¿CÓMO SABEMOS QUE DIOS EXISTE?
EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
¿Cómo
sabemos que Dios existe? La respuesta se puede dar en dos partes: Primera, todo
ser humano tiene un sentido interno de Dios. Segunda, creemos en la evidencia
que se halla en la Biblia y en la naturaleza.
A. EL SENTIDO HUMANO INTERNO DE DIOS
Toda
persona, en todas partes, tiene un sentido hondo e interno de que Dios existe,
que es su criatura, y que él es su Creador. Pablo dice que incluso los gentiles
que no creen han «conocido a Dios» pero no le honraron como Dios ni le dieron
gracias (Ro 1:21). Dice que los perversos incrédulos «cambiaron la verdad de
Dios por la mentira» (Ro 1:25), implicando que activamente o a propósito ellos
han rechazado algo de la verdad en cuanto a lo que sabían respecto a la
existencia y carácter de Dios. Pablo dice que «lo que se puede conocer acerca
de Dios es evidente para ellos», y añade que esto que es así «pues él mismo se
lo ha revelado» (Ro 1: 19).
Sin embargo
la Biblia también reconoce que algunos niegan este sentido interno de Dios e
incluso niegan que Dios exista. «El necio» dice en su corazón: «No hay Dios»
(Sal 14: 1; 53: 1). El malo primero «alaba al ambicioso y menosprecia al Señor»
y luego en su orgullo repetidamente piensa que «no hay Dios» (Sal 10: 3-4).
Estos
pasajes indican que el pecado lleva a las personas a pensar irracionalmente y
negar la existencia de Dios, y que es el que piensa irracionalmente o que ha
sido engañado el que dice: «No hay Dios».
Pablo
también reconoce que el pecado hará que las personas nieguen su conocimiento de
Dios; habla de los que «con su maldad obstruyen la verdad» (Ro 1: 18) y dice
que al hacer esto «nadie tiene excusa» por su negación de Dios (Ro 1: 20). Una
serie de verbos activos indica que esta es una supresión a propósito de la
verdad (Ro 1: 23, 25, 28, 32).'
En la
vida del creyente esta consciencia interna de Dios se hace más fuerte y más
distinta. Empezamos a conocer a Dios como nuestro Padre amante celestial (Ro 8:
15), el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de
Dios (Ro 8: 16), y llegamos a conocer a Jesucristo que vive en nuestros
corazones (Ef3: 17; Flp 3: 8, 10; Col 1: 27; Jn 14: 23). La intensidad de esta
consciencia en el creyente es tal que aunque no hayamos visto a nuestro Señor
Jesucristo, en verdad la amamos (1ª P 1: 8).
NOTA: Algunos niegan tener un sentido interno de
Dios; pero su consciencia de Dios a menudo se hace evidente en momentos de
crisis personal, cuando las convicciones profundamente asentadas en el corazón
se muestran en palabras y obras externas. Hace varios años iba como pasajero en
un coche con varios amigos, incluyendo una joven que en la conversación negaba
firmemente tener alguna consciencia interna de la existencia de Dios.
Poco después el coche patinó sobre el hielo y giró
a alta velocidad hasta dar un círculo completo. Antes de que el coche se
detuviera contra un banco grande de nieve (sin ningún daño serio) se podía oír
a la misma mujer implorando distintivamente: «¡Señor Jesús, por favor
ayudarnos!» Los demás nos quedamos viéndola asombrados cuando nos dimos cuenta
de que las propias palabras de su boca habían denegado su agnosticismo.
B. CREENCIA EN LA EVIDENCIA DE LA BIBLIA Y DE LA NATURALEZA
Además
de la consciencia interna del ser humano en cuanto a Dios que da claro
testimonio del hecho de que Dios existe, en la Biblia y en la naturaleza se ve
clara evidencia de su existencia.
La
evidencia de que Dios existe se halla, por supuesto, en toda la Biblia. Es más,
la Biblia por todas partes da por sentado que Dios existe. El primer versículo
de Génesis no presenta evidencia de la existencia de Dios sino que de inmediato
empieza a decimos lo que él ha hecho: «Dios, en el principio, creó los cielos y
la tierra». Si estamos convencidos de que la Biblia es verdad, entonces sabemos
por la Biblia no sólo que Dios existe sino también mucho en cuanto a su
naturaleza y sus acciones.
El
mundo también da evidencia abundante de la existencia de Dios. Pablo dice que
la naturaleza eterna de Dios y su deidad «se perciben claramente a través de lo
que él creó» (Ro 1: 20). Esta amplia referencia a «lo que él creó» sugiere que
en cierto sentido todo lo creado da evidencia del carácter de Dios. No
obstante, es el hombre mismo, creado a imagen de Dios, lo que más
abundantemente da testimonio de la existencia de Dios.
Siempre
que nos encontramos con otro ser humano, deberíamos (si nuestra mente está
pensando correctamente) damos cuenta de que una criatura tan increíblemente
intrincada, hábil, comunicadora, viva, pudo haber sido creada sólo por un
Creador infinito y todo sabio.
Además
de la evidencia que se ve en la existencia de los seres humanos vivos, hay
excelente evidencia adicional en la naturaleza. Bernabé y Pablo dicen que las
«lluvias del cielo y estaciones fructíferas» tanto como la «comida y alegría de
corazón» que todo ser humano experimenta y disfruta dan testimonio de Dios (Hch
14: 17).
David
habla del testimonio de los cielos: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, el
firmamento proclama la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia,
una noche a la otra se lo hace saber» (Sal 19: 1-2). Mirar al cielo de día o de
noche es ver el sol, la luna y las estrellas, firmamento y nubes, todo
continuamente declarando por su existencia, belleza y grandeza que un Creador
poderoso y sabio los hizo y los sostiene en su orden.
Esta
amplia variedad de testimonio de la existencia de Dios de varias partes del
mundo creado nos sugiere que en cierto sentido todo lo que existe da evidencia
de la existencia de Dios. Para los que tienen ojos para ver y evaluar la
evidencia correctamente, toda hoja de todo árbol, toda brizna de hierba, toda
estrella en el cielo y toda otra parte de la creación claman continuamente:
¡Dios me hizo! ¡Dios me hizo! ¡Dios me hizo! Si nuestros corazones y mentes no
estuvieran tan cegados por el pecado, sería imposible que viéramos
detenidamente una hoja de algún árbol y dijéramos: «Nadie creó esto; apareció
porque sí».
La
belleza de un copo de nieve, la majestuosa potencia de una tempestad, la
habilidad de la abeja, el sabor refrescante del agua fría, las increíbles
capacidades de la mano humana y miles otros aspectos de la creación no podían
haber llegado a existir aparte de la actividad de un Creador todopoderoso y
todo sabio.
Por
eso, para los que evalúan correctamente la evidencia, todo en la Biblia y todo
en la naturaleza prueban claramente que Dios existe y que es el Creador
poderoso y sabio que la Biblia describe que es. Por consiguiente, cuando
creemos que Dios existe basamos nuestra creencia no en una esperanza ciega
aparte de alguna evidencia, sino en una abrumadora cantidad de evidencias
confiables de la Palabra de Dios y de las obras de Dios. Es característica de
la fe verdadera que es una confianza que se basa en evidencia confiable, y la
fe en la existencia de Dios participa de esta característica.
Todavía
más, todas estas evidencias se pueden ver como pruebas válidas de la existencia
de Dios, aunque algunos las rechacen. Esto no quiere decir que la evidencia es
inválida en sí misma, sino sólo que los que rechazan la evidencia están
evaluándola erróneamente.
C. «PRUEBAS» TRADICIONALES DE LA
EXISTENCIA DE DIOS
Las
«pruebas» tradicionales de la existencia de Dios que han forjado filósofos
cristianos (y algunos no cristianos) en varios puntos de la historia son
esfuerzos por analizar la evidencia, especialmente la evidencia de la
naturaleza, de maneras extremadamente cuidadosas y lógicamente precisas, a fin
de persuadir a los seres humanos que no es racional rechazar la idea de la
existencia de Dios.
Si es
cierto que el pecado hace que las personas piensen irracionalmente, estas
pruebas son esfuerzos de hacer que las personas piensen racionalmente o
correctamente en cuanto a la evidencia de la existencia de Dios, a pesar de las
tendencias irracionales causadas por el pecado.
La
mayoría de las pruebas tradicionales para la existencia de Dios se pueden
clasificar en cuatro tipos principales de argumentos:
1. EL ARGUMENTO COSMOLÓGICO CONSIDERA EL HECHO DE QUE TODO
LO CONOCIDO EN EL UNIVERSO TIENE UNA CAUSA.
Por
consiguiente, razona, el universo mismo también debe tener una causa, y la
causa de un universo tan grande sólo puede ser Dios.
2. EL ARGUMENTO TELEOLÓGICO ES EN REALIDAD UNA SUBCATEGORÍA
DEL ARGUMENTO COSMOLÓGICO.
Enfoca
la evidencia de armonía, orden y diseño en el universo, y argumenta que su
diseño da evidencia de un propósito inteligente (la palabra griega telas quiere
decir «fin», «meta» o «propósito»). Puesto que el universo parece estar
diseñado con propósito, debe haber un Dios inteligente y con propósitos que lo
creó para que funcione de esa manera.
3. EL ARGUMENTO ONTOLÓGICO EMPIEZA CON LA IDEA DE DIOS, QUE
SE DEFINE COMO «MÁS GRANDE DE LO QUE SE PUEDE IMAGINAR».
Luego
argumenta que la característica de existencia debe corresponder a tal ser,
puesto que es más grande existir que no existir.
4. EL ARGUMENTO MORAL EMPIEZA CON EL SENTIDO DEL BIEN Y DEL
MAL QUE TIENE EL SER HUMANO, Y LA NECESIDAD DE QUE SE HAGA JUSTICIA, Y
ARGUMENTA QUE DEBE HABER UNA RAÍZ ONT- EN «ONTOLÓGICO» SE DERIVA DE UNA PALABRA
GRÍEGA QUE QUIERE DECIR «SEN).
Dios
que es fuente del concepto del bien y del mal y que algún día hará justicia a
toda persona.
Debido
a que todos estos argumentos se basan en hechos en cuanto a la creación que en
verdad son ciertos, podemos decir que todas estas pruebas (cuando se elaboran
cuidadosamente), son pruebas válidas en un sentido objetivo. Son válidas porque
evalúan correctamente la evidencia y razonan correctamente para llegar a una
conclusión verdadera; de hecho, el universo en efecto tiene a Dios como su
causa, y en efecto muestra evidencia de diseño con propósito, y en efecto Dios
existe como un ser más grande que nada que podamos imaginar, y Dios en efecto
nos ha dado un sentido del bien y mal y un sentido de que habrá un día de
juicio.
Los
hechos reales a que se refieren estas pruebas, por consiguiente, son ciertos, y
en ese sentido las pruebas son válidas, aunque no todos quedan convencidos.
Pero,
en otro sentido, si «válidas» quiere decir «capaces de obligar acuerdo incluso
de parte de los que empiezan con presuposiciones falsas», entonces, por
supuesto, ninguna de estas pruebas es válida porque ninguna de ellas puede
exigir acuerdo de todos los que las consideran. Sin embargo, esto se debe a que
muchos incrédulos empiezan con presuposiciones inválidas o no razonan
correctamente a partir de la evidencia; no se debe a que las pruebas sean
inválidas en sí mismas.
El
valor de estas pruebas, entonces, reside principalmente en superar algunas de
las objeciones intelectuales de los que no creen. No pueden llevar a los que no
creen a una fe que salva, porque eso surge al creer el testimonio de la Biblia.
Pero sí pueden ayudar a superar objeciones de parte de los que no creen, y,
para los creyentes, pueden proveer evidencia intelectual adicional para algo de
lo que ya están persuadidos debido a su propio sentido interno de Dios y por el
testimonio de la Biblia.
D. SÓLO DIOS PUEDE VENCER NUESTRO PECADO Y CAPACITAMOS PARA QUE ESTEMOS
PERSUADIDOS DE SU EXISTENCIA.
Finalmente,
se debe recordar que en este mundo pecador Dios debe capacitarnos para
persuadirnos o de lo contrario no creeríamos en él. Leemos que «El dios de este
mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del
glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2ª Co 4: 4).
Es
más, Pablo dice que «ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no
lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la
locura de la predicación, a los que creen» (1ª Co 1:21).
En
este mundo pecador, la sabiduría humana es inadecuada para llegar a conocer a
Dios; por eso la predicación de Pablo fue «con demostración del poder del
Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino
del poder de Dios (1 Co 2: 4-5). Dependemos de que Dios nos quite la ceguera y
la irracionalidad causada por el pecado y nos capacite para evaluar
correctamente la evidencia, creer lo que dice la Biblia y alcanzar la fe en
Cristo que salva.
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Cuando los serafines alrededor del trono de Dios claman: «Santo, santo,
santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria» (Is
6:3), ¿piensa usted que están viendo la tierra desde una perspectiva algo
diferente de la nuestra? ¿De qué maneras? ¿Cómo podemos empezar a ver el mundo
más desde esta perspectiva?
2. ¿Cuándo es más fuerte su sentido interno de la existencia de Dios?
¿Cuándo es más débil? ¿Por qué? ¿En cuál de esas situaciones se halla usted en
una condición más similar a la que tendrá en el cielo? ¿En cuál de estos tipos
de situaciones son más confiables sus juicios?
3. Mírese las manos. ¿Es más compleja o menos compleja que un reloj? ¿Es
lógico pensar que aparecieron por una simple combinación accidental de
elementos?
4. ¿Creen la mayoría de las personas en la existencia de Dios? ¿Ha sido
esto cierto a través de la historia? Si creen que Dios existe, ¿por qué no lo
adoran como es debido?
5. ¿Por qué algunos niegan la existencia de Dios? ¿Sugiere Romanos 1: 18
que a menudo hay un factor moral que influye su negativa intelectual de la
existencia de Dios (cf. Sal 14:1-3)? ¿Cuál es el mejor método de hablar con
alguien que niega la existencia de Dios?
TÉRMINOS ESPECIALES
Argumento
cosmológico, argumento moral, argumento ontológico, argumento teleológico,
sentido interno de Dios
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
Romanos 1: 18-20: Ciertamente, La Ira De Dios Viene Revelándose Desde El
Cielo Contra Toda Impiedad E Injusticia De Los Seres Humanos, Que Con Su Maldad
Obstruyen La Verdad.
Me Explico: Lo Que Se Puede Conocer Acerca De Dios Es Evidente Para
Ellos, Pues Él Mismo Se Lo Ha Revelado. Porque Desde La Creación Del Mundo Las
Cualidades Invisibles De Dios, Es Decir, Su Eterno Poder Y Su Naturaleza
Divina, Se Perciben Claramente A Través De Lo Que Él Creó, De Modo Que Nadie
Tiene Excusa.