que no es cristiano, Michael.
1. Después de más de cien años de cultivo experimental de varias clases de
animales y plantas, la cantidad de variación que se ha podido producir (incluso
con cultivo intencional y no al azar) es extremadamente limitada, debido a la
limitada amplitud de variación genética en cada tipo de cosas vivas; los perros
que se han criado selectivamente por generaciones siguen siendo perros, la
mosca de las frutas sigue siendo mosca de la fruta, etc.; y cuando se les
permite que vuelvan a su estado silvestre, «las razas más altamente
especializadas perecen rápidamente y los sobrevivientes revierten al tipo
salvaje original ».
Concluye
que «la selección natural», que aducen los darwinistas para explicar la
supervivencia de organismos nuevos, es en realidad una fuerza conservadora que
trata de preservar la aptitud genética de una población, y no para cambiar sus
características."
2. En las discusiones evolucionistas presentes, popularmente se piensa que
la «supervivencia del más apto» (o «selección natural») quiere decir que los
animales cuyas características diferentes les dieron una ventaja colectiva
sobrevivirán, y otros morirán. Pero en la práctica se puede aducir que casi
cualquier característica es una ventaja o una desventaja. Así que, ¿cómo saben
los darwinistas qué características les han dado a ciertos animales una ventaja
para la supervivencia?
Observando
qué clases sobreviven. Pero esto quiere decir que la selección natural a menudo
en el fondo no es un nuevo concepto extraordinario de lo que sucede en la
naturaleza, sino simplemente una tautología (una repetición sin sentido de la
misma idea), puesto que todo se reduce a decir que los animales «más aptos» son
los que tienen más descendencia.
En
este sentido, la selección natural quiere decir que los animales que tienen el
mayor número de descendientes tienen el mayor número de descendientes. Pero
esto no prueba nada en cuanto a las supuestas mutaciones para producir
descendencia diferente, más apta, en el curso de muchas generaciones.
3. Las vastas y complejas mutaciones requeridas para producir organismos
complejos como el ojo o el ala de un ave (o cientos de otros órganos) no podían
haber ocurrido en mutaciones diminutas acumuladas a lo largo de miles de
generaciones, porque las partes individuales del órgano son inútiles (y no
tienen ninguna «ventaja») a menos que el órgano entero esté funcionando. Pero
la probabilidad matemática de que tales mutaciones al azar tengan lugar a la
vez en una generación.
NOTA: Johnson, pp. 15-20 (cita de p. 18). Johnson
nota que en unos pocos casos se han producido nuevas «especies», en el sentido
de una parte de una población que es incapaz de entrecruzarse con otra parte;
esto ha sucedido con las moscas de las frutas y con algunas plantas híbridas
(p. 19).
Pero aunque son incapaces de entrecruzarse como
otras moscas de las frutas, las nuevas moscas de las frutas siguen siendo
moscas de las frutas, y no alguna otra clase de criatura; la cantidad de
variación de que la mosca de la fruta es capaz está inherentemente limitada por
la amplitud de la variabilidad en su conjunto de genes.
Johnson nota (pp. 29-30) que los darwinistas
incluso han explicado las características obviamente desventajosas invocando
pleiorropia, que es la idea de que varios cambios genéticos pueden ocurrir a la
vez, así que los negativos surgen junto con los positivos. Sobre esta base no
se podría citar ninguna característica existente de ningún animal para
desaprobar la afirmación de que el más apto sobrevive, porque en realidad llegar
a ser una afirmación de que los que han sobrevivido han sobrevivido. Pero,
entonces, ¿cómo sabemos en realidad que la supervivencia del más apto ha sido
el mecanismo que ha conducido a la diversidad presente de las formas de vida?
Johnson no dice que todos los evolucionistas
argumentan de esta manera, pero cita a varios que lo hacen así (pp. 20-23).
Denton,
Evolution: A Theory in Crisis (Evolución: Una teoría en crisis). Denton mismo
no propone ninguna explicación alterna para el surgimiento de la vida en su
forma presente sobre la tierra, pero nota que desde el tiempo de Darwin:
De Los Dos Axiomas Fundamentales
De La Teoría Macroevolucionista De Darwin El Concepto De La Continuidad De La
Naturaleza, La Idea De Un Continuo Funcional De Todas Las Formas De Vida Que
Liga Todas Las Especies Y Que En Última Instancia Se Remonta A Una Célula
Primitiva, Y La Creencia De Que Todo El Diseño De Adaptación De La Vida Ha
Resultado De Un Proceso Ciego Al Azar- Ninguno Ha Sido Validado Ni Siquiera Por
Un Solo Descubrimiento Empírico O Avance Científico Desde 1859.
5. Las estructuras moleculares de los organismos vivos en efecto muestran
relaciones, pero los darwinistas simplemente dan por sentado que las relaciones
implican antepasados comunes, afirmación que por cierto no ha sido demostrada.
Es
más, hay asombrosas diferencias moleculares entre las cosas vivas, y no se ha
dado ninguna explicación satisfactoria de los orígenes de esas diferencias.
Claro, a menudo se ha usado la similitud de diseño en un nivel (incluyendo
niveles por encima del nivel molecular) como argumento a favor de la evolución.
La
presuposición de los evolucionistas es que la similitud de diseño entre dos
especies implica que la especie «más baja» evolucionó a una especie «más alta»,
pero nunca se ha dado ninguna prueba de tal presuposición. Gleason Archer
ilustra esto bien al suponer que uno visita un museo de ciencia e industria y
halla una exhibición de cómo los seres humanos evolucionaron de criaturas
simiescas anteriores a seres progresivamente más parecidos a humanos, y
finalmente al hombre moderno.
Pero Con Razón Nota Que Una Continuidad De Diseño Básico No Provee
Evidencia Por Ningún Lado De Que Una Especie «Más Baja» Progresó A La Siguiente
Especie «Más Alta» Por Alguna Suerte De Dinámica Interna, Como Lo Exige La
Evolución. Porque Si El Visitante Del Museo Fuera A Alguna Otra Parte De Ese
Museo De Ciencia E Industria, Hallaría Una Serie Completamente Análoga De
Automóviles, Comenzando Desde 1900 Y Extendiéndose Hasta La Década Presente.
Etapa Por Etapa, Fase Por Fase, Podría Trazar El Desarrollo De Ford Desde Su
Primer Prototipo Modelo T, Al Enorme Y Lujoso LTD De La Década De 1970.
Por
supuesto, una explicación mucho mejor para las similitudes en los varios
modelos de automóviles Ford es el hecho de que un diseñador inteligente (o un
grupo de diseñadores) usaron estructuras similares en automóviles sucesivamente
más complejos; si un mecanismo de dirección funciona bien en un modelo, no hay
necesidad de inventar una clase diferente de mecanismo de dirección para otro
6. Probablemente la dificultad más grande para toda la teoría
evolucionista es explicar cómo alguna vida pudo haber empezado alguna vez. La
generación espontánea inclusive del organismo vivo más sencillo capaz de vida
independiente (la célula bacterial procariótica) de materiales inorgánicos en
la tierra no pudo haber sucedido por una mezcla al azar de sustancias químicas;
requiere diseño inteligente y artesanía tan compleja que ningún laboratorio
científico avanzado del mundo ha podido lograrlo.
Johnson
cita una metáfora ahora famosa: «Que un organismo vivo surgió al azar de un
caldo prebiótico es tan probable como si un tornado que barre un lote de
chatarra pudiera ensamblar un Boeing 747 de los materiales de ese lote». El
ensamblaje por casualidad es simplemente una manera naturalista de decir
"milagro"»: o
A un
nivel de sentido común, una ilustración sencilla mostrará esto. Si yo tomara mi
reloj digital, se lo diera a alguien, y dijera que lo hallé cerca de una mina
de hierro en el norte de Minnesota, y que estoy convencido de que el reloj se
armó por sí solo simplemente mediante la operación de movimiento al azar y
fuerzas ambientales (más alguna energía de unos pocos rayos, tal vez),
rápidamente me descartarían como loco.
Sin
embargo cualquier célula viva de la hoja de un árbol, o cualquier célula humana
del cuerpo humano, es miles de veces más compleja que mi reloj digital. Incluso
después de cuatro mil millones de años la «probabilidad» de que incluso una
sola célula viva surja espontáneamente es prácticamente cero.
De
hecho, se han hecho algunos esfuerzos para calcular la probabilidad de que la
vida surja espontáneamente de esta manera. Kofahl y Segraves dan un modelo
estadístico en el cual empiezan con una presuposición muy generosa: que todo
metro cuadrado de la superficie de la tierra estuvo de cierta manera cubierta
con cuarenta kilos de moléculas de proteína que podían mezclarse libremente, y
que todas fueron reemplazadas con proteína fresca cada año por mil millones de
años.
Luego
calculan la probabilidad de que siquiera una sola molécula de enzima se
desarrollara cada mil millones de años de historia de la tierra. La
probabilidad es 1, 2 veces 10-11, o una posibilidad en ochenta mil millones.
Notan, sin embargo, que incluso con esas presuposiciones generosas y empezando
con proteína fresca cada año por miles de millones de años, hallar una molécula
de enzima -que prácticamente es una tarea imposible- no resolvería de ninguna
manera el problema:
La Probabilidad De Hallar Dos De Las Moléculas Activas Sería Alrededor
De Lo Elevado A La Potencia, Y La Probabilidad De Que Serían Idénticas Sería De
1070. Y ¿Podría La Vida Empezar Simplemente Con Una Sola Molécula De Enzima?
Todavía Más, ¿Cuál Es La Posibilidad De Que Una Molécula Activa De
Enzima, Una Vez Formada, Pudiera Hallar Su Camino A Través De Miles Y Millones
De Años A Esa Molécula De Arn O Adn Formada Al Azar Que Contiene El Código Para
Esa Secuencia Particular De Enzima De Aminoácidos De La Molécula, Para Que Se
Puedan Producir Nuevas Copias De Sí Misma? Prácticamente Cero.
Kofah
y Segraves informan de un estudio que realizó un científico evolucionista.
Este
científico formula un modelo para calcular la probabilidad para la formación,
no simplemente de una molécula de enzima, sino del organismo vivo probable más
pequeño por el proceso al azar. Encuentra la probabilidad de una posibilidad en
10340.000.000; es decir, una probabilidad en lo seguido de 340 millones de
ceros! Pero Kofahl y Segraves notan: «y sin embargo el Dr. Morowitz y sus
colegas científicos evolucionistas ¡todavía creen que sucedió!
Si
alguien me pidiera que confiara mi vida para volar en un avión, y luego me
explicara que la compañía aérea ha realizado sus vuelos con seguridad una vez
en cada 10340.000.000, o una vez en cada 80 mil millones de vuelos; ciertamente
no me embarcaría, ni tampoco nadie que esté en sus cabales.
Sin
embargo es trágico que la opinión común, perpetuada en muchos libros de texto
de ciencia actuales, de que la evolución es un «hecho establecido ha continuado
persuadiendo a muchos de que no deben considerar la total veracidad de la
Biblia como un punto de vista intelectualmente aceptable por parte de
individuos responsables y pensantes.
El
mito de que la «evolución ha refutado la Biblia) persiste y continúa impidiendo
que muchos consideren el cristianismo como una opción válida.
Pero,
¿qué si algún día en realidad pudieran los científicos «crean) vida en el
laboratorio?
Aquí
es importante entender qué significaría.
Primero, no sería «creación» en el sentido puro de la
palabra, puesto que todos los experimentos en el laboratorio empiezan con algún
tipo de materia previamente existente. Eso no daría una explicación al origen
de la materia en sí misma, ni tampoco sería la clase de creación que la Biblia
dice que Dios hizo.
Segundo, la mayoría de los esfuerzos contemporáneos para
«crear vida» son en realidad simplemente pasos muy pequeños en el proceso
gigantesco de pasar de materiales inertes a un organismo vivo independiente,
aunque sea uno que consista de una sola célula.
La
construcción de una molécula de proteína o un aminoácido por ningún lado se
acerca a la complejidad de una sola célula viva. Pero, más importante, ¿qué
demostraría si la obra colectiva de miles de los científicos más inteligentes
del mundo, con el equipo más costoso y más complejo de laboratorio disponible,
trabajando en el curso de varias décadas, en realidad produjeran un organismo
vivo? ¿(Probaría) eso que Dios no creó la vida? Muy al contrario: demostraría
simplemente que la vida no resultó por casualidad sino que tuvo que ser creada
por un diseñador inteligente.
En
teoría, por lo menos, no es imposible que los seres humanos, creados a imagen
de Dios y usando la inteligencia que Dios les ha dado. Pueden algún día crear
un organismo vivo partiendo de sustancias inertes (aunque la complejidad de la
tarea supera con mucho cualquier tecnología que exista hoy). Pero eso sólo
mostraría que Dios nos hizo para que seamos «semejantes a Dios»; que en la
investigación biológica como en muchos otros aspectos de la vida nosotros
podemos, de una manera muy pequeña, imitar la actividad de Dios.
Toda
esa investigación científica en esa dirección realmente debería ser hecha con
reverencia a Dios y con gratitud por la capacidad científica con que él nos ha
dotado.
Muchos
científicos no creyentes han sido influidos tanto por la fuerza acumulativa de
las objeciones que se han presentado contra la evolución que han abogado
abiertamente por posiciones novedosas para una u otra parte del desarrollo
evolutivo propuesto de las cosas vivas. Francis Crick, que ganó el premio Nóbel
por ayudar a descubrir la estructura de las moléculas del ADN, propuso en 1973
que la vida debe haber sido enviada aquí por una nave espacial de un planeta
distante, teoría que Crick llama «panspermia dirigida».
Para
el presente autor parece irónico que científicos brillantes puedan abogar por
una teoría tan fantástica sin el menor ápice de evidencia a su favor, y que
mientras tanto rechacen la explicación directa dada por el único libro de
historia del mundo que jamás se ha demostrado que está equivocado, que ha
cambiado la vida de millones de personas, que muchos de los eruditos más
inteligentes de toda generación ha creído completamente, y que ha sido una
fuerza mayor para el bien que cualquier otro libro en la historia del mundo.
¿Por
qué personas que son inteligentes aceptan creencias que parecen tan
irracionales? Es como si creyeran en cualquier cosa, siempre que no sea el Dios
personal de la Biblia, que nos llama a dejar nuestro orgullo, a humillarnos
delante de él, a pedir su perdón por haber desobedecido sus normas morales, y
sometemos a sus mandamientos morales por el resto de la vida. Rehusar hacer
esto es irracional, pero, como veremos en el capítulo sobre el pecado, todo
pecado es en última instancia irracional en su raíz.
Otros
retos a la teoría de la evolución se han publicado en los últimos veinte o
treinta años y sin duda otros más que aparecerán. Uno simplemente espera que no
pasará mucho tiempo antes de que la comunidad científica públicamente reconozca
la improbabilidad de la teoría evolucionista, y que los libros de texto
escritos para estudiantes de secundaria y universidad abiertamente reconozcan
que la evolución no es una explicación satisfactoria del origen de la vida en
la tierra.
(2) LAS INFLUENCIAS DESTRUCTIVAS DE LA TEORÍA EVOLUCIONISTA EN EL
PENSAMIENTO MODERNO.
Es
importante entender las influencias increíblemente destructivas que la teoría
evolucionista ha ejercido en el pensamiento moderno. Si en verdad Dios no creó
la vida, y si Dios no creó a los seres humanos en particular y estos no tienen
que rendirle cuentas, pues simplemente son el resultado de acontecimientos al
azar en el universo, ¿qué significado tiene la vida humana?
Somos
solo el producto de materia más tiempo más casualidad, y por tanto pensar que
tenemos alguna importancia eterna, o en realidad alguna importancia frente a un
universo inmenso, es simplemente engañamos a nosotros mismos. La reflexión
honesta en ese concepto debe conducir a las personas a un profundo sentido de
desesperanza.
Todavía
más, si es posible explicar la vida mediante la teoría evolucionista y aparte
de Dios, y si no hay un Dios que nos creó (o por lo menos si no podemos saber
nada en cuanto a él con certeza), no hay Juez supremo que nos considere
responsables moralmente. Por consiguiente, no hay ningún absoluto moral en la
vida humana, y las ideas morales de los seres humanos son apenas preferencias
subjetivas, buenas para ellos pero que tal vez no se puedan imponer a otros.
De
hecho, en tal caso lo único prohibido es decir que uno sabe que ciertas cosas
son buenas y que ciertas cosas son malas.
Hay
otra consecuencia ominosa de la teoría evolucionista. Si los procesos
inevitables de selección natural continúan produciendo mejoras en las formas de
vida en la tierra mediante la supervivencia del más apto, ¿por qué estorbar
este proceso al cuidar a los débiles y menos capaces de defenderse a sí mismos?
¿No deberíamos más bien permitirles que mueran sin reproducirse para que
podamos avanzar a una forma de humanidad nueva y más alta, incluso una «raza
maestra»? De hecho, Marx, Nietzsche y Hitler justificaron la guerra sobre esta
base:
Es
más, si los seres humanos continuamente están evolucionando para mejorar, la
sabiduría de generaciones anteriores (y particularmente las creencias religiosas
anteriores) no es probable que sean tan valiosas como el pensamiento moderno.
Además, el efecto de la evolución darwiniana sobre las opiniones de las
personas en cuanto a la confiabilidad de la Biblia ha sido muy negativo.
Las
teorías sociológicas y psicológicas contemporáneas que ven a los seres humanos
como simplemente formas más altas de animales son otro resultado del
pensamiento evolucionista. Los extremos del movimiento moderno de «derechos de
los animales» que se oponen a toda matanza de animales (para comida, para
pieles o para investigación médica, por ejemplo,) también fluyen por naturaleza
del pensamiento evolucionista.
D. LA TEORÍA DE UN «INTERVALO» ENTRE GÉNESIS 1:1 Y
1:2.
Algunos
evangélicos han propuesto que hay un intervalo de millones de años entre
Génesis 1:1 (Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra) y Génesis 1:
2. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo»). Según esta
teoría, Dios hizo una creación anterior, pero a la larga hubo una rebelión
contra Dios (probablemente en conexión con la rebelión de Satanás), y Dios
castigó a la tierra haciendo que «quedara sin orden y vacía» (traducción
alterna, pero dudosa, propuesta para Gn 1:2).
Lo que
se relata en Génesis 1: 3-2:3 es en realidad la segunda creación divina, en
seis días literales de veinticuatro horas, que ocurrieron sólo recientemente
(tal vez hace unos diez mil o veinte mil años). Los fósiles antiguos hallados
en la tierra, muchos de los cuales se dice que tienen millones de años,
resultaron de la primera creación (hace cuatro mil quinientos millones de
años), que se menciona sólo en Génesis 1: 1.
Algunos
lectores tal vez se preguntan por qué he clasificado esta noción junto con las
nociones seculares y la evolución teísta como una teoría que parece «claramente
inconsistente con las enseñanzas de la Biblia». Debo notar aquí que estoy
haciendo esto sólo porque los argumentos para esta posición me parecen que se
basan en interpretaciones del texto bíblico altamente improbables, y no quiero
implicar que sean como muchos evolucionistas teístas que piensan que la Biblia
no puede enseñarnos nada en cuando a ciencia. Por el contrarío, los que abogan
El
argumento bíblico primordial para esta teoría es que las palabras «desordenada
y vacía» (RVR 1960) y «tinieblas» en Génesis 1: 2 muestran una tierra que ha
sufrido los efectos del castigo de Dios. En otras partes del Antiguo
Testamento, tinieblas frecuentemente denotan castigo de Dios, y las palabras
hebreas toju (sin forma) y boju (vacía) en versículos tales como Isaías 34:11 y
Jeremías 4: 23 se refieren a lugares como los desiertos que han sufrido las
consecuencias desoladoras del castigo de Dios.
Pero
estos argumentos no parecen ser lo suficiente fuertes para persuadimos de que
Génesis 1:2 muestra una tierra desolada después de un castigo divino. Si Dios
forma primero la tierra (v. 1) y después crea la luz (v. 3), entonces tendría
que haber tinieblas sobre la tierra en el versículo 2; esto indica que la
creación está en progreso, y no que algún mal esté presente.
Además, en cada día hay una «noche», y hay
«oscuridad» presente durante los seis días de la creación (vv. 5, 8,1 3, 18-19,
et al.), sin ninguna sugerencia de mal o de desaprobación divina (Sal 104: 20).
En cuanto a la frase «desordenada y vacía» (RVR 1960), el sentido es
simplemente que todavía no es apropiada para habitación; la obra preparatoria
de Dios todavía no había sido hecha.
Por
supuesto, cuando Dios maldice un desierto, este se vuelve inapropiado para la
vida, pero no debemos creer que la causa de esa ineptitud (la maldición de Dios
sobre un desierto) sea la misma en este otro caso, la creación, en donde la
causa de la ineptitud para ser habitable es simplemente que la obra de Dios
todavía está en progreso; la preparación para el hombre todavía no está
completa.
(No es
apropiado leer las circunstancias que rodean una palabra en un lugar en el uso
de esa palabra en otro lugar cuando el significado de la palabra y su uso en el
segundo contexto no exige las mismas circunstancias).
Además
del hecho de que Génesis 1:2 no respalda esta idea, hay otros argumentos que
pesan fuertemente contra la teoría del intervalo:
1. No hay ningún versículo de la Biblia que hable explícitamente de una
creación anterior. Así que esta teoría carece de aunque sea un solo versículo
de la Biblia que le dé respaldo explícito.
2. En Génesis 1: 31, cuando Dios terminó su obra de la creación, leemos:
«Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno». Pero según
la por la teoría de la brecha uniformemente han sido creyentes en la total
veracidad de la Biblia sobre cualquier tema de los que habla.
NOTA. La segunda palabra boju «vacía» sólo ocurre
otras dos veces en la Biblia (ls 34:11; Jer 4: 23), ambas mostrando tierras
desoladas que han sufrido el juicio de Dios. Pero la primera palabra, toju, que
puede querer decir «sin forma, confusión, irrealidad, vacío» (BDB p. 1062),
aparece otras diecinueve veces, a veces refiriéndose a un lugar desolado que
resulta del juicio (ls 34: 11 y Jer 4: 23, ambas con boju), y a veces
simplemente para referirse a un lugar vacío, sin implicar ningún sentido de mal
o juicio (Job 26: 6, de «espacio» sobre el cual Dios extiende el norte,
paralelo a la «nada» sobre la cual él cuelga la tierra; también Dt 32: 10; Job
12: 24; Sal 107:40).
El sentido de «inhabitable» es especialmente
apropiado en Is 45:18, hablando de la creación divina de la tierra: «no la creó
para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada». (El hecho de que Dios
no creó la tierra para que sea «vacía» sino que (da formó para ser habitada»
[Is 45: I 8] habla de la obra completada de Dios de la creación y no niega que
fue «un caos total" en una etapa anterior de la creación).
La
teoría del intervalo, Dios estaría mirando a una tierra llena de los resultados
de una rebelión, un conflicto y un terrible castigo. También estaría mirando a
todos los seres demoníacos, los ejércitos de Satanás que se han revelado contra
él, y diciendo que todo era «muy bueno». Es dificil creer que a pesar de que
había tanto mal y tantas evidencias de rebelión y castigo en la tierra, Dios
con todo dijera que esa creación era muy buena.
Todavía
más, Génesis 2: 1 dice, en lo que parece ser un resumen de todo lo que ha
sucedido en Génesis 1: «Así quedaron terminados los cielos y la tierra, y todo
lo que hay en ellos». Aquí no es simplemente la obra de Dios en la tierra, sino
todo lo que hizo en los cielos, que se dice que ha quedado terminado en la
narración de Génesis 1. Esto no da lugar a que grandes partes del cielo y de la
tierra hayan estado terminadas mucho antes de los seis días de la creación.
3. En una descripción posterior de la obra de Dios en la creación que se
halla en los diez mandamientos leemos: «En seis días hizo el Señor los cielos y
la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día.
Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo» (Éx 20: 11).
Aquí
la creación del cielo y de la tierra, y la hechura de «todo lo que hay en
ellos», se atribuye a la obra de Dios en los seis días de la creación. Sea que
tomemos estos como días de veinticuatro horas o períodos más largos de tiempo,
la hechura de todos los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos se
incluye dentro de esos seis días.
Pero
los que proponen la teoría del intervalo dirían que hay muchas cosas en la
tierra (como los restos fósiles de animales muertos y la tierra misma) y en los
cielos (como las estrellas) que Dios no hizo en los seis días especificados en
Éxodo 20: 11, idea que parece exactamente contraria a lo que se afirma en el
versículo.
Todavía
más, aunque algunos pasajes de la Biblia en efecto hablan del castigo que
impone Dios sobre los ángeles rebeldes o del castigo que impone a la tierra en
varias ocasiones (vea Is 24: 1; Jer 4: 23-26; 2ª P 2: 4), ninguno de estos
pasajes pone este castigo en un tiempo antes de la narración de la creación en
Génesis 1: 2-3l.
4. Esta teoría debe dar por sentado que todos los fósiles de animales de
hace millones de años que se parecen estrechamente a animales de la actualidad
indican que la primera creación divina de los reinos animal y vegetal
resultaron en fracaso.
Estos
animales y plantas no cumplieron el propósito original de Dios, así que Dios
los destruyó, pero en la segunda creación hizo otros que eran exactamente
iguales.
Todavía
más, puesto que Adán y Eva fueron el primer hombre y la primera mujer, esta
teoría debe dar por sentado que hubo primero una creación de Dios que existió
por millones de años pero a la que le faltaba la obra cumbre de Dios, es decir,
el hombre.
Pero
el que Dios no hubiera logrados sus propósitos con los reinos vegetal y animal
originales, y el que no hubiera coronado la creación con su criatura más alta,
el hombre, no parece encajar en el cuadro bíblico de un Dios que siempre logra
sus propósitos en todo 10 que hace. Así que la teoría del intervalo no parece
hoy una alternativa aceptable para los cristianos evangélicos.
3. LA EDAD DE LA TIERRA: ALGUNAS
CONSIDERACIONES PRELIMINARES.
Hasta
este punto las consideraciones en este capítulo han abogado por conclusiones
que esperamos hallen amplio asentimiento entre los cristianos evangélicos. Pero
ahora llegamos por fin a una pregunta desconcertante respecto a la cual los
cristianos que creen en la Biblia han diferido por muchos años, a veces
agudamente. La cuestión es simplemente esta: ¿Cuál es la edad de la tierra?
Es
apropiado tratar esta pregunta después de todos los asuntos anteriores, porque
en realidad es mucho menos importante que las doctrinas que se consideraron
arriba. Estos asuntos anteriores pueden resumirse como sigue:
(1) Dios creó de la nada el universo;
(2) La creación es algo aparte de Dios, y sin embargo siempre depende de
Dios;
(3) Dios creó el universo para mostrar su gloria;
(4) El universo que Dios creó fue muy bueno;
(5) A la postre no habrá conflicto entre la Biblia y la ciencia;
(6) Las teorías seculares que niegan a Dios como Creador, incluyendo la
evolución darwiniana, son claramente incompatibles con la creencia en la
Biblia.
La
cuestión de la edad de la tierra también es menos importante que los asuntos
que se tratarán en capítulos subsiguientes, es decir;
(7) La creación del mundo angelical y;
(8) La creación del hombre a imagen de Dios (capítulos 19, 21 Y 22).
Es
importante tener presente estas cosas, porque hay el peligro de que los
cristianos pasen demasiado tiempo discutiendo sobre la edad de la tierra y
descuidando el enfoque en aspectos mucho más importantes y mucho más claros de
la enseñanza total de la Biblia sobre la creación.
Las
dos opciones entre las cuales escoger al hablar de la edad de la tierra son el
concepto de la «tierra vieja», que concuerda con el consenso de la ciencia
moderna de que la tierra tiene 4.500.000.000 de años, y el concepto de la
«tierra joven»,
que
dice que la tierra tiene entre 10.000 y 20.000 años y que los cálculos
científicos de fechado son incorrectos. La diferencia entre estas dos nociones
es enorme: ¡4.499.980.000 de años!
Antes
de considerar los argumentos específicos de ambas posiciones, examinaremos
algunos asuntos preliminares respecto a las genealogías de la Biblia, cálculos
presentes para la edad de la raza humana, ideas diferentes en cuanto a la fecha
de los dinosaurios y la duración de los seis días de la creación en Génesis 1.
A. HAY LAGUNAS EN LAS GENEALOGÍAS DE LA BIBLIA.
Cuando
uno lee las listas de nombres en la Biblia junto con sus edades, pudiera
parecer que uno puede sumar las edades de todas las personas en la historia de
la redención desde Adán hasta Cristo, y arribar a una fecha aproximada de la
creación de la tierra. Ciertamente eso daría una fecha muy reciente para la
creación (tal como la fecha de 4004 A. C. que dio el arzobispo Ussher).
Pero
una inspección más cuidadosa de las listas paralelas de nombres en la Biblia
mostrará que la Biblia misma indica el hecho de que las genealogías mencionan
sólo los nombres que los escritores bíblicos pensaron importante anotar para
sus propósitos. En verdad, algunas genealogías incluyen nombres que otras
genealogías de la misma Biblia deja fuera. Por ejemplo, Mateo 1:8-9 nos dice
que Asa fue «padre de Josafat; Josafat, padre de Jorán; Jorán, padre de Uzías;
Uzías, padre de Jotán; Jotán, padre de Acaz». Pero en 1ª Crónicas 3: 10-12 (que
usa el nombre alterno de Ocozías en vez de Uzías), aprendemos que Mateo omitió
tres generaciones: Joás, Amasías y Azarías. Así que estos pasajes se pueden
comparar en la siguiente tabla:
Ejemplo
de brechas en las genealogías.
1ª CRÓNICAS 3: 10-12
Asa,
Josafat,
Jorán,
Ocozías,
Joás,
Amasías,
Azarías,
Jotán,
Acaz,
Ezequías.
(etc.)
|
Mateo 1:8-9
Asa
Josafat
Jorán
Uzías
Jotán
Acaz
Ezequías (etc.)
|
Por
consiguiente, cuando Mateo dice que Uzías fue «padre de Jotám, puede querer
decir que fue padre de alguien que condujo a Jotam. Mateo ha seleccionado los
nombres que quiere recalcar a propósito.47 Un fenómeno similar es evidente en
Mateo 1:20, en donde el ángel del Señor le habla a José y le dice: «José, hijo
de
David».
Ahora bien, José no es directamente hijo de David (porque David vivió alrededor
del año 1000 a.c.), sino que es descendiente de David, y por consiguiente se le
llama su «hijo».
Otro
ejemplo se halla en 1 Crónicas 26:24 en una lista de oficiales nombrados por el
rey David cerca del fin de su vida. Leemos que «Sebuel, que era descendiente de
Guersón hijo de Moisés, era el tesorero mayor» (1 Cr 26:24). Pero sabemos por
Éxodo 2:22 que Guersón fue el hijo que le nació a Moisés antes del éxodo, en
algún momento alrededor de 1480 a.c. (o, en una fecha posterior al éxodo,
alrededor de 1330 a.c.).
Pero
estos oficiales mencionados en 1 Crónicas 26 los nombró David al tiempo en que
hizo a Salomón rey sobre Israel, alrededor del 970 a.c. (vea 1ª Cr 23: 1). Eso
quiere decir que en 1ª Crónicas 26:24 se dice que Sebuel es «(hijo de Guersóm,
que nació 510 (o por lo menos 360) años antes. Diez o más generaciones se han
omitido en esta designación de (hijo de»'"
Parece
simplemente justo concluir que las genealogías de la Biblia tienen algunas
lagunas, y que Dios simplemente hizo que se registraran los nombres que eran
importantes en determinado caso.
Cuántas
lagunas hay y cuántas generaciones faltan en las narraciones de Génesis, no lo
sabemos. La vida de Abraham se puede colocar aproximadamente en el 2000 a.C.,
porque los reyes y lugares mencionados en los relatos de la vida de Abraham (Gn
12ss) se pueden correlacionar con información arqueológica que se puede fechar
con bastante confiabilidad,49 pero antes de Abraham hay mucha incertidumbre al
fijar las fechas.
NOTA: Vea una consideración completa de las brechas
en las genealogías en Francis Schaeffer, No Final Conflict pp. 37-43.
La NVI traduce el versículo como «Sebuel, que era
descendiente de Guersón», pero esto es simplemente una interpretación, porque
el texto hebreo simplemente tiene la palabra ben, «hijo». No se debería objetar
que Guersón pudo haber vivido más de 500 años, porque vidas tan largas no se
hallan después del diluvio (note Gn 6: 3); de hecho, a Abraham se le dio
milagrosamente un hijo cuando tenía casi 100 años (Ro 4: 19; Heb 11: 12); y
Moisés, mucho antes de David o Salomón, contó la vida del hombre como de 70 u
80 años: «Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los
ochenta, si las fuerzas nos acompañan» (Sal 90: 1O).
En
vista de la vida excepcionalmente larga que se informa que vivieron las personas
antes del diluvio, no parecería irrazonable pensar que en la narración se han
pasado por alto unos cuantos miles de años. Esto nos da alguna flexibilidad en
nuestro pensamiento en cuanto a la fecha en que el primer hombre apareció en la
tierra.
(Parecería
otra cosa muy distinta, no obstante, y completamente extraña al sentido de
continuidad en la narración, pensar que se han omitido millones de años, pero
que se recuerden y trasmitan los nombres y los detalles de la vida de personas
clave en un período de tiempo tan largo.)
B. LA EDAD DE LA RAZA HUMANA.
Aunque
los cálculos científicos actuales dicen que el primer hombre apareció en la
tierra hace como dos millones y medio de años, es importante reconocer qué
clase de «hombre» se aduce que fue. La siguiente tabla es una guía a grosso
modo de la opinión científica corriente:
homos
habilis (hombre hábil) herramientas de piedra,
homo
erectus variedad de herramientas de piedra, usó el fuego para
500.000 a.C., cazaba animales grandes,
homo
sapiens (hombre sabio) u
«hombre pensante»
sepultaba a sus muertos (ejemplo: hombre de neandertal),
homo
sapiens sapiens (hombre
sabio, sabio»),
(ejemplo: hombre de
Cro-magnon)
pinturas en cuevas,
(ejemplo: hombre
neolítico)
criaba ganado,
agricultura, metalurgia,
|
2 a 3,5 millones de años
A. C.
1,5 millones de años A.
C.
40.000 a 150.000 A. C.
(O tal vez 300.000 A. C.
90.000 A. C.
18.000 a 35.000 A. C.
19.000 A. C.
|
Sea
que los cristianos sostengan una noción de una tierra joven o una tierra vieja,
todos concuerdan en que el hombre estaba ya en la tierra durante el tiempo de
las pinturas en las cuevas por el hombre de Cro-Magnon, pinturas que se fechan
alrededor del año 10.000 A. C.
Hay
alguna variación en la fecha del hombre de Cro-Magnon, sin embargo, puesto que
el sitio de sepultura de Cro-Magnón en Siberia tiene aproximadamente entre
20.000 y 35.000 años A. C., de acuerdo a la evidencia geológica que se ha
hallado allí, pero el método de fechado de carbono da una fecha de sólo 9.000
A. C. o sea hace 11.000 años.
Antes de las pinturas del hombre de Cro-magnon
hay un desacuerdo. ¿Era el hombre neandertal realmente hombre, o simplemente
una criatura parecida a hombre? ¿Cuán humanas eran las criaturas anteriores
humanoides? (Formas más altas de animales, tales como los chimpancés, pueden
usar herramientas, y sepultar los muertos no es necesariamente un rasgo humano
singular).
Es
más, los métodos de fechar usados para períodos anteriores son muy aproximados
con resultados que a menudo están en conflicto.
Así
que, ¿hace cuánto tiempo apareció el primer hombre en la tierra? Ciertamente
allá por 10.000 a.C., si las pinturas de cuevas de Cro-magnon han sido fechadas
correctamente. Pero antes de eso es dificil decir.
C. ¿MURIERON ANIMALES ANTES DE LA CAÍDA?
Para
los que abogan por una tierra joven, no hay necesidad de preguntar si los
animales murieron antes de la caída, porque los animales y el hombre fueron
creados en el sexto día, y puede haber habido sólo poco tiempo antes de que
Adán y Eva pecaran. Esto pudiera haber introducido la muerte en el reino animal
también, como parte de la maldición de la caída (Gn 3: 17-19; Ro 8: 20-23).
Pero
para los que abogan por una tierra vieja, esta es una pregunta importante.
Hay
millones de fósiles al parecer antiguos en la tierra. ¿Pudieran haber venido de
animales que vivieron y murieron por muchísimas edades antes de que Adán y Eva
fueran creados? ¿Pudo Dios haber creado un reino animal que estaba sujeto a la
muerte desde el momento de la creación? Esto es muy posible.
Había
sin duda muerte en el mundo vegetal, si Adán y Eva debían comer plantas; y si
Dios había hecho una creación original en la cual los animales se reprodujeran
y vivieran también para siempre, la tierra pronto habría estado superpoblada
sin esperanza de alivio.
La
advertencia a Adán en Génesis 2:17 fue sólo que él moriría si comía del fruto
prohibido, no que los animales también empezarían a morir. Cuando Pablo dice: «Por
medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado
entró la muerte» (Ro 5: 12), la frase que sigue dice claramente que está
hablando de la muerte de los seres humanos, no de las plantas y los animales,
porque de inmediato añade: «fue así como la muerte pasó a toda la humanidad,
porque todos pecaron» (Ro 5: 12).
Partiendo
de la información que tenemos en la Biblia, no podemos saber si Dios creó desde
el principio a los animales sujetos al envejecimiento y a la muerte, pero sigue
siendo una verdadera posibilidad.
D. ¿QUÉ DE LOS DINOSAURIOS?
La
opinión científica actual sostiene que los dinosaurios se extinguieron hace
alrededor de 65 millones de años, millones de años antes de que los seres
humanos aparecieran en la tierra. Pero los que sostienen seis días de
veinticuatro horas de creación y una tierra joven dirían que los dinosaurios
estuvieron entre las criaturas que Dios creó el mismo dia que creó al hombre
(el sexto día).
Dirían,
por consiguiente, que los dinosaurios y los seres humanos vivieron en la tierra
al mismo tiempo y que los dinosaurios subsecuentemente se extinguieron (tal vez
en el diluvio). Los que abogan por una tierra joven, por supuesto, diferirían
en cuanto a los métodos usados para dar fechas tan antiguas a los dinosaurios.
Entre
los que sostienen el concepto de una tierra vieja, algunos tal vez querrán
decir que los dinosaurios estuvieron entre las criaturas a las que Adán les
puso nombre en Génesis 2: 19-20, y que subsiguientemente perecieron (tal vez en
el diluvio).
Admitirían
que los dinosaurios pueden haber existido antes, pero dirían que no se
extinguieron sino después del tiempo de Adán y Eva. Otros dirían que el sexto
día de la creación duró millones de años, y que los dinosaurios ya se habían
extinguido cuando Adán fue creado y puso nombre a los animales. En este caso,
Adán
no les puso nombre a los dinosaurios (la Biblia no dice que lo haya hecho),
sino que sólo puso nombre a todas las criaturas que vivían en el tiempo en que
Dios le trajo a los animales para que les pusiera nombre (Gn 2: 19-20). Por
supuesto, esta noción requeriría que haya habido muerte en el mundo animal
antes de que hubiera pecado (véase la sección previa).
E. ¿SON LOS SEIS DÍAS DE LA CREACIÓN DÍAS DE
VEINTICUATRO HORAS?
Mucho
de la disputa entre los que abogan por una «tierra joven» y «tierra vieja»
cuelga en la interpretación de la duración de los «días» de Génesis 1. Los que
sostienen la tierra vieja proponen que los seis «días» de Génesis 1 se refieren
no a períodos de veinticuatro horas, sino más bien a largos períodos de tiempo,
millones de años, durante los cuales Dios realizó las actividades creadoras
descritas en Génesis 1.
Esta
propuesta ha llevado a un acalorado debate con otros evangélicos, que dista
mucho de que se la resuelva decisivamente de una manera o de otra.
A
favor de ver los seis días como períodos largos de tiempo está el hecho de que
la palabra hebrea yom, «día», a veces se usa para referirse no a un día literal
de veinticuatro horas, sino a un período más largo de tiempo. Vemos esto cuando
se usa la palabra en Génesis 2: 4, por ejemplo: «el día que Jehová Dios hizo la
tierra y los cielos» (RVR 1960), frase que se refiere a la obra entera creativa
de los seis días de la creación.
Otros
ejemplos de la palabra día significando un período de tiempo son Job 20: 28 (el
día de la ira de Dios); Salmo 20: 1 «1ehová te oiga en el día de conflicto»,
RVR 1960); Proverbios 11:4 (En el día de la ira de nada sirve ser rico); 21:31
(Se alista al caballo para el día de la batalla»); 24:10 (Si en el día de la
aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza»); 25:13 (en día de
verano); Eclesiastés 7:14 (En el día del bien goza del bien; y en el día de la
adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro», RVR 1960); muchos
pasajes que se refieren al «día del Señor» (tales como Is 2:12; 13:6, 9; Jl 1:
15; 2:1; Sof1:14); una concordancia mostrará que este es un sentido frecuente
de la palabra día en el Antiguo Testamento.
Un
argumento adicional para un período largo de tiempo en estos «días» es el hecho
de que el sexto día incluye tantos acontecimientos que debe haber durado más de
veinticuatro horas. El sexto día de la creación (Gn 1: 24-31) incluye la
creación de los animales y la creación del hombre y la mujer (Hombre y mujer
los creó, Gn 1: 27).
También
fue en el sexto día que Dios bendijo a Adán y Eva y les dijo: «Sean fructíferos
y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a
las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo» (Gn
1: 28). Pero eso quiere decir que el sexto día incluyó la creación divina de
Adán, Dios poniendo a Adán en el huerto del Edén para que lo labrara y lo
cuidara y dándole a Adán instrucciones respecto al árbol del conocimiento del
bien y del mal (Gn 2:15-17), el hecho de que Dios trajo a todos los animales al
hombre para que les pusiera nombre (Gn 2: 18-20), el no hallar ayuda idónea
para Adán Gn 2: 20, y luego hacer que
Adán cayera en un sueño profundo y crear a Eva de su costilla (Gn 2: 21-25).
La
naturaleza finita del hombre y el increíblemente número crecido de animales que
Dios creó parecería en sí mismo exigir que fuera necesario un período de tiempo
mucho más largo que parte de un día para incluir tantos acontecimientos; por lo
menos eso sería una comprensión «ordinaria» del pasaje para el lector original,
una consideración que no es de escasa importancia en un debate que a menudo
hace énfasis en lo que una lectura ordinaria del pasaje por parte de los
lectores originales los llevaría a concluir." Si se demuestra que el sexto
día por consideraciones contextuales es considerablemente más largo que un día
ordinario de veinticuatro horas, ¿no favorece el contexto en sí mismo el
sentido de días como un «período de tiempo» de duración no especificada?
Relativo
a esto hay otra consideración. El séptimo día, se debe notar, no se concluye
con la frase «y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el séptimo día». El
texto simplemente dice que «Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque
había terminado la obra que había emprendido» y que «Dios bendijo el séptimo
día, y lo santificó» (Gn 2: 2-3). La posibilidad, si no la implicación, que
sugiere esto es que el séptimo día todavía continúa. Nunca terminó sino que es
también un «día» que en realidad es un período largo de tiempo (Jn 5: 17; Heb
4: 4, 9-10).
Algunos
han objetado que siempre que la palabra día se refiere a un período de tiempo
diferente de un día de veinticuatro horas en el Antiguo Testamento, el contexto
indica claramente que ese es el caso, pero que puesto que el contexto no dice
esto claramente en Génesis 1, debemos dar por sentado que se está hablando de
días normales. Pero a esto debemos responder que siempre que la palabra día
quiere decir un día de veinticuatro horas, el contexto también lo dice con
igual claridad.
De
otra manera, no podríamos saber que en ese contexto se quiere indicar un día de
veinticuatro horas. Así que esta no es una objeción persuasiva. Simplemente
afirma aquello con lo que todos concuerdan, es decir, que el contexto nos
permite determinar en qué sentido se tomará una palabra cuando tiene varios
significados posibles.
Otra
objeción es que la Biblia podría haber usado otras palabras si lo que se quería
indicar era un período más largo que un día de veinticuatro horas. Sin embargo,
si (como es claramente el caso) los lectores originales sabían que la palabra
día podía significar un largo período de tiempo, no habría necesidad de usar
otra palabra, porque la palabra yom llevaba muy bien el significado que se
quería indicar.
NOTA: Los que abogan por un día de veinticuatro
horas pueden dar escenarios por los cuales Adán sólo les puso nombre a tipos
representativos de los animales, o les puso nombre rápidamente sin ninguna
observación de sus actividades o capacidades, pero ambas sugerencias son
interpretaciones mucho menos probables en vista de la importancia que se asigna
en el Antiguo Testamento a la acción de poner nombre.
Todavía
más, es una palabra muy apropiada para usarse cuando se describe seis períodos
sucesivos de trabajo más un período de descanso que fijaría el patrón para los
siete días de la semana en que los seres humanos vivirían.
Esto
nos lleva de regreso a la pregunta original, es decir, ¿qué significa la
palabra día en el contexto de Génesis 1? El hecho de que la palabra debe
referirse a períodos más largos de tiempo apenas unos pocos versículos más
adelante en la misma narración (Gn 2: 4) debería advertimos en contra de hacer
afirmaciones dogmáticas de que los lectores originales ciertamente habrían
sabido que el autor estaba hablando de días de veinticuatro horas. De hecho,
ambos sentidos eran comúnmente conocidos de los lectores originales de este
relato."
Es
importante comprender que los que abogan los seis «días» de la creación eran
largos períodos de tiempo no están diciendo que el contexto requiera que esto
se debe entender como períodos de tiempo. Están simplemente diciendo que el
contexto no nos especifica claramente el significado de día, y que si una
información científica convincente en cuanto a la edad de la tierra, derivada
de muchas disciplinas diferentes y dando respuestas similares, nos convence de
que la tierra tiene miles de millones de años, entonces esta interpretación
posible de día como un largo período de tiempo puede ser la mejor
interpretación y se debe adoptar.
En
este sentido, la situación es parecida a la que enfrentaron los primeros que
sostuvieron que la tierra giraba sobre su eje y daba vueltas alrededor del sol.
Ellos no decían que los pasajes en cuanto a que el sol «se levanta» o «se pone»
nos exige, en su contexto, creer en un sistema solar heliocéntrico (centrado en
el sol), sino que una interpretación posible de los pasajes es que expresan el
punto de vista del observador.
La
evidencia por observación tomada de la ciencia nos informa que esto es en
efecto la manera correcta de interpretar esos pasajes.
Al
otro lado de esta pregunta están los argumentos a favor de entender «día» como
un día de veinticuatro horas en Génesis 1:
1. Es significativo que cada uno de los días de Génesis 1 termina con una
expresión tal como: «y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el primer día»
(Gn 1: 5).
La
frase «y vino la noche, y llegó la mañana» se repite en los versículos 8, 13,
19,23 Y 31. Esto parece implicar la secuencia de acontecimientos que marcaban
un día literal de veinticuatro horas y sugiere que los lectores deben
entenderlo de esa manera.
Este
es un argumento fuerte del contexto, y muchos lo han hallado persuasivo.
Sin
embargo, los que sostienen que estos «días» se refiere a un período largo de
tiempo pudieran responder;
(A) Que incluso una noche y una mañana no constituyen un día entero, sino
solamente el fin de un día y el principio de otro, así que la expresión en sí
misma puede ser simplemente parte de la manera del autor de decimos que el fin
del primer día creativo (es decir, un largo período de tiempo) tuvo lugar, y
que el principio del siguiente «día» creativo había llegado; y también;
(B) Que los primeros tres «días» creativos no podrían haber sido marcados
por noche y mañana según los causa el brillo de sol sobre la tierra, porque el
sol no fue creado sino hasta el cuarto día (Gn 1: 14-19); por tanto, el mismo
contexto muestra que noche y mañana» en este capítulo no se refiere a la noche
y la mañana ordinaria de los días como nosotros los conocemos ahora.
Así
que el argumento de «la noche y la mañana», aunque da algo de peso al concepto
de las veinticuatro horas, no parece inclinar la balanza decisivamente a su
favor.
NOTA: Estoy dando por sentado aquí que Moisés
escribió tanto Génesis como Éxodo, y que los lectores originales fueron el
pueblo de Israel en el desierto alrededor del 1440 a.C.
Es más, la expresión «y hubo noche y hubo mañana»
no se halla en ninguna otra parte del Antiguo Testamento hebreo, así que no se
puede decir que sea una expresión común usada para designar un día normal.
2. El tercer día de la creación no puede ser muy largo, porque no hubo sol
sino hasta el cuarto día, y las plantas no pueden vivir mucho tiempo sin luz.
En respuesta a esto, se podría decir que la luz que Dios creó el primer día energizó
a las plantas por millones de años. Pero eso supondría que Dios creó una luz
que es casi exactamente como la luz del sol en brillo y poder, pero que con
todo no es luz del sol, lo que es una sugerencia insólita.
3. Es dificil evadir la conclusión de que en los Diez Mandamientos la
palabra día denota un día de veinticuatro horas:
Acuérdate Del Sábado, Para Consagrarlo. Trabaja Seis Días, Y Haz En
Ellos Todo Lo Que Tengas Que Hacer, Pero El Día Séptimo Será Un Día De Reposo
Para Honrar Al Señor Tu Dios. Acuérdate De Que En Seis Días Hizo El Señor Los
Cielos Y La Tierra, El Mar Y Todo lo Que Hay En Ellos, Y Que Descansó El
Séptimo Día. Por Eso El Señor Bendijo Y Consagró El Día De Reposo (Éx 20:
8-11).
Ciertamente
en ese pasaje el «día» sabbat es un día de veinticuatro horas. Y ¿no deberíamos
decir que el versículo 11, que en la misma oración dice que el Señor hizo el
cielo y la tierra en «seis días», usa «día» en el mismo sentido? Esto es, de
nuevo, un argumento de peso, y en balance da persuasividad adicional a la
posición de un día de veinticuatro horas.
Pero,
de nuevo, no es muy conclusivo en sí mismo, porque uno pudiera responder que
los lectores estaban conscientes (de una lectura cuidadosa de Génesis 1-2) que
los días eran períodos de tiempo sin especificar, y que el mandamiento del
sabbat meramente le decía al pueblo de Dios que, así como él siguió un patrón
de seis más uno en la creación (seis períodos de trabajo seguidos de un período
de descanso), ellos debían seguir un patrón de seis más uno en sus vidas (seis
días de trabajo seguidos de un día de descanso; también seis años de trabajo
seguidos de un año sabático de descanso, como en Éx 23: 10-11).
De
hecho, en la misma oración de los Diez Mandamientos, «día» quiere decir «un
período de tiempo»: «Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se
alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da» (Éx 20: 12, RVR 1960).
Ciertamente aquí la promesa no es de días literales «alargados» (tales como
días de veinticinco o veintiséis horas), sino más bien que el período de la
vida de uno puede prolongarse sobre la tierra.
4. Los que están a favor de que «día» se refiere a un día de veinticuatro
horas también preguntan si en alguna otra parte de la Biblia hebrea la palabra
«días» en plural, especialmente cuando se les agrega un número (tal como «seis
días»), alguna vez se refiere a algo que no sea un día de veinticuatro horas.
NOTA: El texto hebreo no dice «que tus días puedan
ser muchos (heb. Rab») que es una expresión hebrea común (Gen 21. 34; 37: 34;
Éx2: 23; Nm9: 19,), sino «que tus días se alarguen» (heb. arak, «sean largos»,
usado también como longitud física en 1ª R 8: 8; Sal 129: 3; Is 54: 2 [«Alarga
tus cuerdas»]; Ez 31 :5).
Este
argumento no es convincente, sin embargo, porque,
(A) Un ejemplo plural de «días» para significar un período de tiempo se
halla en Éxodo 20: 12, que se consideró en el párrafo previo, y;
(B) Si la palabra claramente toma el sentido de «período de tiempo» en
singular (que lo toma, como todos admiten), entonces hablar de seis «períodos»
tales de tiempo ciertamente tiene que haber sido comprensible para los
lectores, aun si el Antiguo Testamento en ninguna otra parte tuviera ejemplos
de tales significados. El hecho de que tal expresión no aparezca en otras
partes quizá solo quiere decir que no hubo otra ocasión para usarla en otra
parte.
5. Cuando Jesús dice: «Pero al principio de la creación Dios "los
hizo hombre y mujer"» (Mr 10: 6), implica que Adán y Eva no fueron creados
miles de millones de años después del principio de la creación, sino en el
principio de la creación.
Este
argumento tiene algo de fuerza, pero los que abogan por una tierra vieja pueden
responder que Jesús simplemente está refiriéndose a la totalidad de Génesis 1-2
como el «principio de la creación», en contraste con el argumento de las leyes
de
Moisés
en las que los fariseos dependían (v. 4).
He
dado una respuesta a cada uno de los cinco argumentos a favor de un día de
veinticuatro horas, pero estas respuestas tal vez no persuadan a sus
proponentes.
Estos
responderían a la posición de «período de tiempo» como sigue:
(1) Por supuesto, es verdad que día puede significar «período de tiempo» en
muchos lugares del Antiguo Testamento, pero eso no demuestra que día deba tener
ese significado en Génesis 1.
(2) El sexto día de la creación no tiene necesariamente que haber durado
más de veinticuatro horas, especialmente si Adán sólo le puso nombre a las
principales clases representativas de aves y de «todos los animales del campo»
(Gn 2:20).
(3) Aunque no había sol que marcara los primeros tres días de la creación,
la tierra ya giraba sobre su eje a una velocidad fija, y había la «luz» y las
«tinieblas» que Dios creó en el primer día (Gn 1: 3-4), y que él llamó a la luz
«día» y a las tinieblas (Noche) (Gn 3: 5). Así que Dios de alguna manera
produjo una alternación de días y noches desde el primer día de la creación,
según Génesis 1:3-5.
¿Qué
debemos concluir en cuanto a la duración de los días en Génesis 1? No parece
ser fácil decidir con la información que tenemos ahora. No es cuestión de
«creer en la Biblia» o «no creer en la Biblia», ni tampoco es cuestión de
«ceder ante la ciencia -moderna» o «rechazar las conclusiones claras de la
ciencia moderna».
Incluso
los que creen en la completa veracidad de la Biblia (como el presente autor), y
que retienen alguna duda en cuanto a períodos excepcionalmente largos de tiempo
que los científicos proponen en cuanto a la edad de la tierra (tal como el
presente autor), la cuestión no parece fácil de decidir.
Al
presente, considerando el poder de la palabra creativa de Dios y lo inmediato
con que parece recabar respuesta, el hecho de que «la noche y la mañana» y la
numeración de los días todavía sugieren días de veinticuatro horas, y el hecho
de que Dios parece no haber tenido ningún propósito para demorar la creación
del hombre por miles o incluso millones de años, me parecen ser consideraciones
fuertes a favor de una posición de un día de veinticuatro horas.
Pero
incluso aquí hay buenos argumentos en el otro lado: al que vive para siempre,
para quien «un día es como mil años, y mil años como un día» (2ª P 3: 8), que
se deleita en llevar a la práctica gradualmente todos sus propósitos en el
tiempo, tal vez quince mil millones de años fue simplemente la cantidad
apropiada de tiempo que le llevó preparar el universo para la llegada del
hombre, y cuatro mil quinientos millones de años para preparar la tierra.
La
evidencia de antigüedad increíble en el universo entonces serviría como un
recordatorio vívido de una naturaleza incluso más asombrosa de la eternidad de
Dios, así como el increíble tamaño del universo nos hace maravillarnos de la
incluso mayor omnipresencia y omnipotencia de Dios.
Por
consiguiente, con respecto a la duración de los días de Génesis 1, la
posibilidad se debe dejar abierta de que Dios haya escogido no darnos
suficiente información para arribar a una decisión clara sobre este asunto, y
que la prueba real de fidelidad a él debe ser el grado en que podemos actuar en
amor hacia los que con buena conciencia y con plena creencia en la Palabra de
Dios sostienen una posición diferente en este asunto.
4. TANTO LA TEORÍA DE UNA «TIERRA VIEJA» COMO DE UNA «TIERRA JOVEN») SON
OPCIONES VÁLIDAS PARA LOS CRISTIANOS DE HOY QUE CREEN EN LA BIBLIA.
Después
de hablar de varias consideraciones preliminares respecto a la edad de la
tierra, llegamos finalmente a los argumentos específicos de los conceptos de
una tierra vieja y una tierra joven.
A. TEORÍAS DE UNA «TIERRA
VIEJA» EN CUANTO A LA CREACIÓN.
En
esta primera categoría mencionaremos dos puntos de vista que sostienen los que
creen en una tierra vieja con una edad de entre cuatro mil quinientos millones
de años y un universo de alrededor de quince mil millones de años.
(1)
PUNTO DE VISTA DE DÍA-EDAD:
Muchos
que creen que la tierra tiene muchos millones de años mantienen que los días de
Génesis 1 son «edades» extremadamente largas de tiempo. Los argumentos que
ofrecimos arriba en cuanto a días largos en Génesis 1 se aplican aquí, y, como
hemos explicado arriba, las palabras del texto hebreo en efecto permiten que
los días sean períodos largos de tiempo.
La
ventaja evidente de esta noción es que, si los cálculos científicos actuales
que dicen que la tierra tiene cuatro mil millones de años son correctos, eso
explica cómo la Biblia concuerda con ese hecho.
Entre
los evangélicos que tienen el concepto de una tierra vieja, esta es una
posición común. A veces a esta noción se le llama «concordista» porque procura
buscar acuerdo o «concordia» entre la Biblia y las conclusiones científicas en
cuanto a fechas.
Muchos
se han visto atraídos a esta posición debido a la evidencia científica respecto
a la edad de la tierra. Un estudio muy útil de lo que dicen los teólogos y
científicos respecto a la edad de la tierra, desde la antigua Grecia al siglo
veinte, se halla en un libro por un geólogo profesional que también es
cristiano evangélico, Davis.
NOTA: Una variación de esta noción sería decir que
seis días fueron días de veinticuatro horas, pero que hubo millones de años
entre cada día y el siguiente. Esto es ciertamente posible, pero la dificultad
con esta noción es que parece importar .brechas» entre todos los días
simplemente para dar cuenta de la cronología denáfica, sin ninguna clara
evidencia en el texto que la respalde.
Esta noción la defienden
Robert C. Newman y Herman J. Eckelmann, Jr., Genesis One and the Origin of the
Earth (Inter Varsity Press, Downers Grave, m., 1977).
A. Young, Christianity and the Age of the Earth. Young
demuestra que en los siglos XIX y XX muchos geólogos cristianos, bajo el peso
de lo que parecía evidencia abrumadora, han concluido que la tierra tiene como
cuatro mil millones de años.
Aunque
algunos proponentes de una «tierra joven» (véase la explicación más abajo) han
aducido que las técnicas radiométricas de fechado son inexactas debido a los
cambios que ocurrieron en la tierra en tiempo del diluvio, Young nota que el
fechado radiométrico de rocas de la luna y de los meteoritos que recientemente
han caído a la tierra, que no pudieron haber sido afectados por el diluvio del
tiempo de Noé, coinciden con muchas otras evidencias radiométricas de varios
materiales de la tierra, y que los resultados de estas pruebas son
«asombrosamente constantes en señalar alrededor de cuatro mil millones a cuatro
mil setecientos mil millones de anos».
Algunos
de los argumentos más poderosos de Young a favor de una tierra vieja, además del
fechado radiométrico, incluye el tiempo requerido para que la magma líquida se
enfriara (alrededor de un millón de años para una formación larga en California
del Sur), el tiempo y la presión requeridas para la formación de muchas rocas
metamórficas que contienen fósiles pequeños (algunos evidentemente pudieron
formarse sólo por la presión de estar sepultados de veinte a cuarenta
kilómetros bajo tierra y más tarde sacados a la superficie; pero ¿cuándo pudo
haber sucedido esto si la tierra es joven?),
El deslizamiento
continental (campos de rocas que tienen fósiles cerca de las costas de África y
Sudamérica al parecer estuvieron previamente unidas, y luego se separaron por
el deslizamiento continental, algo que no pudo haber sucedido en veinte mil
años al ritmo presente de dos centímetros por año): y los arrecifes de coral
(algunos de los cuales evidentemente habrían requerido cientos de miles de años
de depósitos graduales para alcanzar su estado presente): Varios otros
argumentos, especialmente de la astronomía, los han resumido por la teoría de
día-edad es una posición atractiva para los que abogan por una tierra vieja.
NOTA: Los arrecifes de coral no se forman por la
inmensa presión de un diluvio, sino por diminutas criaturas marinas (llamadas
pólipos de coral) que se juntan una a otra y construyen coloridas formaciones
calcáreas al sacar carbonato de calcio del agua del mar y depositarlo alrededor
de la parte inferior que su cuerpo. Cuando mueren, sus «esqueletos» calcáreos
quedan detrás y, en decenas de miles de años, se formaron gigantescos arrecifes
coral. Esto puede suceder sólo en agua más caliente que 180 C, y en agua clara
y de poca profundidad lo suficiente para que tenga lugar la foto síntesis en
las algas, que los pólipos de coral necesitan Para producir sus esqueletos.
Ellos muestran que la duración del tiempo requerido
para que la luz llegue a la tierra no es la única evidencia astronómica para un
universo muy viejo; medidas de los movimientos de las estrellas muestran que el
universo evidentemente ha estado expandiéndose por más de 15 mil millones de
años; la radiación de trasfondo en el universo da una edad similar; y la clase
de luz que viene de ciertas estrellas muestran que las estrellas tienen una
edad consistente con este cálculo.
Los proponentes
de una tierra joven (véase más abajo) pueden decir que Dios creó los rayos de
luz en su lugar de modo que Adán y Eva pudieran ver las estrellas, pero es
mucho más difícil explicar por qué Dios tuvo que haber creado estas otras
evidencias tan consistentes con un universo que tiene alrededor de 15 mil
millones de años.
El concepto
día-edad ciertamente es posible, pero tiene varias dificultades:
(1) La secuencia de eventos en Génesis 1 no encaja exactamente con el
concepto científico actual del desarrollo de la vida, que pone las criaturas
marinas (día 5) antes de los árboles (día 3), e insectos y otros animales
terrestres (día 6), así como los peces (día 5), antes de las aves (día 5).
(2) La más grande dificultad de esto es que pone el sol, la luna y las
estrellas (día 4) millones de años después de la creación de plantas y árboles
(día 3). Eso no tiene ningún sentido según la opinión científica corriente, que
cree que las estrellas se formaron mucho antes de la tierra o de cualquier
criatura viva sobre la tierra.
Tampoco
tiene sentido en términos de la manera en que la tierra opera ahora, porque las
plantas no crecen sin luz del sol, y hay muchas plantas (día 3) que no
polinizan sin aves o insectos voladores (día 5), y hay muchas aves (día 5) que viven
de insectos que se arrastran (día 6). Es más, ¿cómo se mantuvieron las aguas de
la tierra sin congelarse por millones de años sin el sol?
En
respuesta, los que sostienen el concepto concordista dicen que el sol, la luna
y las estrellas fueron creadas en el día 1 (la creación de la luz), antes del
día 1, cuando «Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra» (Gn 1:1), y
que el sol, la luna y las estrellas fueron solamente hechas visibles o
reveladas en el día 4 (Gn 1:14-19).
Pero
este argumento no es muy convincente, porque los otros cinco días de la
creación no incluyen ninguna revelación de algo que fue creado previamente sino
en realidad la creación de las cosas por primera vez. Es más, las afirmaciones
en cuanto a la creación son similares a las de los demás días: «y dijo Dios:
¡Que
haya luces en el firmamento que separen el día de la noche; que sirvan como
señales de las estaciones, de los días y de los años, y que brillen en el
firmamento para iluminar la tierra!" Y sucedió así» (Gn 1: 14-15). Esta es
la forma del lenguaje que se usa en los versículos 3, 6, 11, 20 Y 24 para crear
las cosas, no para revelarlas.
Todavía
más, la creación (no la revelación) del sol, la luna y las estrellas se
menciona explícitamente en una oración: «Dios hizo los dos grandes astros: el
astro mayor para gobernar el día, y el menor para gobernar la noche. También
hizo las estrellas» (Gn 1: 16).
Aquí
la palabra «hizo» (heb. asáh) es la misma palabra que se usa cuando Dios hizo
el firmamento, los animales de la tierra, y el hombre (Gn 1: 7, 25, 26); y en
ninguno de estos casos se usa para hablar de revelar algo hecho previamente.
El
hebreo asáh también es la palabra que se usa en el resumen del versículo 31:
«Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno». Este
frecuente uso en todo Génesis 1 hace muy improbable que Génesis 1: 16 se
refiera solo a revelar el sol, la luna y las estrellas.
Pero
una modificación del concepto día-edad en respuesta a estas objeciones parece
posible. Los verbos en Génesis 1:16 se pueden tomar como perfectos, indicando
algo que Dios había hecho antes: «Dios había hecho los dos grandes astros: el
astro mayor para gobernar el día, y el menor para gobernar la noche. También
había hecho·' las estrellas». Gramaticalmente esto es posible (así es como la
NIV traduce la misma forma verbal en 2:8 y 2:19, por ejemplo).
NOTA: Por supuesto, las hipótesis científicas
actuales de estas secuencias pueden ser incorrectas.
El segundo verbo es implicado por el marcador de
objeto directo pero no está expresado en el texto hebreo; tomaría la misma
forma del primer verbo en la oración.
Esto
implicaría que Dios había hecho el sol, la luna y las estrellas anteriormente
(en v. 1, la creación de los cielos y la tierra, o en el v. 3, la creación de la
luz) pero sólo las colocó cerca de la tierra en el día 4 o permitió que se
vieran desde la tierra en el día 4 (vv. 14-15, 17-18). Esto permite que la
palabra hizo (asdh) quiera decir «creó» y así evite la dificultad mencionada
arriba con la idea de que significa «reveló» en el versículo 16.
Esta
opción sigue siendo una posibilidad genuina en cuanto al concepto día-edad, y
de hecho este concepto es el que parece más persuasivo para el presente autor,
si se adopta la posición de una tierra vieja. Con respecto a la luz necesaria
para las plantas y el calor necesario para las aguas, había luz disponible
desde el día 1; incluso si no estamos seguros de si la luz era luz del sol y
las estrellas o la luz de la gloria de Dios (que reemplazará al sol en la nueva
Jerusalén, Ap 21: 23):
Otra
respuesta del concepto de día-edad pudiera ser que el cuarto día no está
exactamente en secuencia, aunque se da un bosquejo global de la obra progresiva
de Dios. Sin embargo, una vez que empezamos a cambiar la secuencia de acontecimientos
que es tan prominente en esta progresión de seis días creativos, es dudoso que
necesitemos permitir que el texto nos diga algo aparte del simple hecho de que
Dios creó las cosas; pero en ese caso, inquirir respecto aja edad de la tierra
es innecesario.
(En la
siguiente sección se hablará más de la alteración de la secuencia de días ).
(2)
CONCEPTO DEL MARCO LITERARIO:
Otra
manera de interpretar los días de Génesis 1 ha logrado un buen número de
seguidores entre los evangélicos. Como arguye que Génesis 1 no nos da ninguna
información en cuanto a la edad de la tierra, sería compatible con los cálculos
científicos presentes de una tierra muy vieja.
Este
concepto arguye que los seis días de Génesis 1 no tienen la intención de
indicar una secuencia cronológica de eventos, sino que son más bien un «marco
de trabajo» literario, que el autor usa para hablarnos de la actividad creadora
de Dios. El esquema está construido hábilmente de modo que los tres días y los
segundos tres días corresponden entre sí.
Día 1:
Días de formar: Separación de la luz y la oscuridad
Día 2
Separación del cielo y las aguas Separación de la tierra y los mares,
Día 3:
Plantas y árboles
Días
de llenar
Día 4:
Sol, luna y estrellas (lumbreras en el cielo)
Día 5:
Peces y aves
Día 6:
Animales y el hombre
NOTA: La cuestión de la po1inización sin aves e
insectos sigue siendo una dificultad para esta noción, aunque se debería notar
que incluso hoy muchas plantas se auto polinizan o el viento las poliniza de
forma cruzada, aunque no podemos estar seguros que la po1inización por insectos
voladores fue requerida antes de la caída y antes de que la creación quedara completa.
De modo similar, la necesidad de que algunas aves vivan de insectos que se
arrastran es una dificultad, pero posiblemente comían sólo plantas y semillas
antes de la caída.
De
esta manera se ve una construcción paralela.
En el
día 1 Dios separa la luz y la oscuridad, en tanto que en el día 4 pone el sol,
la luna y las estrellas en la luz y las tinieblas.
En el
día 2 separa las aguas y el cielo, en tanto que en el día 5 pone los peces en
el agua y las aves en el cielo.
En el
día 3 separa la tierra seca y los mares y hace crecer las plantas, en tanto que
en el día 6 pone a los animales y al hombre en la tierra seca y les da las
plantas para comer.
Según
el concepto del «marco de trabajo», Génesis 1 no se debería leer como si el
autor quisiera informamos de la secuencia de días, ni del orden en que fueron
creadas las cosas, ni tampoco como que quiere decimos el tiempo que tomó la
creación.
El
arreglo de seis «días» es un recurso literario que el autor usa para enseñamos
que Dios lo creó todo. Los seis «días», que no son ni días de veinticuatro
horas ni tampoco períodos largos de tiempo, nos dan seis «cuadros» diferentes
de la creación, y nos dicen que Dios hizo todo lo que tenía que ver con la
creación, que el pináculo de su actividad creadora fue el hombre, y que sobre
toda la creación está Dios mismo, que descansó en el séptimo día y que llamó al
hombre, por consiguiente, a adorarle en el día del sabbat:'
En las
palabras de un reciente proponente de esta posición: «La cronología no tiene
lugar aquí»:· Los atractivos a favor de esta hipótesis son:
(1) La límpida correspondencia entre los pares de días como se muestra en
la tabla anterior,
(2) El hecho de que evita todo conflicto con la ciencia moderna en cuanto a
la edad de la tierra y la edad de las criaturas vivas (puesto que no se implica
ninguna cronología),
(3) La manera en que evita el conflicto de secuencia entre Génesis 1 y 2 en
el cual el hombre (Gn 2:7) parece ser formado antes de las plantas (Gn 2: 8) y
los animales (Gn2: 19), secuencia diferente de Génesis 1, y;
(4) El hecho de que Génesis 2:5 muestra que los «días» de la creación no
fueron días literales de veinticuatro horas, porque dice que no había plantas
en la tierra porque todavía no había llovido, algo que no tendría sentido en
una creación de seis días, puesto que las plantas ciertamente pueden sobrevivir
tres o cuatro días sin lluvia.
Varios
puntos se pueden indicar contra la teoría del marco de trabajo.
1. Primero, la correspondencia propuesta entre los días de la creación no
es ni aproximadamente tan exacta como sus proponentes han supuesto. El sol, la
luna y las estrellas creadas en el día 4, «Que haya luces en el firmamento» (Gn
1: 14), son colocadas no en ningún espacio creado en el día 1 sino en el
«firmamento» (heb. raquía) que fue creado en el día 2. Es más, la
correspondencia en lenguaje es muy explicito.
Este
«firmamento» no se menciona para nada en el día 1 pero cinco veces en el día 2
(Gn 1:6-8) y tres veces en el día 4 (Gn 1: 14-19). Por supuesto, el día 4
también tiene correspondencias con el día 1 (en términos de día y noche, luz y
oscuridad), pero si decimos que los segundos tres días muestran la creación de
cosas que llenan las formas o espacios creados en los primeros tres días,
entonces el día 4 se superpone por lo menos tanto con el día 2 como con el día
1.
Además,
el paralelo entre el día 2 y el día 5 no es exacto, porque en cierto sentido la
preparación de un espacio para los peces y las aves del día 5 no aparece en el
día 2 sino en el día 3. No fue sino hasta el día 3 que Dios reunió las aguas y
las llamó «mares» (Gn 1: 1O), Y en el día 5 les ordena a los peces «llenen las
aguas de los mares» (Gn 1: 22).
De
nuevo, en los versículos 26 y 28 a los peces se les llama «los peces del mar»,
con lo que se da un repetido énfasis a que la esfera en que los peces habitan
fue formada específicamente en el día 3. Por tanto, los peces formados en el
día 5 parecen pertenecer mucho más al lugar preparado para ellos en el día 3
que a las aguas ampliamente dispersas bajo el firmamento el día 2.
Establecer
un paralelo entre el día 2 y el día 5 enfrenta más dificultades en que nada es
creado en el día 5 para que habite en las «aguas sobre el firmamento», y los
seres voladores creados en este día (la palabra hebrea incluiría insectos
voladores y aves) no solo vuelan en el firmamento creado en el día 2, sino que
también viven y se multiplican en la «tierra» o «tierra seca» creada en el día
3. (Note el mandamiento de Dios en el día 5:
¡Qué
las aves se multipliquen sobre la tierra! [Gn 1: 22]. Finalmente, el paralelo
entre el día 3 y el día 6 se pierde porque nada se crea en el día 6 que llene
los mares que fueron reunidos en el día 3. Con todos estos puntos de
correspondencia imprecisa y superposición entre lugares y cosas creados para llenarlos,
el supuesto (marco de trabajo) literario, aunque tiene una apariencia inicial
de pulcritud, resulta ser menos y menos convincente al examinar más de cerca el
pasaje.
2. Puesto que todas las propuestas para comprender Génesis 1 intentan
proveer explicaciones para datos científicos en cuanto a la edad de la tierra,
este no es un argumento singular a favor de la teoría del marco de trabajo.
Sin
embargo, debemos reconocer que uno de los aspectos del atractivo de esta teoría
es el hecho de que les quita a los evangélicos el peso de incluso tratar de
reconciliar los hallazgos científicos y Génesis 1. S
in
embargo, en las palabras de uno de los que proponen esta teoría, (Tan grande es
la ventaja, y para algunos el alivio, que podría constituir una tentación).
Sabiamente añade: (No debemos auspiciar la teoría en base a su conveniencia
sino sólo si el texto nos lleva en esa dirección).
3. Los que no han adoptado la teoría del marco del trabajo no ven
conflicto en la secuencia entre Génesis 1 y 2, porque generalmente se entiende
que Génesis 2 no implica ninguna descripción de secuencia en la creación
original de animales o plantas, sino que sencillamente recapitula algunos de
los detalles de Génesis 1 importantes para el relato específico de la creación
de Adán y Eva en Génesis 2.
La
NIV, en inglés, evita la apariencia de conflicto al traducir: (Dios había
plantado un jardín al oriente del Edén) (Gn 2:8) y (Ya el Señor Dios había
formado de la tierra toda ave del cielo y animal del campo» (Gn 2:19).
4. Génesis 2:5 en realidad no dice que no había plantas en la tierra
porque la tierra estaba demasiado seca para sustentarlas. Si adoptamos ese
razonamiento, tendríamos también que decir que no había plantas porque no
existía el hombre para que la cultivara (Gn 2:5), porque ésta es la segunda
mitad del comentario en cuanto a que no había caído lluvia sobre la tierra.
Además,
el resto de la oración dice que la tierra era lo opuesto a ser demasiado seca
para sustentar las plantas: ((salía de la tierra un manantial que regaba toda
la superficie del suelo» (Gn 2: 6). La afirmación de Génesis 2:5 se debe
entender simplemente como una explicación del marco de tiempo general en el
cual Dios creó al hombre.
Génesis
2: 4-6 pone el escenario, y nos dice que «aún no había ningún arbusto del campo
sobre la tierra, ni había brotado la hierba, porque Dios el Señor todavía no
había hecho llover sobre la tierra ni existía el hombre para que la cultivara.
No obstante, salía de la tierra un manantial que regaba toda la superficie del
suelo».
La
afirmación en cuanto a que no había lluvia y ningún hombre para que cultivara
la tierra no era la razón física por la que la tierra no tenía plantas, sino
sólo explica que la obra de creación divina todavía no estaba completa. Esta
introducción nos lleva de regreso a los primeros seis días de la creación como
un ambiente general a los días «cuando Dios el Señor hizo la tierra y los
cielos» (Gn 2: 4).
Entonces,
en ese escenario abruptamente se introduce el principal punto del capítulo 2:
la creación del hombre.
El
texto hebreo no incluye la palabra «entonces» al principio del versículo 7,
sino que simplemente empieza: «y Dios el Señor formó al hombre» (Gn 2. 7).
5. Finalmente, el argumento más fuerte en contra del concepto del marco
del trabajo, y la razón por la que comparativamente pocos evangélicos lo han
adoptado, es que la totalidad de Génesis 1 fuertemente sugiere no simplemente
un marco de trabajo literario sino una secuencia cronológica de eventos.
Cuando
la narración procede de los aspectos menos complejos de la creación (luz y
oscuridad, agua, firmamento y tierra seca) a los aspectos más complejos (peces
y aves, animales y el hombre), progresivamente construimos una secuencia
ordenada de acontecimientos que son completamente comprensibles
cronológicamente.
Cuando
una secuencia de números (1-2-3-4-5-6) se asigna a un conjunto de días que
corresponden exactamente a la semana ordinaria que experimentan los seres
humanos (día 1, día 2, día 3, día 4, dia 5, día 6, día 7, con descanso en el
día 7), la implicación de secuencia cronológica en la narración es casi
ineludible. La secuencia de días parece más claramente ser la intención que un
marco de trabajo literario que en ninguna parte se hace explícito en el texto,
y en el que simplemente muchos detalles no encajan. Como Derek Kidner observa:
La Marcha De Días Es Un Progreso Demasiado Majestuoso Para No Llevar
Ninguna Implicación De Secuencia Ordenada; También Parece Demasiado Sutil
Adoptar Una Noción Del Pasaje Que No Toma En Cuenta Una De Las Impresiones
Primarias Que Hace En El Lector Ordinario. Es Un Relato, No Sólo Una
Afirmación.
6. Una secuencia de días también se implica en el mandamiento de Dios a
los seres humanos para que imiten su patrón de trabajo más descanso: «Acuérdate
del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que
tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al
Señor tu Dios.
Acuérdate
de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que
hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y
consagró el día de reposo» (Éx 20: 8-11). Pero si Dios no creó la tierra
trabajando durante seis días y descansando en el séptimo, el mandamiento de
imitarle sería desorientador y no tendría sentido.
En
conclusión, si bien el concepto del «marco de trabajo» no niega la veracidad de
la Biblia, adopta una interpretación de la Biblia que, bajo examen más
cuidadoso, parece ser muy improbable.
B. TEORÍAS DE LA «TIERRA JOVEN» EN CUANTO A LA
CREACIÓN.
Otro
grupo de intérpretes evangélicos rechazan los sistemas de fechado que al
presente le dan a la tierra una edad de millones de años, y arguyen más bien
que la tierra es relativamente joven, que tal vez tiene de 10.000 a 20.000
años. Los que proponen la tierra joven han producido una serie de argumentos
científicos a favor de una reciente creación de la tierra.
Los
que sostienen la idea de una tierra joven por lo general defienden una o más de
las siguientes posiciones:
(1)
CREACIÓN CON UNA APARIENCIA DE VEJEZ (CREACIONISMO MADURO).
Muchos
que sostienen la idea de una tierra joven señalan que la creación original debe
haber tenido una «apariencia de vejez» incluso desde el primer día. (Otra expresión
que usan es «creacionismo maduro», puesto que afirma que Dios creó una creación
madura). La apariencia de Adán y Eva como adultos plenamente crecidos es un
ejemplo obvio.
Parecían
haber vivido tal vez veinte o veinticinco años, como si hubieran crecido desde
la infancia como los seres humanos normalmente crecen, pero en verdad tenían
menos de un día de edad. De modo similar, probablemente vieron las estrellas la
primera noche en que vivieron, pero la luz de la mayoría de las estrellas
hubiera llevado miles o incluso millones de años para llegar a la tierra.
Esto
sugiere que Dios creó las estrellas con rayos de luz ya en su lugar; y los
árboles plenamente crecidos probablemente ya tenían sus anillos (Adán y Eva no
habrían tenido que esperar años antes de que Dios les dijera de cuáles árboles
del huerto podían comer y de cuáles no, ni habrían tenido que esperar semanas o
meses antes de que las plantas comestibles crecieran lo suficiente para
proveerles alimento).
Siguiendo
esta línea de razonamiento, ¿podríamos avanzar más y suponer que muchas
formaciones geológicas, cuando fueron creadas originalmente, tenían una
apariencia similar a formaciones que ahora tomarían miles o incluso millones de
años para completarse por los presentes procesos «lentos»?
Esta
sugerencia tiene al presente muchos que la sostienen, y, por lo menos
inicialmente, parece ser una propuesta atractiva. Los que sostienen esta
posición a menudo la combinan con ciertas objeciones a los procesos científicos
de fechado actual. Cuestionan cómo podemos estar seguros de la confiabilidad
del fechado radiométrico más allá de unos pocos miles de años, por ejemplo, y
cómo los científicos pueden saber que el ritmo de decadencia de ciertos
elementos ha sido constante desde la creación.
También
sugieren que acontecimientos tales como la caída y la subsecuente maldición de
la naturaleza (que alteró la productividad y balance ecológico de la tierra,
que hizo que el hombre mismo empezara a envejecer ya decaer, Gn 3: 17-19), o el
diluvio en tiempo de Noé (Gn 6-9), pueden haber producido diferencias
significativas en la cantidad de material radioactivo en las cosas vivas. Esto
significaría que los cálculos de la edad de la tierra usando los métodos
presentes no serían exactos.
Una
objeción común a esta noción de «apariencia de edad» es que «hace a Dios un
engañador evidente», algo que es contrario a su naturaleza. Pero ¿es Dios un
«engañador» si crea a un hombre y una mujer maduros en un día y luego nos dice
explícitamente que lo hizo así? ¿Qué si crea peces y animales maduros, y
árboles plenamente crecidos, y nos dice que lo hizo así? ¿Qué si permite que
Adán y Eva vean las estrellas que él creó para que las personas pudieran verlas
y darle gloria a él- en la primera noche en que ellos vivieron?
Antes
que manifestar engaño, parece que estas acciones apuntan a la infinita
sabiduría y poder de Dios. Esto es particularmente así si Dios explícitamente
nos dice que creó todo en «seis días».
De
acuerdo a esta posición, los engañados son los que rehúsan oír la propia
explicación de Dios de cómo surgió la creación.
El
problema verdadero con el concepto de apariencia de vejez es que hay algunas
cosas en el universo que no se pueden explicar fácilmente. Todos concuerdan con
que Adán y Eva fueron creados como adultos, no como niños recién nacidos, y por
consiguiente tuvieron una apariencia de edad. La mayoría de los que sostienen
días de veinticuatro horas en Génesis 1 también dirían que hubo una apariencia
de edad en las plantas y árboles, y con todos los animales cuando fueron
creados (la gallina fue antes del huevo), y probablemente lo mismo sucedió con
la luz de las estrellas.
Pero
la creación de fósiles presenta un problema verdadero, porque los cristianos
responsables no querrán sugerir que Dios esparció fósiles por toda la tierra
¡para dar una apariencia adicional de vejez! Esto no sería crear algo «en
proceso» o en un estado de madurez; sería crear los restos de un animal muerto,
no tanto para que el animal pudiera servirle a Adán y Eva, sino simplemente
para hacer que la gente pensara que la tierra era más vieja de lo que realmente
era.
Todavía
más, uno tendría que decir que Dios creó todos estos animales muertos y los
llamó «muy bueno»."
Si
bien la creación de las estrellas con rayos de luz en su lugar y árboles ya
desarrollados tendría el propósito de capacitar al ser humano para glorificar a
Dios por la excelencia de su creación, depositar fósiles en la tierra solo
podría ser para desorientar y engañar a los seres humanos en cuanto a la historia
de los inicios del mundo.
Más
problemático es que Adán, las plantas, los animales y las estrellas hubieran
parecido tener diferentes edades (porque fueron creados con funciones de
madurez desarrolladas), en tanto que las investigaciones geológicas modernas
dan aproximadamente el mismo cálculo de edad basados en fechados radiométricos,
cálculos astronómicos, formaciones de roca, muestras de piedras de la luna y
meteoritos, etc.
¿Por
qué Dios iba a crear tantas diferentes indicaciones de una tierra que tiene
cuatro mil quinientos millones de años de edad si no es cierto? ¿No sería mejor
concluir que la tierra tiene cuatro mil quinientos millones de años de edad, y
que Dios dejó muchas señales allí para mostrárnoslo en vez de implicar que nos
engañó?
Así que
parece que las únicas explicaciones creíbles de las evidencias fósiles que los
cristianos pueden adoptar son las siguientes:
(A) Los métodos de fechar actuales son incorrectos en proporciones
colosales debido a suposiciones erradas o debido a cambios que se produjeron a
consecuencia de la caída o del diluvio; o
(B) Los métodos de fechar actuales son aproximadamente correctos y la tierra
tiene millones o miles de millones de años.
NOTA: Debemos notar que los que proponen la tierra
vieja también tienen que tener a Dios hablando en Gn 1:31 y llamando a los
fósiles viejos «muy bueno». Esto no es una objeción decisiva si la muerte de los
animales antes de la caída no resultó del pecado, pero es una dificultad.
Sólo los proponentes de la geología del diluvio
(vea abajo) dirían que no existían fósiles en Gn 1: 31, sino que el diluvio los
depositó de repente en Gn 6-9. Esto, tal vez, es una consideración a favor de
la posición de geología del diluvio.
(2)
GEOLOGÍA DEL DILUVIO:
Otra
noción común entre los evangélicos es lo que se puede llamar «geología del
diluvio». Este es el concepto de que las tremendas fuerzas naturales desatadas
por el diluvio en el tiempo de Noé (Gn 6-9) significativamente alteraron la faz
de la tierra, causando la creación de carbón y diamantes, por ejemplo, dentro
del espacio de un año antes que en cientos de millones de años, debido a la
presión extremadamente alta ejercida por el agua sobre la tierra.
Esta
noción también aduce que el diluvio depositó los fósiles en capas de sedimento
increíblemente espesas por toda la tierra?6 Al concepto de la geología del
diluvio también se llama «neocatastrofismo» porque sus proponentes atribuyen la
mayoría del presente estatus geológico de la tierra a la inmensa catástrofe del
diluvio.
Los
argumentos geológicos presentados por los que proponen esta noción son técnicos
y difíciles de evaluar para quien no es especialista en esto. Personalmente,
aunque pienso que el diluvio de Génesis 6-9 fue mundial, y que en efecto tuvo
un impacto significativo sobre la faz de la tierra, y que todos los seres
humanos y animales vivos fuera del arca perecieron en el diluvio, no estoy
persuadido de que todas las formaciones geológicas de la tierra fueron causadas
por el diluvio del tiempo de Noé antes que por millones de años de
sedimentación, erupciones volcánicas, movimientos de glaciares, deslizamiento
continental y cosas por el estilo.
La
controversia sobre la geología del diluvio es contundentemente diferente de
todos los otros aspectos de disputa respecto a la creación, porque sus
proponentes no han persuadido casi a ningún geólogo profesional, ni siquiera a
los que son cristianos evangélicos que creen en la Biblia.
En
contraste, los libros que objetan la evolución que hemos mencionado arriba son
un historial de ciento treinta años de objeciones convincentes a la evolución
darwiniana que ha levantado un significante número de biólogos, bioquímicos,
zoólogos, antropólogos y paleontólogos, tanto cristianos como no cristianos,
debido a que la evolución tiene tantos problemas para explicar hechos evidentes
partiendo de la observación del mundo creado.
Si las formaciones geológicas presentes se
pudieran explicar sólo como resultado de un diluvio universal, ¿no sería esto
evidente incluso para los que no son cristianos que miran la evidencia? ¿No
estarían los cientos de cristianos que son geólogos profesionales preparados
para reconocer la evidencia si estuviera allí? Pudiera ser que los geólogos del
diluvio tuvieran razón, pero sí la tienen, esperaríamos ver más progreso en
persuadir a algunos geólogos profesionales de que su caso es plausible.
5. CONCLUSIONES EN CUANTO A LA EDAD DE LA TIERRA.
¿Cuál
es entonces la edad de la tierra? ¿En dónde nos deja este debate? La
argumentación de Young a favor de una tierra vieja basada en muchos tipos de
datos científicos de diferentes disciplinas parecen (por lo menos para el
presente escritor) ser muy fuertes. Esto es particularmente cierto en cuanto a
los argumentos basados en rocas que contienen fósiles, arrecifes de coral,
deslizamiento continental, y la similitud de resultados de diferentes clases de
fechado radiométrico.
Los
argumentos de Newman y Eckelmann basados en la astronomía que indican un
universo muy viejo añaden peso significativo.
Es
comprensible, por un lado, que Dios pueda haber creado un universo en el cual
las estrellas parecían haber estado brillando quince mil millones de años, que
Adán pareciera haber vivido veinticinco años, que algunos árboles parecieron
tener cincuenta años, y algunos animales parecieron haber vivido uno o diez
años.
Pero,
por otro lado, es dificil entender por qué Dios tuvo que haber creado docenas o
tal vez cientos de diferentes clases de rocas similares en la tierra, todas las
cuales en realidad solamente tenían un día de edad, pero que todas parecían
tener exactamente cuatro mil quinientos millones de años de edad exactamente la
edad aparente que también le dio a la luna y a los meteoritos- cuando también
tenían sólo un día de edad.
Es
dificil entender por qué la evidencia de los ciclos de la vida de las estrellas
y la expansión del universo hacen pensar que el universo tiene quince mil
millones de años si no los tiene. Es posible, pero parece improbable, creer que
el único propósito de Dios al dar todas estas edades al parecer uniformes fuera
desorientamos y no tener un universo maduro y funcionando a plenitud.
Así
que me parece que los que proponen la tierra vieja tienen un mayor peso de
evidencia científica a su lado, y parece que el peso de la evidencia científica
aumenta cada año.
Por
otro lado, las interpretaciones de Génesis 1 que presentan los que proponen la
tierra vieja, aunque posibles, no parecen naturales al sentido del texto. La
propia solución de Davis Young de «siete sucesivos días en sentido figurado de
duración indeterminadas» en realidad no resuelve el problema, porque está
dispuesto a reorganizar las actividades creadoras de Dios alrededor de los varios
días según sea necesario a fin de hacer que la secuencia sea científicamente
posible. Por ejemplo, piensa que algunos árboles fueron creados antes del día
5:
Podemos También Sugerir Que Aunque Las Aves Fueron Creadas En El Quinto
Dia, Las Aves Más Primitivas U Antepasados Avícolas Originales Fueron Formados
Milagrosamente Un Dia Antes Del Quinto. De Aquí Que La Información De Génesis 1
En Realidad Permite Alguna Superposición De Eventos De Los Días.
Si
existe esa superposición, todo lo que parece ser discrepancias entre Génesis 1
y la ciencia desaparecería.
Pero
este procedimiento nos permite decir que los acontecimientos de la creación
tuvieron lugar casi en cualquier tiempo, sin que importe si la Biblia dice que
ocurrieron entonces o no. Una vez que se adopta este procedimiento, al final
podemos saber muy poco, si acaso, en cuanto a la secuencia de los
acontecimientos de la creación partiendo de Génesis 1, porque cualquiera de los
eventos relatados allí puede haber tenido precursores en períodos de tiempo
anteriores.
Esto
difícilmente puede ser la impresión que se intentaba que los lectores
originales obtuvieran del pasaje. (Mucho más probable, sin embargo, es el
concepto modificado de día-edad presentada en las p anteriores).
6. LA NECESIDAD DE MAYOR COMPRENSIÓN.
Aunque
nuestras conclusiones son tentativas, en este punto de nuestra comprensión,
parece ser más fácilmente comprensible que la Biblia sugiere (pero no requiere)
una noción de tierra joven, mientras que los hechos observables de la creación
parecen cada vez más favorecer una noción de tierra vieja. Ambas nociones son
posibles, pero ninguna es cierta.
Y
debemos decir muy claramente que la edad de la tierra es un asunto que la
Biblia no enseña directamente, sino que es algo en lo cual pensamos solamente
derivando de la Biblia inferencias de mayor o menor probabilidad. Dada esta
situación, parecería mejor;
(1) Reconocer que Dios tal vez no nos permita hallar una solución clara a
esta cuestión antes de que Cristo vuelva, y;
(2) Animar a los científicos y teólogos evangélicos que se hallan en ambos
campos de la tierra joven o tierra vieja a que empiecen a trabajar juntos con
mucho menos arrogancia, mucha más humildad y un sentido mucho mayor de
cooperación en un propósito común.
Hay
dificultades con los puntos de vista de la tierra joven o la tierra vieja,
dificultades que los proponentes de cada noción a menudo parecen no poder ver
en sus propias posiciones.
Ciertamente
se hará progreso si los científicos de la tierra vieja o tierra joven que son
cristianos están más dispuestos a hablar unos con otros sin hostilidad, sin
ataques ad hominem, o acusaciones altamente emocionales, por un lado, y sin un
espíritu de condescendencia o arrogancia académica por el otro, porque estas
actitudes no convienen al cuerpo de Cristo, ni son características del camino
de sabiduría, que es «ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil,
llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera», y pleno
reconocimiento de que «el fruto de la justicia se siembra en paz para los que
hacen la paz» (Stg 3:17-18).
En
cuanto a evangelización y apologética hecha en publicaciones diseñadas para que
se lean fuera del mundo evangélico, los proponentes de la tierra joven o tierra
vieja podrían cooperar mucho más para amasar los argumentos extremadamente
fuertes a favor de la creación mediante diseño inteligente, y dejar a un lado
sus diferencias sobre la edad de la tierra.
Demasiado
a menudo los que proponen la tierra joven no han distinguido entre los argumentos
científicos a favor de la creación por diseño y los argumentos científicos a
favor de una tierra joven, y por consiguiente no han dejado que los que
proponen una tierra vieja se les unan en la batalla por la mente de la
comunidad científica que no es creyente.
Es
más, los proponentes de la tierra joven a veces no han reconocido que los
argumentos científicos a favor de una tierra joven (que a ellos les parecen muy
persuasivos) no son ni aproximadamente tan fuertes como los argumentos
científicos abrumadores a favor de la creación mediante diseño inteligente.
Como resultado los proponentes de una tierra joven demasiado a menudo han dado
la impresión de que los únicos verdaderos «creacionistas» son los que creen no
sólo en que Dios creó sino también en una tierra joven. El resultado ha sido
una división desdichada y falta de comunidad entre científicos que son
creyentes, para deleite de Satanás y tristeza del Espíritu Santo de Dios.
Finalmente,
podemos ver esta controversia con algo de esperanza de que habrá progreso
adicional en la comprensión científica de la edad de la tierra. Es probable que
la investigación científica en los próximos diez o veinte años inclinará el
peso de la evidencia decisivamente hacia una noción de tierra joven o una
noción de tierra vieja, y que el peso de la opinión erudita cristiana (de
eruditos bíblicos y científicos) empezará a inclinarse decisivamente en una
dirección u otra. Esto no debe producir alarma a los que proponen una u otra
posición, porque la veracidad de la Biblia no está amenazada (nuestras
interpretaciones de Génesis 1 tienen tanta incertidumbre que cualquier posición
es posible). Ambos lados necesitan crecer en el conocimiento de la verdad,
incluso si eso quiere decir abandonar posiciones largamente sostenidas.
F. APLICACIÓN
La
doctrina de la creación tiene muchas aplicaciones para los cristianos de hoy.
Nos
hacen darnos cuenta de que el universo material es bueno en sí mismo, porque
Dios lo creó bueno y quiere que lo usemos de maneras que le agraden. Por consiguiente,
debemos procurar ser como los primeros cristianos, que «compartían la comida
con alegría y generosidad» (Hch 2: 46), siempre con acción de gracias a Dios y
confianza en sus provisiones.
Un
aprecio saludable de la creación nos prevendrá de un falso ascetismo que niega
la bondad de la creación y las bendiciones que nos vienen por medio de ella.
También animará a algunos cristianos a hacer investigación científica y
tecnológica de la bondad de la abundante creación divina, o a apoyar tal
investigación.
La
doctrina de la creación también nos permitirá reconocer más claramente que el
estudio científico y tecnológico en sí mismo glorifica a Dios, porque nos
permite descubrir lo increíblemente sabio, poderoso y hábil que Dios fue en su
obra creadora. «Grandes son las obras del Señor; estudiadas por los que en
ellas se deleitan» (Sal 111: 2).
La
doctrina de la creación también nos recuerda que Dios es soberano sobre el
universo que él creó. Él lo hizo, y él es el Señor de todo ello. Le debemos a
él todo lo que somos y tenemos, y podemos tener plena confianza que en última
instancia derrotará a todos sus enemigos y se manifestará como Rey Soberano
para ser adorado para siempre. Además, si nuestros corazones están como es
debido, el increíble tamaño del universo y la asombrosa complejidad de todo lo
creado nos impulsará continuamente a adorarle y alabarle por su grandeza.
Finalmente,
como se indicó arriba, podemos de todo corazón disfrutar de actividades
creativas (artísticas, musicales, atléticas, domésticas, literarias, etc.) con
una actitud de agradecimiento porque nuestro Dios Creador nos permite imitarle
en nuestra creatividad.
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. ¿Hay maneras en que usted podría ser más agradecido a Dios por la
excelencia de su creación? Mire a su alrededor y dé algunos ejemplos de la
bondad de la creación que Dios le ha permitido disfrutar. ¿Hay maneras en que
usted podría ser un mejor mayordomo de las partes de la creación divina que él
ha puesto a su cuidado?
2. ¿Podría la bondad de todo lo que Dios creó animarle a tratar de
disfrutar de alimentos de diferentes clases de los que normalmente prefiere?
¿Se puede enseñar a los niños a agradecer a Dios por la variedad de cosas que
Dios nos ha dado para comer? ¿Provee la doctrina de la creación una respuesta
que podamos dar a algunos estrictos defensores de los derechos de los animales
que dicen que no debemos comer mete, pollo ni otras carnes, ni llevar ropa
hecha de pieles de animales, porque no somos más que otra forma de animales?
(Vea Gn 3: 21).
3. A fin de entender la desesperanza que sienten los que no son cristianos
contemporáneos, simplemente trate de imaginarse por un momento que usted cree
que no hay Dios, y que usted es simplemente producto de materia, más tiempo,
más casualidad, resultado espontáneo de cambios al azar en organismos a través
de millones de años. ¿Qué sentiría diferente en cuanto a usted mismo? ¿En
cuanto a otras personas? ¿En cuanto al futuro? ¿En cuanto al bien y al mal?
4. ¿Por qué sentimos gozo cuando podemos «subyugar» incluso una parte de
la tierra y hacerla útil para que nos sirva, sea cultivando legumbres,
desarrollando una mejor clase de plástico o metal o usando lana para tejer una
prenda de vestir? ¿Deberíamos sentir gozo por lograr estas y otras tareas? ¿Qué
otra cosa debemos sentir al hacerlas?
5. Cuando usted piensa en la inmensidad de las estrellas, y que Dios las
puso en su lugar para mostramos su poder y gloria, ¿cómo le hace eso sentirse
en cuanto a su lugar en el universo? ¿Es esto diferente de la manera en que se
siente el que no es creyente?
6. Antes de leer este capítulo, ¿qué pensaba usted en cuanto a la teoría
de la evolución? ¿Cómo ha cambiado su opinión, si es que ha cambiado?
7. ¿Cuáles son algunas cosas que los cristianos pueden aprender en cuanto
al debate teológico en general al observar la controversia presente sobre la
edad de la tierra? ¿Qué importancia tiene esta controversia para su fe
cristiana?
TÉRMINOS ESPECIALES
creación
ex nihilo, creacionismo maduro, creacionismo progresivo, deísmo, dualismo,
evolución teísta, geología del diluvio, hombre de Cro-magnon, horno sapiens,
inmanente, macro evolución, materialismo, micro evolución, neo-catastrofismo,
panteísmo, teoría concordista, teoría de día-edad, teoría del intervalo
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Nehemías
9:6: Sólo tú eres el SEÑOR! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos
con todas sus estrellas. Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar
con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!